Los rumores asomaban por el horizonte hace unas semanas y cada vez se suceden más rápido: la venta de Wallapop es inminente.

Los fundadores Miguel Vicente, cofundador de la 'app', y Gerard Olivé han asegurado a Teknautas que esta idea no tienen ningún fundamento. Al igual que Agustín Gómez confiaba a Hipertextual hace unos meses que este tema no estaba entre las posibles opciones para una de las startups más potentes del panorama emprendedor en España. Pero Wallapop es cuanto menos hermética en todo esto de hablar de sus entresijos financieros y nunca han respondido a ninguna pregunta que tenga que ver con algo que recuerde al concepto empresa, de ahí que no se sepa el valor de ninguna de las rondas de financiación que han logrado cerrar en su corta historia. Y, por supuesto, de estar pensándose el vender la compañía no lo van a decir al público. Recordemos que La Nevera Roja negaba la máxima aun teniendo la confirmación de que la venta se anunciaría sólo unos días después. Lo cual, efectivamente, pasó.

En cualquier caso, fuentes del sector sí que han hablado y ya han sacado a relucir un par de posibles compradores para el portal de productos de segunda mano. El primero de ellos es Naspers, una entidad sudafricana que está estrechamente vinculada con Wallapop tras la fusión del negocio de venta con LetGo en Estados Unidos, del cual es accionista. Y la segunda de ellas: Schibsted Media Group. Una compañía de anuncios clasificados noruega que, de adquirir a la española vendría practicando una estrategia similar a la de JustEat en el sector de la comida a domicilio: dominar el negocio de venta de segunda mano en Europa ya que es accionista de InfoJobs, Fotocasa, Laboris.net o Coches.net entre otros.

Pero la pregunta del millón siempre es la misma: ¿cuánto? Muy buena pregunta, puesto que normalmente los precios de venta se estiman con la referencia de las valoraciones de mercado que tienen dichas empresas. Pero lo dicho, Wallapop no suelta prenda. Las estimaciones hablan de que la compañía tiene un valor de 370 millones de euros, millón arriba millón abajo. Ahora sólo habrá que ver cuánto están dispuestos a pagar sus compradores teniendo en cuenta los problemas asociados que viene arrastrando Wallapop desde hace un tiempo y los que le quedan por delante.

Gerard Olivé, Agustín Gómez y Miguel Vicente, fundadores de Wallapop. Fuente: Ara.cat
Gerard Olivé, Agustín Gómez y Miguel Vicente, fundadores de Wallapop. Fuente: Ara.cat

Dos problemas importantes: monetización y competencia

Y los problemas están claros. El primero de ellos es el gigante tecnológico que todo lo quiere abarcar: Facebook. La red social que ya no lo es tanto quiere concentrar todo lo que suene a compartir en el entorno digital dentro de su línea de código. Lleva tiempo intentando comerse el pastel de Snapchat en el terreno de los vídeos y también quiere quedarse con las ventas de segunda mano. Después de todo, casi todo el mundo "vive" en Facebook y qué mejor que usar sus redes de amigos y conocido para vender. En este caso, Wallapop sólo puede apostar por su ventaja comparativa de la venta a nivel local, pero hay que reconocer que cuando Facebook se te pone delante da mucho miedo.

Y por otro lado está el drama de la monetización. Su estrategia para lograr revertir la actividad de sus adeptos en dinero se les está haciendo cuesta arriba. Agus, en una entrevista para Hipertextual dejó claro que todos sus esfuerzos iban a intentar lograr ese objetivo y poder ser rentables; pero sin perder la experiencia de usuario. Un tema complicado que ya viene intentándose poner en práctica desde hace unos meses, pero que no termina de cuajar. Con este panorama, la venta podría ser ya no sólo un recurso para crecer, también en cierto modo es una manera de persistir con el tiempo ya que el dinero de las rondas de financiación no es infinito.

Sólo queda esperar al anuncio oficial por parte de sus silenciosos fundadores.

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