Todavía no ha pasado ni una semana desde la celebración del pasado CES 2017 y, sin habernos librado de la resaca, hay dispositivos que no se nos van de la cabeza. El CES es, probablemente, la feria más impresionante de dispositivos innovadores y soluciones completamente originales a problemas cotidianos. Pero con casi 4.000 puestos es normal que aparezcan ideas, llamémoslas, "simpáticas" pero que no acaban de cumplir con la sencilla función de ser útiles. De hecho, algunas de las mismas rozan, incluso, lo pseudocientífico, convirtiendo a sus creadores en auténticos vende-humos. En otras ocasiones la cosa no pasa de ser más que algo simpático. Este año, en la feria de Las Vegas hemos podido comprobar muchas de ellas y aquí os presentamos las que más nos han gustado... en el sentido metafórico de la palabra.
Calzoncillos "inteligentes" para proteger lo que sea que protejan
Biológicamente hablando, nuestras partes íntimas son objeto de una gran, gran atención. Al fin y al cabo, son el punto central de nuestra reproducción, un valor crucial en cualquier especie viva. Por ello, ¿quién diría que no a proteger al máximo su... genitalia? En el mundo moderno existen peligros nuevos y cuya manifestación es completamente desconocida. Como lo son las ondas electromagnéticas de los dispositivos. Sólo que no existe ni una sola evidencia científica que avale esta afirmación. Pero ¿qué más da? Sobre todo si podemos hacer calzoncillos protectores por 42€ la unidad. Según sus creadores, los Spartan son unos calzoncillos capaces de bloquear el 99% de las "radiaciones inalámbricas" (sic) producidas por nuestros dispositivos de forma cómoda y sin hacer nada en especial. Como si tuviéramos que hacer "algo en especial" para llevar unos calzoncillos, vaya. Para proteger a nuestros "soldaditos", como dicen en alguna parte de su página, los calzoncillos están hechos con un 35% de fibra de plata. Esto, según entendemos, debería funcionar como una jaula de Faraday contra las radiaciones pero lo cierto es que más bien no lo hace. A pesar del intento, las jaulas de Faraday han de ser homogéneas en su conexión y el tejido debería de tener una malla ininterrumpida metálica para que fuera efectiva.
Eso, ¡si es que fuese necesario! A pesar de lo que afirman en sus explicaciones, no existe evidencia seria que indique que las radiaciones electromagnéticas de baja intensidad (básicamente todas las que usamos en comunicación, comprendidas entre los 10^4 y los 10^8 Hertzios) sean capaces de modificar la materia. En resumidas cuentas, que las radiaciones no ionizantes, hasta donde sabemos, no hacen nada. De hecho, las radiaciones nos atraviesan diariamente con o sin dispositivos cerca. Pero, por si esto fuera poco, los Spartan afirman ser antibacterianos y antiolores, permaneciendo limpios "incluso para el hombre más activo. ¡Adiós a los calzoncillos apestosos!" (sic). No es la primera vez que trata de hacerse un tejido con jaula de Faraday incorporada. Pero es la primera que vemos, además, que tiene propiedades higiénicas prácticamente mágicas. Todo debido, seguramente, a eso de ser "inteligentes".
Aumento de memoria para que recordar que no funciona
¿Recuerdas la frase "Ya se Kung-Fu"? Sí, de Matrix. Como parte de la cultura popular sobre la ciencia ficción existe la idea de que se puede aumentar la capacidad de aprender o transmitir conocimientos de una manera casi mágica, gracias a la tecnología. Eso, más o menos, es lo que prometen los inventores del Memory Booster TM que pudimos ver en el CES 2017. Según afirman, cuando se adquiere un conocimiento se puede emplear una retroalimentación neuronal generada por ondas en la misma frecuencia que la detectada en nuestro cerebro. Dichas ondas ayudarían a asentar dicho conocimiento en nuestro tejido cerebral. Esto, según explican, lo han descubierto tras ocho años de investigación y podría ayudar a aumentar la calidad de los conocimientos adquiridos hasta en un 16%, revolucionando el aprendizaje.
Todo pinta muy bien excepto porque, como decíamos, todavía es más ciencia ficción que ciencia. Aunque el invento está avalado, al parecer, por dos neurólogos con un número moderado de publicaciones, lo cierto es que no es suficiente, al menos todavía, para sustentar lo que dicen. Digamos que se están "tirando a la piscina" antes de haber comprobado realmente y de manera científica lo que afirman. En otras palabras, que hasta la fecha el Memory Booster es humo puramente. Más parece un cachivache desarrollado por un ingeniero con altas expectativas que un producto serio ideado por un científico. ¿Eso quiere decir que están equivocados? En esta ocasión, y a la vista de las evidencias científicas contrarias a inducir el aprendizaje mediante electromagnetismo externo, probablemente sí, están equivocados.
Un robot que mata mosquitos... con un láser
¿Para qué podríamos usar un robot asesino en nuestra vida diaria? Sí, estamos pensando lo mismo ¡Para matar mosquitos! Uno de los inventos más estrafalarios de todo este CES 2017 es sin duda el Mosquito Killer Robot, una pequeña oruga con un láser de alta intensidad montado y una cámara para procesamiento de objetos. Sus inventores afirman que el robot es capaz de matar hasta cuarenta mosquitos por minuto. Una cifra que no está nada mal. Sus ventajas son claras: mata solo los mosquitos y se mueve por el terreno como nadie en busca de estas alimañas voladoras. ¿Útil? Espera un momento. ¿De verdad hace falta un robot con un láser para matar a un mosquito? ¿No existía una especie de refrán al respecto? Efectivamente, un láser anti mosquitos parece un poco too much cuando existen métodos deslocalizados mucho más efectivos: insecticidas, controles biológicos de plagas o, incluso, ingeniería genética. Eso suponiendo que funcione. Hace falta, de verdad, una gran intensidad para acabar con un mosquito. Por no hablar de que no es un animal que esté quieto precisamente y los láseres, con la distancia, sufren de una gran dispersión, perdiendo intensidad. Además, un láser de alta intensidad sigue pareciendo un tanto peligroso con humanos alrededor. A nadie le gustaría perder un ojo por culpa de un mosquito, por mucha "seguridad" que implemente el robot. En fin, una idea, de nuevo, bastante inútil. Ah, también hay una versión del mosquito fija. Para quién no lo quiera correteando por casa.
Zapatillas conectadas porque, ¿por qué no?
Dentro de la moda de convertirlo todo en inteligente los zapatos no podían ser menos. Y la firma francesa Wize&ope ha sido la primera en lanzarse a la piscina con sus Hype8 Kicks, unas zapatillas conectadas. ¿Conectadas a qué? A Internet, por supuesto. Porque todo ha de estar conectado a Internet. Con las Hype8 Kicks, como pudimos ver en el CES 2017, puedes decidir cómo se iluminarán tus suelas, ponerlas al compás de la música que escuchas o, incluso, activar su modo navegación. Un modo que se conecta a Google Maps y te indica mediante parpadeos hacia donde tienes que girar: izquierda o derecha. Útil, ¿verdad? Especialmente si tienes que ir mirando a tus pies para poder llegar a tu destino, claro. En fin otro invento más dentro de la caja de los incomprendidos del CES 2017.
Un cepillo para el pelo ¿inteligente?
Si alguna vez has sufrido por darte demasiadas pasadas en el cabello o, sencillamente, quieres conocer tu perfil a la hora de peinarte, L'oréal está ahí para ti. En el pasado CES 2017, de hecho, pudimos ver el nuevo Kératase Hair Coach una aplicación que se conecta al Smart Brush de la misma firma para decirte el estado en el que se encuentra tu pelo. El cepillo cuenta las pasadas, detecta si tiras demasiado o si se te ha enredado. También es capaz de predecir si lo tienes demasiado seco. Con todos estos datos te da una puntuación de "calidad de cepillado", toda una oportunidad de autosuperación. Ni qué decir tiene que toda esta información tiene una sola fuente científica: L'oréal. Por si esto fuera poco, finalmente ¡te recomienda tratamientos especiales (y caros) para tu cabello! Así nunca, nunca, nunca, tendrás que preocuparte por tu pelo. Ya lo hace tu cepillo inteligente por ti.
Y la lista continúa
Pero no os penséis que la cosa acaba aquí. El CES 2017 ha sido uno de los más prolíficos en objetos inútiles y pseudocientíficos de los últimos años: desde cinturones que te cuentan las calorías (sin acertar demasiado), hasta coches con "sentimientos" o "Tés conectados", la lista es larga. Especialmente si hablamos de robots, que se han contado por decenas, a cual más inquietante. También hemos visto unas zapatillas "aspiradoras" que gastan más tiempo que otra cosa o "botellas de agua" inteligentes. Pero más allá de la anécdota hay dos reflexiones importantes que podemos hacer ahora en frío. La primera de ellas es: ¿No estamos sobresaturando el mercado de cosas "inteligentes" y "conectadas"?. Esto no es nuevo. Llevamos años discutiendo el aparente frenesí de la sociedad por convertir cualquier objeto, por muy sencillo que sea, en una especie de autómata con inteligencia artificial y conectado a la red de redes. Llega hasta puntos, a veces, ridículos.
Por otro lado, y más importante, ¿no hace falta poner un poco más de escepticismo en este tipo de ferias? Siendo el evento más importante del mundo en tecnología e innovación, ¿cómo puede ser que unos calzoncillos que promueven una fobia infundada, por poner un ejemplo, compartan el espacio con otros inventos verdaderamente novedosos? ¿No le estamos haciendo un flaco favor a la sociedad? El consumidor final no tiene por qué saber si está ante un producto sin base científica. Pero los organizadores sí deberían poner un filtro mínimo. Ya no por un valor social. Tal vez, sencillamente, por no hacer el ridículo, ni dejar a nadie que lo haga en un lugar donde la tecnología del futuro está al alcance de la mano.