New Balance es una de las marcas deportivas y de calzado más icónicas que hay en el mercado, y ahora por fin se ha lanzado, a su manera, a la electrónica de consumo. Lo ha hecho a través de un smartwatch con un corte muy deportivo y equipado con Android Wear, que tras un mal 2016 en cuanto a nivel de confianza e implementación por parte de las marcas, tiene un balón de oxígeno en New Balance.

El modelo es el RunIQ, y su nombre es toda una declaración de intenciones: es un producto para deportistas. Fin. Nada de estar orientado al usuario promedio, que como mucho planea contar sus pasos para al menos avergonzarse los días horizontales. El RunIQ tiene pantalla AMOLED de 1,39 pulgadas, 4 GB de almacenamiento (principalmente, para música), 512 MB de RAM, sensor de frecuencia cardíaca, GPS, acelerómetro, giroscopio y una resistencia al agua de hasta cincuenta metros de profundidad.

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Su autonomía, según New Balance, es de unas 24 horas para un "uso regular", del día a día. Pero si queremos usarlo para salir a correr y usar su GPS mientras monitoriza nuestra actividad cardíaca, la duración se reduce a cinco horas, una cifra completamente aceptable para un reloj así, que no llega a estar orientado a deportistas que hacen carreras que requieren de más de seis horas de monitorización. Además, el RunIQ tiene sincronización directa con Strava, una de las aplicaciones deportivas más populares. La venta del RunIQ comenzará el 1 de febrero a partir de 299 dólares, sin confirmar disponibilidades regionales.