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"¿Qué hubieran hecho ustedes?", preguntó la noche del 5 de enero Enrique Peña Nieto a México en un mensaje nacional sobre la decisión gubernamental de aumentar hasta un 20% el precio de la gasolina de un día para otro. El llamado 'gasolinazo´ ha sido combustible para prender la llama de las protestas a lo largo y ancho de la nación durante seis días seguidos, acaparando la atención de los medios de comunicación nacionales e internacionales.

Una revuelta no tan silenciosa también ha ocurrido en los teléfonos y las redes sociales de los mexicanos. Información (cierta o no) invadió los muros de Facebook, los timelines de Twitter y los grupos de WhatsApp. Presuntos saqueos, disturbios, intentos de golpe de Estado y abusos de autoridad opacaron las marchas nacionales contra el gasolinazo. En una entrevista con Aristegui Noticias, el Jefe de Gobierno de Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, anunció investigaciones de la Polícía Cibernética contra 1.500 cuentas que difundieron el hashtag #SaqueaUnWalmart en Twitter.

“Me llama mucho la atención por la psicosis, pero me llama la atención que se repita en el entorno digital como en las calles”, dice en entrevista para Hipertextual Emilio Saldaña analista de las tecnologías de la información, director ejecutivo de Alternativa Digital y vocero del capítulo de Creative Commons México.

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“Hace unos años cuando hablábamos de saturación de la información, no teníamos ni idea de lo que hablábamos”, continúa, “lo que vemos ahora es más claro sobre los efectos que puede tener el flujo de información.”

La Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD) reportó el 6 de enero un total de 380 tiendas saqueadas en los días de protestas. Como resultado de los saqueos y las protestas, 5 personas han muerto y más de 700 han sido detenidas. El conflicto ha escalado tanto que incluso, el director de relaciones con el Gobierno de la ANTAD pidió la intervención del ejército en caso de ser necesario. "Los capítulos de Black Mirror se quedaron pálidos", comenta Saldaña sobre la situación.

Aunque algunos grupos ciudadanos han usado las redes para identificar las cuentas y las personas que han incitado a los saqueos, WhatsApp ha sido el medio definitivo para difundir información (falsa y real).

WhatsApp, el monstruo que vive debajo de la cama

Senado Federal
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Usted sabe que cuando uno trabaja en el Gobierno la información… pues llega. Y esto no es una nota alarmante, es una nota preventiva para quien guste retomarla. Tenemos fuertes rumores de que el ejército le está volteando la mirada a Peña y la fuerza nada responde al Gobierno, lo cual esto significa un golpe de Estado. Por favor no salgan tarde, no se alejen mucho de sus de casas, en estos días la cosa se va a poner muy fea.

Lo anterior es un fragmento de una nota de voz ampliamente difundida en WhatsApp grabada por una presunta funcionaria del Gobierno. Se trata de uno de los tantos mensajes, notas, vídeos e imágenes que han circulado desde el alza a los precios de la gasolina vía WhatsApp, un medio que probablemente tiene mucho más impacto que lo que se comparte en Facebook, Twitter y los medios informativos tradicionales y digitales.

De acuerdo con el Estudio de Hábitos del Usuario de Internet realizado en marzo del 2016, WhatsApp es la aplicación número uno en los smartphones de los mexicanos. En el escenario actual, las grandes ventajas de WhatsApp para la comunicación se convierten en desventaja para la fiabilidad de la información.

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Estudiar el comportamiento y el flujo de la información en la aplicación es complicado por no decir imposible. Carlos Brito, miembro de la Red por los Derechos Digitales explica que WhatsApp es un medio de comunicación cifrado: "Se puede saber quien inicia la conversación y quién la recibe pero no qué se comunica. Eso lo hace difícilmente medible. Si alguien quisiera medir las comunicaciones vía WhatsApp debería tener a los participantes colaborando por encuestas o algún instrumento donde cooperen voluntariamente los involucrados."

Además está el tema de la confianza. En Whatsapp uno tiene a su familia, a sus amigos, a los compañeros de la escuela o el trabajo. Por el contrario, Twitter es una arena pública donde es relativamente sencillo identificar cómo se generan las redes y qué cuentas comienzan una tendencia. “El costo negativo es que es mucho más difícil determinar cómo se está distribuyendo la información y la fuente se convierte en muy nebulosa por ejemplo ‘el amigo de un amigo’. Además la combinación de comunidades en Whats son súper heterogéneas, tenemos el grupo de las papás del kínder, el grupo de la familia, el de los amigos, el del trabajo, que convergen las comunidades a las que atiendes personalmente”, dice Saldaña.

Otros mensajes señalan que “Los que convocan a participar en saqueos no son ciudadanos, son raterillos o porros pagados por el ‘gobierno’ para disminuir las protestas contra el #Megagasolinazo”, entre otras cosas.

La mezcla de información periodística con rumores provoca la creación de varias versiones. Las dos teorías más populares aseguran que los saqueos son provocados por el Gobierno para provocar desestabilización y aminorar las protestas y la otra que esto responde a “muchos intereses y guerras de información dentro de las cuales el ciudadano de a pie está quedando en medio”, según Saldaña. “Si lo visto en WhatsApp lo mezclas con la información que viste en un reportaje en Televisa para mucha gente tendrá sentido.”

¿Ciencia ficción?

Para variar, un meme ilustra perfectamente la situación: la leyenda “Feliz Año Nuevo. Black Mirror” sobre una fotografía del saqueo de un supermercado. Black Mirror es una serie que versa sobre las consecuencias de mezclar las pasiones humanas con la tecnología de punta. En México, la ficción se ha convertido en un episodio en acción real.

“Para mí fue un ‘Bienvenido 2017’, en el que le empezamos a ver chipotes (fallos) a los usos de la tecnología que solo hemos visto en la ciencia ficción", comenta Saldaña, quien en gran medida critica la forma en la que la mayoría de los mexicanos consumen noticias y entretenimiento. "Estamos viendo los efectos de vivir en burbujas de información basadas en nuestros hábitos de consumo de información. Nos están haciendo víctimas de nuestros propios monstruos. Nos acercan información que nos molesta o que nos gusta y nos pican botones internos.”

“Lo mejor sería llamar a redes ciudadanas a intentar transmitir información más limpia y veraz”, sugiere Saldaña. Para el analista esto significaría evitar quedarse con versiones simplistas y conspiratorias. Sin embargo, en opinión de Brito, discernir la información falsa de la verdadera no siempre es sencillo: "La industria de las noticias falsas cada vez más cumple un elemento de ingeniería social, es decir, busca entender qué mensajes, qué tonos verbales, qué formas gráficas activan el que una persona comparta. Desde hacerse pasar por un funcionario príista, un supuesto funcionario o un familiar del amigo del amigo."

Sin duda, el paradigma ha cambiado en las últimas décadas. “Venimos de una época de que la persona que tenía la información tenía el poder y esto era real cuando tener acceso a los datos era muy complicado", finaliza Saldaña. "Desde el acceso abierto a la información y el paso que dimos a convertirnos en ciudadanos-periodistas, ahora quien tiene la posibilidad de acceder a información múltiple y veraz para aproximarse lo más posible a la verdad y así tener una opinión sustentada es quien tiene el poder”.

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