Cuando un cinéfilo piensa en las buddy movies, el género que le suele venir a la cabeza es el policíaco y, más concretamente, la comedia de acción con una trama en la que dos agentes de la ley antagónicos se unen para luchar contra alguna banda de criminales y, por el camino, forjan una sólida amistad: se trata de las buddy cop movies, que se generalizaron a partir de la década de los ochenta del siglo XX.
La premisa típica es la de un policía ejemplar al que, sea cual fuere el motivo, le asignan a un compañero indeseable para investigar un caso espinoso por cuya peligrosidad, evidente o no, podrían salir muy mal parados. Y esta es precisamente la premisa de **Arma letal, realizada en 1987, que se convirtió en la primera entrega de una exitosa saga de cuatro películas, todas dirigidas por el neoyorquino Richard Donner y estrenadas en un periodo de once años**.
Debido a este éxito, y al rincón que se conquistó en la memoria de los espectadores de todo el mundo, no puede antojársenos nada extraño que hayan decidido que una buena idea aprovechar el enorme auge actual de la ficción televisiva para adaptar la saga a una serie, a las órdenes de Matthew Miller (Forever), que **se estrena en Movistar + el próximo 22 de septiembre, sólo un día después de su puesta de largo en Estados Unidos**.
Así que muy pronto volveremos a ver a los sargentos Martin Riggs y Roger Murtaugh, interpretados por Mel Gibson y Danny Glover, en la saga primigenia y creados por el guionista Shane Black, liándola parda en las calles de Los Ángeles. Y, como hablamos de la adaptación de una historia y unos personajes tan queridos, es de lo más lógico preguntarse hasta qué punto serán reconocibles en ella los originales y qué cambios o innovaciones se habrán planteado para esta nueva etapa; en resumidas cuentas, qué podemos esperar de la serie.
Volveremos a ver en la misma a un Murtaugh cincuentón, veterano detective de Homicidios con buena reputación al que esta vez encarna Damon Wayans (El último Boy Scout) y a quien, para su inquietud, le asignan como compañero al impredecible Riggs, otro detective, con el rostro de Clayne Crawford (*24*), más joven pero también experimentado y tan audaz e imprudente que llega a resultar un auténtico peligro con placa policial, al que la mayor parte de sus colegas juzga fuera de sus cabales, y con razón hasta cierto punto.
Las tendencias suicidas de Riggs están motivadas por una tragedia de su pasado según hemos podido ver en el tráiler, igual que ocurre en la primera película, pero no es californiano, sino que se traslada desde Texas a California para volver a empezar en la policía de Los Ángeles después de su tragedia. Murtaugh lucirá la misma lógica desconfianza inicial por él, pero ambos terminarán construyendo un sólido vínculo amistoso, y Murtaugh se verá arrastrado a los locos procedimientos de Riggs.
Su capitán, que se llama Brooks Avery y no Ed Murphy y es interpretado por Kevin Rahm (*Mad Men*), tendrá que lidiar con los desastres que la pareja de policías provoca a cuenta del texano. Y la doctora Maureen Cahill, psiquiatra del departamento, a la que da vida Jordana Brewster (Fast and Furious), deberá hacer frente al estado mental de Riggs como en las películas hacía la doctora Stephanie Woods, pero parece que con mayor presencia que la esta última. Desconocemos si se trata de un cambio de nombres arbitrario para estos personajes o si, en futuras temporadas, les sustituirán los verdaderos Murphy y Woods.
Puesto que Murtaugh sigue siendo padre de familia y suponemos que esta contará con un papel de importancia por lo que deja ver el avance, su esposa Trish y sus hijos Riana y Roger Jr. se verán envueltos en los casos que investiguen y padecerán la violencia de los malhechores contra los que peleen Riggs y Murtaugh. Keesha Sharp (*American Crime Story) toma el relevo de Darlene Love interpretando a Trish; Chandler Kinney (AHS: Asylum) es Riana, y Dante Brown (Shameless*), Roger Jr., mientras que en la saga cinematográfica, ellos dos se llamaban Rianne y Nick, y además tenían una hermana pequeña que respondía al nombre de Carrie.
Como novedad, nos encontramos con Scorcese, patólogo forense del departamento de policía de Los Ángeles, que es encarnado por Johnathan Fernández (*Girls*). Sin embargo, de veras deseamos y es de esperar que, al menos, podamos contemplar en pantalla durante las sucesivas temporadas de la serie a un nuevo pero igualmente parlanchín Leo Getz, a quien el inolvidable Joe Pesci daba vida en las películas desde la segunda (1989). Y también a la habilidosa Lorna Cole, en cuya piel se metió Rene Russo a partir del tercer filme (1992).
Del mismo modo, nos encantaría que retomaran tramas de la saga cinematográfica y que Riggs y Murtaugh se enfrentasen de nuevo al pérfido general Peter McAllister y a su lugarteniente, Joshua; y también al racista Arjen Rudd, al corrupto Jack Travis y al temible mafioso Wah Sing Ku. Pero lo que sin duda está asegurado son las aparatosas secuencias de acción a raudales, los diálogos ágiles y divertidos y, sobre todo, las locuras de Riggs, que tanto persigue a un delincuente saltando de un automóvil a otro como soluciona una situación peliaguda haciendo estallar un edificio.
Tampoco sabemos si escucharemos un saxofón en la banda sonora compuesta por Ben Decter y Josh Kramon, como sí había uno muy reconocible en la de Eric Clapton y Michael Kamen para las películas. Ni si habrá gags a la de tres ni si quizá Murtaugh se lamentará por los peligros que se le vienen encima gracias a Riggs diciendo, como acostumbra en los filmes, que está “demasiado viejo para esta mierda”, con perdón. Tendremos que esperar al estreno de la serie en Movistar + el ya cercano día 22 para comprobarlo.
