A pocas horas de decirle adiós al 2016, ya con los rankings del año ya leídos, podemos determinar cuál ha sido la mejor película, el mejor libro o mejor avance de la ciencia, hemos hecho de adivinos y nos hemos asomado a lo que, probablemente, pasará en los siguientes doce meses del año que tenemos por estrenar. En lo que a emprendimiento se refiere, nuestros inversores de cabecera, algunos más pesimistas que otros, han determinado que 2017 será una época de asentamiento, de revisión y para actuar con cabeza. Pero, curiosamente y comparado con otros años, la palabra y el concepto de unicornio no han salido a relucir para el próximo curso.

Quizá es que hayamos entrado en un nueva etapa. O bien no esperamos que ningún gran emprendimiento español entre en la liga de las valoraciones de más de 1.000 de dólares o, por el contrario, ya no nos importa tanto llegar a ese nivel. Seguramente en los próximos años veremos el primero, el segundo y, quizá, el tercero y será genial, pero de momento nos quedamos con el objetivo de la rentabilidad que tanto gusta a los inversores.

Lo cierto es que en la cuna de los unicornios, en Estados Unidos, este tema se ha dejado un poco de lado. Según los datos globales para 2016 de CB Insights, el crecimiento del rebaño de esta especie se ha estancado de forma drástica durante los últimos 365 días, comparado con las buenas nuevas de años anteriores. Si 2014 crió 23 nuevos unicornios, 2015 otros 40, 2016 se ha quedado con unos modestos 12. El descenso de las rondas de financiación, además de la caída de las cifras astronómicas de otras etapas, han repercutido directamente sobre esta cuestión. Podría deberse al enfriamiento de los ánimos emprendedores al otro lado del Atlántico, pero también al hecho de que esas grandes compañías ya han levantado durante otros años el capital necesario y que aquellas que potencialmente podrías presentarse como unicornios ya han alcanzado esa meta. Esa etapa que está buscando el nuevo horizonte, la cosa ya no va de rondas de financiación multimillonarias, el tema está para muchas en lograr esa deseada salida a bolsa. Véase el caso de Snapchat que, si todo de desarrolla como está previsto, empezará a operar en los mercados públicos a mediados del año que viene -y ya de paso veremos sus cuentas, que ahora son privadas-.

Es, lo que podría llamarse, el techo del mercado; un mercado que, en cifras de la misma compañía tiene 183 empresas con esta, o por encima de esta, valoración y un valor total acumulado de 652.000 millones de dólares. Y en la lista lideran los de siempre: Uber, el líder indiscutible, Xiaomi, Didi, Airbnb y el opaco Palantir. Las cuales ya no crecen tan rápido, ni acumulan tanto capital como antaño. Ahora los que se imponen en esas menguantes, pero igualmente importantes rondas de financiación son los nuevos y más populares.

Fuente: CBInsights
Fuente: CBInsights

Lograr grandes rondas de financiación para que lleguen a convertirse en unicornios, es un proceso que puede durar años; algunos, incluso, décadas. Otros, sin embargo, tardan apenas un par de años en lograr su objetivo. Esta vez, los que se llevan el premio al crecimiento más rápido han sido Magic Leap y Snapchat.

En cualquier caso, hay otras muchas que, pese a todo, aspiran a convertirse en unicornios. Digital Ocean, Flatiron o Greenhouse Software son algunas que durante 2016 han levantado grandes sumas y se postulan como potenciales unicornios. Y todo esto pese al disentimiento de muchos en el sector; según Chris O´Brien, en Venturebeat, el concepto de unicornio podría, por no afirmarlo categóricamente, esa dimensión haber perdido todo su sentido. Tratado como un movimiento más de máketing que otra cosa, lo cierto es que cuando algo es poco común llama poco la atención; pero unicornios ya hay muchos y el término se ha vaciado por completo.

Es el momento de buscar una nueva especie. Esta ya no está en extinción.

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