El fenómeno de la automejora disminuye en respuesta al feedback recibido de los demás, nos ayuda a ser mejores y a equilibrar nuestra percepción propia con la realidad. Sin embargo, tal vez has recibido un consejo no solicitado últimamente, o una crítica de esas que se dicen constructivas pero no lo son. La realidad es que a todo el mundo le gusta expresar su opinión, a ti también, pero a veces los veredictos de los demás pueden hacer daño a la autoestima y amor propio de cualquiera cuando no versan sobre el desempeño, sino se tornan una crítica hacia la propia persona.

Además, suele resultar que los consejos no solicitados sean inútiles o, incluso, empeoren la situación —exceptuando, tal vez, los de una madre—. Esto es porque cuando las personas nos preparamos para hacer un juicio o diagnóstico, tomamos todos los síntomas u observaciones que el presente o el sujeto nos dan y en base a estos, damos una conclusión. Claramente, lo que las personas externas puedan observar de toda una personalidad, o bien lo que hayas podido resumirle a tu interlocutor en cinco minutos, no define la realidad y suele no ser lo suficientemente descriptivo y, por lo tanto, la conclusión tiende a estar sesgada. Es fácil tener un criterio sobre un informe, no lo es tanto sobre una persona.

Pero claro, cuando el llámese amigo, toma un papel de juez y expone su veredicto pasa a, aunque sea incorrecto, injusto e incompleto, empezar a defenderlo. Esto es el razonamiento motivado o cómo las personas tienden a defender sus propias creencias, aún si estas creencias son falsas e impiden ver el mundo más claramente. Cuando alguien pasa a dar tu opinión sobre ti, enseguida se cree que te conoce y la verdad, esto puede ser muy doloroso. ¿Qué se debe hacer cuando esto sucede?

«¿Deseas defender tus propias creencias o deseas ver el mundo lo más claramente posible? Porque a veces no es posible hacer las dos cosas» — Julia Galef.

Lo primero que se debe hacer es nada... todavía. Esto no es fácil, lo sé, pero es necesario. Hay que darse tiempo para tragar el juicio, y evitar el acto reflejo de defenderse. Dar argumentos en contra incita al otro a seguir dando argumentos que hinchen su “voz de la razón”. Es muy fácil que un consejo se convierta en una discusión sobre ti y lo malo que eres en determinada cosa, y además no creo que exista nada más desmotivante que eso.

Por otro lado hay personas que se cierran demasiado deprisa. Se sienten mal juzgados, atacados y no aprenden nada. “Así que soy esto o aquello, ¿eso crees de mi?, vaya...”. A veces hay que raspar por debajo de la retórica. La mayoría de retroalimentación positiva llega en forma de una etiqueta absurdamente vaga, mal pensada y mal dicha. Algo por el estilo de “intenta ser más creativo”: es tan poco concreto que casi parece una coletilla, pero siempre puede encerrar algo de verdad y ser desarrollado si se piensa.

críticas
Imagen: Mr-Vector7 - Shutterstock

Y en eso está el truco, en el desarrollo. Se parece a aplicar la técnica Feynman para revelar conocimiento falso: puede ayudar a demostrar quién tiene razón o cuanto menos, llegar a un consenso a medio camino entre los interlocutores de un debate. La técnica se basa en el rasgo cognitivo de que se aprende mejor explicando. El objetivo viene a ser que puedas describir el material con tus propias palabras, no en las palabras del material. Si tu explicación es poco clara, entonces es un indicador que no estás entendiendo bien la idea. Esto, extrapolado al caso que nos ocupa de un juicio, si la persona no puede dar ejemplos concretos o ampliar cómo, cuándo y por qué ha llegado a la conclusión de que no eres lo suficientemente creativo —por seguir el ejemplo anterior— en realidad no está seguro de lo que cree. Por ejemplo:

  • ¿Cuando dices “creativo”, puedes ampliar el concepto al que te refieres?
  • ¿Puedes ser un poco más específico acerca de los casos particulares en los que no estaba siendo creativo?
  • ¿Puedes dar ejemplos de qué es “creativo” para ti?
  • Específicamente, ¿qué estás sugiriendo que haga de manera diferente?

Contestando a preguntas pueden pasar un par de cosas. O bien descubres que la persona no puede defender ni concretar esa opinión y por tanto está totalmente equivocada sobre ti; o bien puedes llegar de esta forma, comprobando los puntos ciegos, a encontrar que en realidad esa persona no se estaba refiriendo a lo que tú habías imaginado y, luego de concretarlo, lleva la razón.

En ambos casos esta sencilla modificación del arte de opinar, hará más provechosa la experiencia para ambas partes. Para el receptor el consejo pasará de crítica vaga a información útil y para el emisor se llevará la sensación de que se toman sus aportes en serio. Además de que este sistema tiene más probabilidades de fortalecer la relación, incluso si en última instancia las opiniones van en una dirección diferente, donde las críticas en crudo tienden a debilitarla.

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