Sí, el nuevo y polémico presidente de los Estados Unidos tiene un pasado en dicho deporte. Mientras Barack Obama ha sido siempre un gran admirador y jugador del baloncesto, Donald Trump tiene su pasado en la lucha libre o pressing catch. Con una popularidad intermitente en España, desde tiempos del Último Guerrero y Hulk Hogan, y siendo un espectáculo que acumula millones de seguidores en USA y la mayoría de países sudamericanos, el inicio de la andanza de Trump en la lucha libre se remonta a finales de los ochenta.

Fue entonces cuando la conocida como WWF (Worldwide Wrestling Federation) empezaba a despuntar y conseguir una gran cuota de popularidad, al mismo tiempo que el personaje de Donald Trump comenzaba a aparecer en series, películas y eventos de lo más dispares. Así, el ahora presidente de Estados Unidos unió su camino con la organización deportiva para llevar Wrestlemania, el evento por excelencia de dicho deporte, a uno de los grandes casinos propiedad del magnate, el Trump Plaza de Atlantic City. El éxito llevó a que, por única vez en la historia, el evento repitiera sede al año siguiente.

Más allá de esta lucrativa relación comercial, la aparición en la ya entonces conocida como WWE (World Wrestling Entertainment) de Donald Trump fue lo que muchos todavía no han borrado de sus retinas. Allá por 2007, en una época en la que los guiones (porque sí, imagino que lo sabréis, todo lo que ocurre en la lucha libre americana está guionizado cual serie de televisión u obra de teatro) fueron por derroteros alejados de los propios luchadores, nació el conocido como 'Combate de los millonarios'. Así, Donald Trump, popular hombre de negocios, y Vince McMahon, presidente de la organización, apadrinaban a Bobby Lashley y Umaga en un combate, apostando que el ganador raparía la cabellera del perdedor.

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Pero más allá de esta estrambótica situación, fue el propio Donald Trump el que propuso a los guionistas que hubiera algo más de acción en dicho enfrentamiento y, mientras los luchadores profesionales seguían su rol, él agredería a McMahon por la espalda. Con todo, tras la tan típica polémica de los combates de WWE, Lashley y Trump se alzaron victoriosos y afeitaron el cabello de la cabeza visible de la WWE en medio del escenario. A partir de entonces, Trump se alejaría paulatinamente de dicho deporte para, en el 2013, ser una de las celebridades incluídas en el Salón de la Fama.

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