El consumo energético es el talón de Aquiles del mundo conectado y de los wearables, aunque la eficiencia está mejorando a un ritmo exponencial con cada año que pasa. Sin embargo, el camino que queda por delante tampoco es despreciable, aunque será más pequeño gracias a proyectos como el de la Universidad de Cambridge, donde han desarrollado un transistor de un consumo ínfimo, factor que posibilita que funcione durante meses o años sin batería.

El secreto del transistor son los cambios de comportamiento que introduce respecto al trato de las barreras de Schottky, que pueden ser especialmente útiles para el tipo de solución al que se están enfocando, dispositivos electrónicos como wearables o incluso implantables para salud. Es en el proceso de fabricación donde se aprovechan las barreras, que ayudan a que los electrodos se mantengan autónomos y se pueda producir por debajo de un tamaño que normalmente hace imposible que los transistores funcionen con el comportamiento requerido.

Según uno de los responsables del paper, si estuviera conectado a una batería AA típica, el transistor podría durar 1.000 millones de años. Las barreras de Shottky ayudan, de nuevo, a amplificar la longitud de señal hasta cuando ya casi no queda energía y el transistor está prácticamente apagado. Los dispositivos domésticos conectados y wearables requieren durar durante mucho tiempo más que velocidad, y es crucial para muchos fabricantes poder asegurar que durante toda la vida útil de un producto no hay que cambiar de la fuente de alimentación, la batería.

El sistema de captura de la energía que se pierde es otro de los motivos por el cual este proyecto tiene futuro y asegura una durabilidad a largo plazo incluso cuando el nivel de batería es muy bajo.

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