El agente 007 dejó el tabaco oficialmente hace quince años, pero sigue expuesto a los efectos nocivos de los cigarrillos. Así lo demuestra un estudio publicado en la revista Tobacco Control, que ha analizado el contenido de las películas de James Bond desde los años sesenta. Según sus resultados, solo una de las veinticuatro cintas del famoso agente secreto evita hacer alusiones al tabaco. En otras palabras, en el 95% de las películas protagonizadas por Bond aparece alguna escena con cigarrillos.

El grupo de Nick Wilson, de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda), comenzó su estudio dados los fuertes vínculos existentes entre el consumo de tabaco en las películas y el número de adolescentes que comienzan a fumar. La serie de cintas de Bond es además la más larga de la historia y la de mayor recaudación, por lo que su contenido puede haber afectado a generaciones enteras. De acuerdo con su análisis, el tabaco ha ido poco a poco desapareciendo de las películas del agente 007, pero no lo ha hecho por completo. Bond dejó su habitual adicción; sin embargo, muchas de sus parejas han seguido consumiendo cigarrillos. De hecho, la última novia fumadora apareció en el filme Skyfall (2012).

Se abandona el tabaco, pero sus daños persisten

"Las películas son relevantes porque influyen en el consumo juvenil de tabaco", comenta Wilson a Hipertextual. Su investigación ha demostrado una cierta tendencia positiva en la evolución de las cintas del agente 007, que abandonó poco a poco el hábito hasta dejar de fumar por completo en 2002. "Es probable que la saga de James Bond haya contribuido al tabaquismo por su rol de héroe y el carácter glamuroso de sus parejas, que también fumaban", apunta el primer autor del estudio. El consumo de cigarrillos, a su juicio, sigue siendo un problema de salud pública que las autoridades deben afrontar. "Por ejemplo, no subvencionando la producción de cintas en las que se fume o restringiendo la clasificación por edad cuando se consuman cigarrillos", dice Nick Wilson.

En opinión del Dr. Esteve Fernández, director de la Unidad de Control de Tabaquismo del Institut Català d’Oncologia, los datos que presentan son "un buen síntoma". Y es que históricamente el cine ha tenido "una relación muy turbia" con la industria del tabaco. El estudio recuerda que en sendas cintas del agente secreto, Moonraker (1979) y License to Kill (1989), aparecieron dos marcas de cigarrillos de manera explícita, Marlboro y Lark. La razón, según el trabajo, se debe al clásico posicionamiento de producto (product placement), una estrategia publicitaria con la que la multinacional Philip Morris pretendía introducirse en el mercado japonés.

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Sean Connery interpretando a James Bond, fumador por aquella época.

Pese a que en Spectre (2015), la última producción protagonizada por Daniel Craig, ninguno de los personajes relacionados directamente con James Bond fumó, otros intérpretes aparecieron en escena consumiendo cigarrillos. Según el equipo de Wilson, la película contó con 261 millones de impresiones sobre el tabaco para los jóvenes de entre 10 y 29 años de Estados Unidos. La exposición de un hábito tan perjudicial puede conducir a la renormalización del consumo de cigarrillos, según los expertos. El grupo de Wilson también destaca otro aspecto importante del contenido de las películas del agente secreto, relacionado con su estado de salud y estilo de vida. "El hecho de que sus parejas fumasen habría expuesto a Bond a niveles considerables de humo ambiental, aunque la naturaleza típicamente breve de sus relaciones habría al menos frenado parte del impacto", sugieren los científicos en el trabajo. Pero, ¿es realmente importante el humo ambiental?

El humo ambiental, más allá de la ficción

El problema del humo ambiental no solo afecta a James Bond, sino que se extiende más allá de la ficción. "Se trata de una mezcla de dos tipos de humo, el que procede del cigarrillo o de la pipa en combustión y el que exhala el fumador después de haberlo inhalado", explica a Hipertextual el Dr. Esteve Fernández. El humo ambiental, conocido en inglés como secondhand smoke, se ha asociado con un incremento del riesgo de cáncer de pulmón, infarto de miocardio, asma y otitis infantil o bajo peso en recién nacidos y muerte súbita en lactantes. A pesar de no fumar, todo aquel que esté expuesto al humo de cigarrillos, como le ocurre a Bond, tendrá un mayor riesgo de desarrollar este tipo de patologías.

"La información sobre los efectos perjudiciales de fumar es conocida, y ha bajado la prevalencia del tabaquismo", resalta Fernández al otro lado del teléfono. A su juicio, las políticas impulsadas en los últimos años han sido "bastante buenas" y, con su desarrollo, la protección de los que no consumen cigarrillos ha saltado a la palestra. Según el especialista del ICO, "el tabaco es malo para quien fuma y para quien no lo hace". La exposición al humo ambiental que sufre Bond, pese a haber dejado su adicción, es un problema que padece una gran parte de la población. Según un estudio publicado en la revista Nicotine & Tobacco Research por el equipo de Fernández, el número de muertes atribuibles al humo ambiental en España durante 2011 ascendió a 1.028 fallecimientos.

Las leyes antitabaco en nuestro país contribuyeron de forma decisiva a una reducción drástica del número de fumadores. Sin embargo, la exposición al humo ambiental sigue estando muy presente, tanto en el ámbito doméstico (hogares o automóviles), como al aire libre en las terrazas de los bares y restaurantes. "Las consecuencias sobre la salud son a largo plazo, ya que el cáncer tiene un período de latencia de entre veinte y treinta años, pero la aparición de las enfermedades cardiovasculares es más inmediata", recuerda Fernández. Aunque a día de hoy no se conoce el impacto real del tabaco en estos espacios, "sería deseable que la exposición fuera mínima". El experto aboga por el cumplimiento de la ley y, a medio plazo, por la puesta en marcha de medidas más restrictivas. "En algunas zonas de Estados Unidos, Canadá, Australia o Italia, se ha prohibido fumar en los coches cuando van dentro menores o mujeres embarazadas", explica a Hipertextual.

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Otras de las escenas de James Bond, donde el agente 007 vuelve a aparecer fumando

Más allá del ámbito doméstico, el humo ambiental también es un problema en la puerta de muchos edificios, tanto en centros públicos, como locales de restauración y oficinas. "Ahí está permitido fumar, pero está demostrado que el humo viaja hacia el interior", comenta el científico del ICO. Su equipo investigó la concentración de partículas asociadas a los cigarrillos en dos artículos publicados en la revista BMJ y en Environmental Research demostrando que, pese a que los niveles de contaminantes no son extremos, sí son más altos que en un ambiente abierto. Por ello expertos como Fernández piden una mayor concienciación ciudadana y el impulso de medidas más restrictivas. "En Nueva York o Chicago no se puede fumar a menos de diez metros de la puerta de los edificios, e incluso en San Francisco está prohibido hacerlo en las paradas de autobuses", sostiene.

Aunque este no es la primera investigación sobre el estilo de vida de James Bond, sí es el primer estudio que analiza la relación del agente 007 más famoso con el tabaco. Otros hábitos, como su afición al alcohol, han sido objeto de estudio por parte de la comunidad científica. Y a pesar de que este tipo de trabajos puedan sonar anecdóticos, lo cierto es que son un buen reflejo de la evolución de las actitudes de la sociedad hacia ciertas conductas perjudiciales. Durante décadas, la industria del tabaco utilizó series y películas de reconocido prestigio para publicitar sus productos. Este tipo de prácticas, a pesar de haber caído en desuso, siguen presentes en producciones tan exitosas como Mad Men. Y aunque James Bond haya abandonado su particular "licencia para fumar", muchos de los problemas de salud a los que sigue expuesto son realidades cotidianas que necesitan mayor concienciación ciudadana, estudios científicos y regulación al respecto.

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