La tinta electrónica está muerta para el mercado de masas. Para el nicho de lectores intensivos, los libros electrónicos seguirán siendo la mejor solución, pero para los lectores ocasionales, las pantallas de alta resolución de smartphones y tablets son más que suficientes. Esto no quiere decir, sin embargo, que todo avance no sea bienvenido. Las compañías que fabrican las pantallas llevan mucho tiempo buscando una solución mágica que incluya el color, sin mucho éxito.
Dos estudiantes de la Chalmers University of Technology de Suecia han creado un material muy fino y flexible que, además, comparte propiedades con la tinta electrónica. Se encontraban en una investigación combinando polímeros conductivos con nanoestructuras, y han descubierto que las minúsculas células pueden apagarase y encenderse como si fuesen subpíxeles de una pantalla LCD.
Lo que las hace relevantes para el mercado de la tinta electrónica es que no emiten ninguna luz y tienen un consumo ínfimo, por lo que tampoco tienen efectos nocivos sobre la vista. Además, es una tecnología perfecta para usar bajo el sol, frente a los paneles LCD u OLED, que emplean mucha energía para iluminarse en condiciones de mucha luz.
Las soluciones anteriores de tinta electrónica han tenido un aspecto muy lavado y alejado del contraste requerido para emular la impresión en libros físicos. Además, tampoco ofrecían una gran resolución que les permitiera producir una lectura nítida y detallada, mientras que esta tecnología supera incluso la densidad de smartphones con pantallas de alta resolución.
El problema es escalar la producción del producto hasta hacerlo algo viable con lo que poder vender a una gran empresa del sector o incluso crear productos con ella. Al tratarse de un equipo de sólo dos personas, necesitan más ayuda para seguir invesigando y encontrar materiales alternativos al oro y plata presentes, que están lejos de ser económicos y viables para un proceso de producción.