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Los acuerdos de La Habana junto con el plebiscito del domingo 2 de octubre prometían poner fin a uno de los conflictos más largos de la historia moderna: el combate entre las fuerzas armadas colombianas y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Con el apoyo de la comunidad internacional y la negociación entre las dos partes, los requisitos parecían muy sencillos de cumplir: El reconocimiento a los acuerdos firmados en La Habana necesitaba únicamente el 13% de la aprobación y, por supuesto, ser el voto mayoritario en una consulta ciudadana.

Sin embargo, la baja participación electoral y una serie de factores dieron la vuelta a lo que se percibía como inevitable y que pondría fin a la guerra. Con una diferencia de 50.000 votos, Colombia decidió por el NO.

Miles de personas dentro y fuera de Colombia han comparado esta decisión con el Brexit o con el éxito de Trump en el proceso electoral estadounidense. Sin embargo, se trata de una decisión compleja. Estos son algunos de los factores que le dieron el triunfo al NO:

Álvaro Uribe

El Espectador
El Espectador

La figura central detrás de la campaña por el NO es el ex presidente Álvaro Uribe, demostrando que este sigue teniendo una gran influencia en Colombia tras haber dejado el puesto hace seis años.

Durante la presidencia de Uribe se recrudeció el combate militar a las guerrillas, tras el fracaso de las negociaciones del presidente anterior, Andrés Pastrana. Uribe, cuyo eslogan de campaña fue “Mano firme, corazón grande”, fue víctima directa de las FARC en varios ocasiones y llegó a calificar a la guerrilla como “narcoterroristas”.

En la campaña del NO, infundió el temor de que Colombia se dirigía hacía el “castro-chavismo venezolano” con la incorporación de las FARC a la vida política y civil del país. Lo anterior sumado a la difusión de la idea de que los responsables de crímenes de lesa humanidad no pagarían por sus crímenes.

La geografía y sus efectos

Ilustración: Kienyke
Ilustración: Kienyke

Colombia es un país enorme y aunque el conflicto armado afecta a todo el país directa o indirectamente, la verdad es que dentro se viven una multitud de realidades. Sería igual a decir que en México la violencia de narcotráfico es igual en el Guerrero que en Sinaloa o en la Ciudad de México.

Las zonas urbanas, con excepción de Bogotá D.C., votaron por el NO. Mientras las regiones rurales azotadas por el conflicto como Bojayá, Chocó, Cauca, Vaupés, Putumayo, Nariño, Guajira el SÍ ganó con un amplio margen.

Sin olvidar que el abstencionismo fue el verdadero protagonista: el 62.3 de los electores simplemente no votó. Los analistas culpan a la poca confianza que tienen los colombianos en sus instituciones, a las condiciones climatológicas del domingo y que los partidarios del SÍ y del NO complicaron el tema en lugar de aclararlo.

El formato

CNN
CNN

La boleta del plebiscito contenía una sola pregunta y dos opciones: ¿Apoya usted el acuerdo final para la resolución del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera? Decir SÍ o NO era equivalente votar por un todo o nada.

De acuerdo con María Lucía Ramírez, líder del Partido Conservador, los acuerdos de La Habana dejaban a las FARC en condiciones muy ventajosas con 10 escaños en el congreso colombiano (5 en cada cámara) durante dos periodos y la posibilidad de competir por puestos de representación política aunque hayan cometido crímenes anteriormente, algo prohibido por la Constitución.

Adicionalmente, 31 emisoras de radio y un canal de televisión más la ayuda económica que daría el Gobierno a los exguerrilleros para reincorporarse a la vida civil.

24 horas antes de las elecciones las FARC anunciaron que pondrían todos sus recursos en la reparación de las víctimas, aunque puede que hayan mandado el mensaje conciliador demasiado tarde pues durante las negociaciones habían argumentado que no contaban con la capacidad económica para solventar el posconflcito.

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