Preguntar por la verdadera esencia del cine es algo complicado. Cada cineasta tendrá una idea distinta en mente que se ajusta a su propio estilo y experiencia. Sin embargo, podemos estar de acuerdo en que el cine es el arte que recrea la realidad con más precisión y valor de verdad.

Con realidad no nos referimos, como señala Tarkovsky en "Sculpting In Time", a un naturalismo simple. Los sueños, los pensamientos, los deseos y los sentimientos más apasionados son tan reales como cualquier instante banal de la vida. El lenguaje único del cine permite captar la verdadera esencia de la existencia. La poesía cinematográfica.

¿Pero qué pasa cuando a un director no le basta con las técnicas cinematográficas acostumbradas? Si no considera suficiente crear la ilusión de la realidad sino simplemente "vivirla". Pues, aquí es en donde entra Ilya Khrzhanovsky.

O "Ya" como lo llamamos sus amigos.
O "Ya" como lo llamamos sus amigos.

Ilya es un ambicioso director de cine con algunos éxitos en su pasado. En el dos mil cinco, al ruso se le ocurrió la idea para un proyecto más allá de toda regla cinematográfica. Dau es una película biográfica única. En un intento de contar la vida del científico ruso ganador del premio Nobel, Lev Landau, Khrzhanovsky decidió construir un set de doce mil metros cuadrados en Ucrania, con el objetivo de recrear hasta el más mínimo detalle cómo era la vida en ese entonces.

Dicho set no es un simple lugar para filmar. El director de Dau llenó el lugar con cientos de extras para que, literalmente, vivieran allí. Debían interpretar a sus personajes todo el tiempo, sin importar si las cámaras estuvieran grabando o no. Ilya creó una realidad alterna, un universo que creció más allá de ser una simple película, para consolidarse como un mundo independiente del nuestro.

El periodista Michael Idov tuvo la suerte de infiltrarse en el set de filmación de Dau. Escribió un artículo excelente para GQ en el que cuenta los aspectos más impresionantes del intenso rodaje, el cual duró unos cinco años aproximadamente.

¿Cómo filmas una dictadura que ya no existe? Pues creas otra y listo.
¿Cómo filmas una dictadura que ya no existe? Pues creas otra y listo.

Para empezar, todos los actores que quieran formar parte de Dau deben estar dispuestos a vivir en el set. Esto incluye usar ropas de la época (años cincuenta), comer lo que comían los antiguos habitantes de la Unión Soviética y no poder usar ningún dispositivo tecnológico moderno. Doscientos diez mil personas han sido extras a lo largo del proceso de filmación.

Dentro del lugar, está prohibido referirse al set como tal, debe llamársele "instituto". Así, no existen escenas sino "experimentos". Incluso el director de la cinta exige ser llamado simplemente "rector" de la instalación científica en la que simulan vivir.

Michael describe lo que parece una ciudad entera, construida a escala, llena de actividad y movimiento a pesar de que, cuando le tocó entrar, ninguna cámara estaba filmando.

Nada como una buena cola para recordar los buenos tiempos de la Unión Soviética.
Nada como una buena cola para recordar los buenos tiempos de la Unión Soviética.

Unos altavoces emiten música disonante de violonchelo desde las alturas, con el único propósito de hacer el particular escenario aún más incómodo.

Varios guardias patrullan las instalaciones, pendientes de que los habitantes utilicen alguna palabra que no pertenezca a la época que recrean. Si algún actor comete una ofensa de este tipo es multado por el equivalente a ciento veinticinco dólares.

Esta clase de mecanismos opresivos, propios de una dictadura, interesan en gran medida al director. Profundizan la tensión inherente del lugar, aumentando la intensidad de las "interpretaciones".

La palabra elegante para los "gritos de ayuda" de los actores secuestrados en este mundo del pasado.
La palabra elegante para los "gritos de ayuda" de los actores secuestrados en este mundo del pasado.

Para la sorpresa del investigador, dentro de las fachadas de los edificios encontró interiores igual de elaborados: pasillos comunes y corrientes, apartamentos equipados con baños funcionales y cocinas llenas de alimentos enlatados (con fecha de vencimiento acorde a la época).

Ilya se las arregló para convencer a una serie de inversores para que financiaran su proyecto. Siempre que ha estado al borde de la bancarrota ha encontrado a unos cuantos más que acceden a seguir pagando por este mundo cinematográfico. De esta manera se permite costear todos estos gastos: trabajo manual, actores, extras, plomería, alimentos, vestuario, personal estético, etc.

La idea clave detrás de este enorme set es el deseo del director de poder generar las emociones que necesitaba de su elenco, en condiciones controladas, veinticuatro horas al día. Para lograr esto hay cámaras y micrófonos escondidos por toda la edificación.

Ni a Stalin se le ocurriría darse esos lujos.
Ni a Stalin se le ocurriría darse esos lujos.

La primera película de Ilya "4" se llevó el galardón en el festival de Rotterdam, lo que le permitió negociar el control total que ejerce sobre Dau. No está atado por una fecha de entrega, tiene permitido despedir a cualquiera sin justificación y su palabra es la ley a la hora de editar el producto final. El ruso fundó su propia compañía de producción solo para filmar esta cinta.

Los trabajadores que han decidido quedarse en el rodaje durante los años que duraría la producción sacrificaron bastante para hacerlo. Abandonaron carreras prominentes, otros se mudaron con sus familias a las afueras del set, algunos empezaron familias allí en Ucrania. Varios empleados conocieron a sus conjugues en la producción.

Como proyecto entero, Dau es un fenómeno cinematográfico único en su clase. Se empezó a filmar en el dos mil ocho y a estas alturas todavía no tiene fecha de estreno. Se rumorea que la post-producción está progresando, pero es insensato hacer alguna predicción dados los detalles particulares del caso.

Lo interesante será ver si Dau logra influenciar al cine en general y de qué manera, si es que un corte final del filme llega a ser proyectado en alguna sala. ¿El método del director es efectivo? ¿Todo este esfuerzo ha sido en vano? ¿Cuál será el resultado de esta utopía fílmica? Pues solo nos queda esperar. Pero, en un intento de inferir un posible desenlace, nos gusta pensar que tanto trabajo, control y extravagancia debe constituir una película extraordinaria que nos volará la cabeza en algunos años.

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