Macintosh

Sin duda, el apellido Macintosh no pasa desapercibido. Entre manzanas y ordenadores, este nombre es fácilmente reconocido. Pero menos conocido fue otro buen Macintosh a quien le debemos algo tan útil como los impermeables. Químico por vocación y emprendedor de espíritu, Charles Macintosh desarrolló la "fórmula" de la ropa resistente al agua creando una prenda con nombre propio: la Mackintosh. Por ello, en estos días tan inestables, Google ha decidido homenajearlo con un doodle solo para él.

Empleado y rebelde

Charles Macintosh fue un auténtico rebelde de su destino. No quiero decir con esto que se enfrentase a sus jefes o la autoridad. Desde joven, Macintosh estuvo trabajando en una oficina atendiendo al público, en Glasgow. Sin embargo, nunca se resignó a su trabajo, estudiando por su cuenta y provecho. A los veinte años, con una ambición creciente, sus conocimientos de química adquiridos tras varios años le valieron para diseñar algunos productos y reacciones químicas interesantes. De esta manera, este autodidacta se convirtió en químico por tesón. Gracias a sus descubrimientos, en 1823 consiguió su primera y más brillante patente, la del abrigo impermeable al que llamó Mackintosh.

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Esta prenda le permitió pasar de su estatus como empleado a dueño de una fábrica. Más tarde su factoría se uniría a la de Thomas Hancock de Manchester, que también había hecho sus pinitos con los químicos usados por Macintosh. La utilidad de los impermeables, ahora en el punto de vista del ejército inglés, le dieron la oportunidad de convertirse en un hombre adinerado. Charles Macintosh mostró siempre una tendencia a emprender, como ocurrió con su frustrado intento de montar una fábrica de levadura, cosa que ahora es bastante común, pero que en 1809 fue boicoteada por los maestros cerveceros londinenses.

El secreto contra la lluvia

Pero volvamos al secreto de su éxito: el impermeable. Macintosh según aprendía más y más química, estuvo experimentando con el alquitrán y la nafta, así como con el caucho. De esta manera aprendió a unir una capa de caucho entre dos de tela, protegiendo en parte la goma de las temperaturas a la vez que protegía la tela del agua. Así nació el Mackintosh. Este sistema fue patentado por el químico, lo que le brindó la entrada a la Royal Society en 1823 (el mismo año en el que le concedieron la patente). Los Mack o Mackintosh se hicieron famosos y a día de hoy todavía son un símbolo tradicional del clima inglés. Sin embargo, no todo lo que reluce es oro. Los primeros Mackintosh tenían el problema de fundirse en los días de calor, perdiendo su propiedad aislante. Algo que mejoró el propio socio de Macintosh, Hancock, vulcanizando la goma de las prendas. Poco a poco los impermeables creados por la nueva compañía de ambos se hicieron mejores: más resistentes, más impermeables y más ligeros.

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Sin embargo, a día de hoy, este sistema está ya desfasado. Y es que existen nuevos polímeros mucho más ligeros y cómodos, además de impermeables. El Macintosh, aún a pesar de las mejoras, sigue siendo pesado por contar con varias capas de ropa y goma. Otros plásticos y fibras sintéticas actuales permiten hacer prendas que funcionan tan bien como estos impermeables clásicos pero pesando mucho menos y siendo más manejables. No obstante, lo importante del descubrimiento de Macintosh nunca se ha olvidado. Como decíamos, los Macks siguen siendo un símbolo del clima inglés, todavía muy utilizados entre marineros. Además, supuso una ventaja táctica para el ejército inglés en su momento. Por no hablar de que resultó un avance notable para la comodidad cotidiana. Todas estas razones que bien valen un doodle.

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