El tiempo es una condición necesaria para nuestra existencia. Es imposible imaginar cualquier suceso "fuera del tiempo". Incluso nuestro bagaje de conceptos está profundamente influenciado por palabras referentes al tiempo, tantas que no se puede comunicar nada sin contar con una fecha y un lugar.
A pesar de esto, aún no tenemos claro qué es el tiempo. ¿Es un objeto de estudio real? O una idea humana, ajena a la realidad óntica. No conocemos su origen, pero todos los días tenemos que lidiar con sus efectos, por sobre todos los demás, el envejecimiento. Nuestro ADN se va deteriorando mientras pasa el tiempo, causando que nuestros cuerpos pierdan facultades poco a poco. Este es un hecho inherente de la condición humana, tanto así que no existe filosofía que no analice nuestra relaciones con el tiempo y la muerte.
Existen miles de libros que discuten este tema, y nuestro conocimiento acerca del asunto se basa en experiencias directas con sucesos relacionados. Un aprendizaje único e invaluable. Debido a esto, las fotografías que verán a continuación constituyen un maravilloso ejemplo de cómo ilustrar una idea filosófica y emocional de manera efectiva.
La esencia de la fotografía consiste en capturar instantes. Inmortalizar perspectivas en el tiempo, con el objetivo de causar placer estético, como de alimentar las necesidades visuales de nuestro espíritu. Las imágenes que verán a continuación consisten en varios miembros de una familia poniéndose de acuerdo para acomodarse espacialmente con el objetivo de ilustrar el paso de una generación a otra.
Los resultados son maravillosos. Nos permiten observar las diferencias y similitudes entre padres, madres, hijos, nietos, etc. Logran un efecto inmediato en el espectador, lo que las hace efectivas al extremo, además de contar con una composición bien estructurada.