El último descubrimiento del mundo espacial ha dejado la evidencia de que el exoplaneta Proxima b, que orbita a la estrella más próxima al Sol, podría ser potencialmente habitable por el ser humano. Pese a las incógnitas que le rodean, sus similitudes con la Tierra le hacen ser una buena opción de aquí a unos miles de años.

En cualquier caso, y tocando temas más mundanos, mientras los científicos determinan si Proxima b es habitable, queda la cuestión de cómo llegar hasta allí. Pero antes habrá que llegar primero a Marte como poco.

Y en esta misión han irrumpido cientos de empresas privadas que han encontrado en esta nueva carrera espacial su nicho de mercado. Y aún es una familia muy pequeña. La NASA ya no es la única abanderada, y propietaria, de todo lo que acontece de nuestra estratosfera hacia afuera.

SpaceX, el mayor hito en la historia de las empresas privadas espaciales es el mejor ejemplo; siendo, además, una de las más financiadas por los fondos de riesgo. Con sus aterrizajes verticales en plataformas marítimas y su intención en firme de llevar seres humanos a Marte en 2024 se ha ganado el puesto de líder de la serie. Pero no es la única: O3b Networks, OneWeb, blue Origin o Planet Labs están secundando la tendencia espacial con proyectos únicos o complementarios a otros ya existentes.

En la versión española se encuentra zero2infinity que, con su proyecto Bloon, quiere hacer carrera con el turismo en el espacio. De cuatro en cuatro, los clientes podrán ascender a 36.000 metros de altitud en una suerte de globo aerostático.

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De moda, pero de capa caída en financiación

Desde 2012, el crecimiento en la financiación de startups de índole espacial ha crecido de forma exponencial. Los inversores han visto pasar ante sus ojos un sector que ha aumentado y se ha multiplicado en un pequeño espacio de tiempo; lo que antes ni se planteaban ahora es una realidad. De 2 o 3 empresas dedicadas a este negocio han pasado a ser más de 100.

Sin embargo, 2016 no está siendo su año. O al menos eso dicen las rondas de financiación levantadas por estas empresas. Si echamos la vista a años anteriores, 2015 concretamente, la mejor financiada es la propia SpaceX, con 1.100 millones de dólares. Seguida de O3b Networks con 985 millones de dólares y OneWeb con 519 millones. Blue Origin, la mayor competidora del negocio de Musk, levantó 500 millones. Y es que han sido estas mega-rondas las que han tirado del carro durante el pasado año.

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2016 sigue perezoso y de seguir la tendencia, con sólo 201 millones de dólares invertidos en total para 20 startups hasta la fecha, tendrá peores datos que 2014.

Pero, ¿es preocupante esta caída? Lo que para cualquier sector emprendedor supondría llevarse las manos a la cabeza y lamentarse por el estallido de la burbuja, esa que tanto suele aparecer de vez en cuando, para la carrera espacial es diferente. Los tiempos de espera y actividad son muy diferentes a los de cualquier otro sector; y aprovisionados los grandes durante el año anterior se deja paso a los pequeños que buscan su oportunidad durante el tiempo de descanso. Aún así, y teniendo en cuenta el tipo de actividad en la que se mueven, es más que probable que SpaceX vuelva a anunciar una ronda millonaria para cubrir el lanzamiento de nuevos cohetes. Su actividad empieza a monetizarse con los encargos privados pero, si su misión es llegar a marte en 2024, lo más seguro es que deban recurrir a terceros.

Las estadísticas volverán a romperse en la búsqueda de colonizar el planeta rojo.

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