Golden Gate

Desde que dio inicio la campaña política de Donald Trump, para lograr su ascenso a ocupar el puesto como presidente del Gobierno de los Estados Unidos, la polémica ha estado servida. Especialmente en lo que a temas migratorios se refiere. Y es que una de las fijaciones del nuevo presidente del país norteamericano ha sido desde el primer momento controlar los flujos de entrada, con o sin permisos de trabajo, al país. Un primer intento a mediados de febrero a través del veto migratorio aprobado por el nuevo presidente dejaba fuera durante unas horas a 680 inmigrantes que fueron arrestados por considerar su entrada en el país como ilegal. Afortunadamente, el tribunal federal de apelaciones estadounidense rechazado el veto migratorio a los dos días por considerarlo fuera de lugar. Trump, vencido en una batalla, anunciaba que era una guerra que pensaba ganar tarde o temprano.

La siguiente batalla no se ha hecho esperar. El pasado 5 de marzo, Trump anunciaba la cancelación del visado exprés H1-B, el permiso al que recurrían todos aquellos matemáticos, ingenieros, informáticos y médicos que encontraban empleo en Estados Unidos y que, por su especialización concreta, requerían una incorporación inmediata a sus nuevos puestos de trabajo. Tras el pago de 1.225 dólares, el proceso se reducía de 6 meses a 15 días. El motivo de esta suspensión, que habría que durar seis meses según la Casa Blanca, se explica por la cantidad de peticiones a la espera que hay; pero todo apunta a que detrás de esta decisión se encuentra la posición de Donald Trump de frenar los grandes flujos migratorios que se permitían a través de este visado.

Puedo medir un 79,9 % de radiación en esa cabellera, así que quizás sea de verdad

Contra el corazón de Silicon Valley

Sin duda alguna, los más afectados por el nuevo movimiento del Presidente son aquellos que tenían como destino Silicon Valley. El conjunto de 39 regiones que conforman el "Valle del Silicio", que agrupa a Santa Clara, San Mateo, Alameda y Santa Cruz, podrían frenar su desarrollo actual si dejan de recibir mano de obra extranjera. Porque uno de sus principales activos históricos no son las empresas que allí emergen, sino los activos laborales y de mano de obra que en esa zona se concentra.

El resto de Estados Unidos, y más concretamente el estado de California, concentran un crecimiento de la población en de un 5,4% aproximadamente. Las regiones vinculadas a Silicon Valley tienen un crecimiento del 7,5% del total, lo que supone que durante los últimos cinco años se haya incrementado su población en 34.000 personas por año; gran parte de ellos en puestos de alta cualificación y con edades de entre 18 y 24 años. Dentro de este incremento, una parte importante tiene origen dentro del país, pero la mayor parte viene de fuera –algo más del 70% según las últimas estadísticas–.

Con un simple vistazo a los idiomas hablados en las regiones de Silicon Valley, según el Silicon Valley Index de 2017, demuestra la potencia que tiene el capital extranjero en el contexto cultural y laboral de la zona.

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Casi el 37% de los habitantes de Silicon Valley tienen como idioma materno el español, seguido del chino y de otros idiomas de origen europeo. En términos generales, gran parte de los afectados por la rescisión del visado exprés serían habitantes de países de Latinoamérica, el mayor caballo de batalla de Trump, y en segundo plano de España. Junto con los ciudadanos de países musulmanes, este segmento de población es el que más molesta al nuevo presidente de los Estados Unidos. Dicho de otra manera: es una nueva barrera que prepara la entrada de su anunciado e inminente muro.

Según los últimos datos del Censo de Empleo de Estados Unidos, Silicon Valley ha ganado 45.621 de empleos nuevos entre 2015 y 2016. Con una curvatura creciente desde 2010, la probabilidad sólo nos hace pensar que 2017 y años venideros seguirían teniendo un aumento sostenido del volumen de creación de puestos de trabajo. Si hacemos cuentas, y tenemos en cuenta que casi el 70% de la población que reside en esta zona no ha nacido allí y algo menos del 40% no tienen el inglés como lengua materna, es muy posible que un descenso de los permisos laborales exprés dejen a esta zona descubierta de sus necesidades en cuanto a puestos especializados se refiere.

El objetivo del presidente muy probablemente sea promocionar a los estudiantes y profesionales estadounidenses, antes que dar entrada a miles de expertos de otras partes del mundo. Durante los meses de campaña, Trump ya anunció que tenía el H1-B en su punto de mira porque, según él, era un sistema rápido de contratar mano de obra barata y no personal altamente cualificado. Quizá, en este punto, se refería a que no soportaba la idea de que hubiese profesionales mejor preparados que sus conciudadanos con origen en otros países.

¿Podría esto frenar la innovación en Silicon Valley? Lo cierto es que el volumen de creación de empresas tecnológicas, valoración de grandes unicornios y rondas de financiación han decaído con el paso de los meses, más por un cambio de ciclo que por un efecto Trump. A corto plazo, las decisiones de Trump no tendrían un efecto relevante en la zona puesto que los visados ya concedidos seguirían teniendo validez; se necesitaría el paso de algunos años para notar la ausencia de mano de obra o, incluso, la influencia cultural del capital extranjero en la toma de decisiones. Pero, en cualquier caso, para los profesionales que tuviesen planeado buscar un trabajo a través del visado exprés supone un duro golpe del que Silicon Valley puede verse moralmente herido.

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