Dentro del catálogo de productos de Apple, el Watch es especialmente interesante. El iPhone está llegando a su techo -aunque el último trimestre de 2016 fue récord de ventas, 2016 fue el primer año en que vendió menos terminales que el anterior-, los iPad dejaron atrás su mejor época y todavía falta para que se conviertan en un reemplazo significativo del ordenador, y los MacBook resisten demasiado bien el tirón post-PC (se mantienen en ventas). Los servicios (App Store, Apple Music, iCloud...) están disparándose, pero no tienen el encanto de un dispositivo físico. Ahí entra el Watch.

Los relojes inteligentes se han convertido en el wearable definitivo, ya quedaron atrás las simples pulseras de actividad. La relevancia está en los relojes: Samsung, Huawei, LG, Motorola... Todas apuntan al reloj. Y ya no al reloj-gadget, sino a relojes lo más discretos, elegantes y personalizables posible. Fitbit, que se durmió en los laureles complaciente con sus pulseras de goma, tiene serios problemas con su negocio que se han traducido en despidos y más despidos en los últimos meses. Pero todavía falta algo, todavía falta una razón para convencer a las masas de que necesitan un reloj, igual que en 2006 todavía faltaba una idea consolidada para hacer que las personas se comprasen un smartphone. El modelo del iPhone y las aplicaciones, especialmente mensajería y redes sociales, lo hicieron posible.

Con los wearables, ese momento está por llegar, pero llegará. Mientras tanto, los fabricantes van buscando fórmulas que ayuden tanto a vender más como a aumentar la rentabilidad de esas ventas. La de Apple, tras las últimas novedades en torno al Watch, empieza a estar clara: vender relojes sin apenas margen de beneficio a cambio de asegurarse un jugoso negocio gracias a las correas, que tienen un excelente margen de beneficio. De esto hablamos hace unos meses, pero los últimos movimientos del Watch acentúan mucho esta idea. Veamos cómo vendía antes Apple el Watch, y cómo lo vende desde el 22 de marzo.

Menos opciones para elegir...

  • Series 1: de 8 modelos con 6 correas a 8 modelos con 4 correas
  • Series 2: de 23 modelos con 14 correas a 16 modelos con 8 correas
  • Nike: de 8 modelos con 4 correas a 4 modelos con 2 correas
  • Hermès: de 8 modelos con 7 correas a 7 modelos con 6 correas
  • Edition: se mantiene en dos modelos con una correa (deportiva en color nube)

...pero muchas más correas disponibles

  • Sport: de 11 a 13 correas
  • Nike: antes no se podían comprar de forma independiente, ahora se pueden comprar 3
  • Nylon trenzado: de 7 a 13
  • Piel: de 10 a 11
  • Hermès: de 14 a 19
  • Acero: se mantiene en 4

Es decir: el proceso de compra es más sencillo, hay menos opciones, pero la personalización posterior es mucho mayor, se pasa de 46 a 63 correas que se pueden comprar de forma independiente, incluyendo las de Nike, hasta ahora sólo adquiribles a través de la propia caja del reloj de la marca. Y además, comprar un Apple Watch es cada vez más barato.

Las correas de nylon trenzado son, junto a las de fluoroelastómetro (las deportivas) las más baratas, y además son un salto a nivel estético respecto a las deportivas. Es decir, de las más apetitosas por su relación calidad / precio: ya no se ve como mera goma, pero tiene un precio bajo. Y Apple, en su misión de imprimir dinero, ya no deja que se pueda comprar un Apple Watch con una correa de nylon, ha de adquirirse por separado. Con otras opciones, como la milanesa, más de lo mismo. Si quieres la premium, pasa por caja.

El Apple Watch más barato que puede comprarse ahora mismo es un Series 1 (versión actualizada del original), que parte de 269 dólares / 339 euros, un precio por el que apenas hay margen si tenemos en cuenta componentes, distribución, impuestos, desarrollo de la plataforma, servicio técnico, etc. Apple está poniendo precios bajos a los Watch. Las correas sí tienen un margen muchísimo mayor. Hagamos números.

Mucho chip y más piel

Las ventas acumuladas del Apple Watch están entre 20 y 25 millones, según las estimaciones, ya que la empresa todavía no ha dado cifras concretas. Eso significa que hay, pongamos, 22,5 millones de relojes de Apple en el mundo. Monowear hizo un estudio para concluir el 74% de los propietarios de un Apple Watch tienen más de una correa. Esto significa que unos 16,5 millones de propietarios del Apple Watch han comprado al menos una correa. Si las correas son de la segunda horquilla de precios en adelante (milanesa, piel), esto significa que Apple ha logrado posiblemente más margen de beneficio con sus correas secundarias que con el propio reloj.

Una de las claves del Apple Watch que no tiene un iPhone o un iPad es que es un producto asociado a la moda, al estilo, a la personalización. Ahí Apple está encontrando un filón, gracias al suculento margen que dan las correas. En el futuro, Apple llegará a los 40, 50 millones de relojes distribuidos. Y sus propietarios cada vez llevarán más tiempo con uno, lo cual da pie al coleccionismo y a la renovación recurrente, a ampliar el catálogo de correas.

El modelo de negocio de cebo y anzuelo es tan antiguo como efectivo. Las impresoras y los recambios de cartuchos de tinta son el ejemplo perfecto. Apple ha encontrado el suyo, y se acentuará con el paso del tiempo: las correas no van a ser un mero accesorio que deje unos dólares por el camino, como ocurre con las fundas para iPhone. Se van a convertir en una pieza clave, si no principal, de los ingresos de Apple gracias al Watch.

La segunda parte podría llegar si comenzasen a integrar una App Store para las esferas, igual que la abrieron para iMessage. Esferas propias y de pago a 0,99 o 1,99 dólares son muy jugosas en ingresos (las comisiones de Apple en estas plataformas, del 30%) y son propicias a la compra visceral, inmediata, sin un proceso de reflexión detrás ni la fricción que provoca tener que desplazarse a una tienda y probar qué tal queda. Nike empezó limitando sus correas a su modelo y ya las vende de forma abierta. ¿Habrá esferas Nike inaugurando una tienda de ídem para el Watch?

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