Los inversores internacionales siguen una lógica muy similar allá por donde pisan o, al menos, tienen intención de pisar. La estabilidad social y económica de una determinada región son motivos suficientes como para decantar la balanza de la inversión: si la situación es buena, la startup en concreto se mirará con buenos ojos. Si esta es mala, o apunta en una dirección poco conveniente, los recursos financieros emigrarán a mejores puertos. Los riesgos de poner fondos en proyectos incipientes deben minimizarse todo lo posible porque, no teniendo el respaldo de una gran empresa detrás, lo único que queda es el entorno como objeto de estudio.

Y esto precisamente le está ocurriendo a México. Junto con Brasil ocupa el lugar de la joya de la corona en cuanto a importes levantados para startups, pero los buenos años están tocando a su fin. En el caso de Brasil, ha sido el pinchazo económico el que ha afectado a todos sus sectores. En México, una caída similar en la perspectiva económica y un dramático aumento de los problemas sociales han marcado la pauta.

Las grandes entidades buscan un feedback en los países en los que invierten, y que estos creen el ecosistema ideal para ellosPrecisamente de esta circunstancia se ha debatido en el Seminario de Perspectivas Empresariales 2016, del ITAM. Con motivo de evento económico, los líderes de empresas, asociaciones y emprendedores nacionales e internacionales se han puesto de acuerdo en una circunstancia: México tiene muy mala fama en el extranjero, principalmente en Estados Unidos, y esto afecta de manera muy negativa al crecimiento de la inversión. El aumento de la inseguridad ciudadana y el problema del narcotráfico, basados en muchas ocasiones por una mala publicidad, estereotipos o exageración de las circunstancias, se han posicionado como las principales barreras de entrada. El inversor internacional sólo tiene que echar un vistazo a cualquier portal de Internet y cerrar de manera negativa una operación. El miedo y el desconocimiento son, ante todo, los mayores rivales de cualquier startup. ¿Quién quisiera entrar en un lugar del que se conoce entre nada y poco, y de lo poco que se sabe todo es negativo?

Empresas como General Motors, una de las asistentes al evento, ha confirmado de partida que rechaza cualquier inversión en una "zona especial", porque no cuenta con los recursos para ello. Supone un riesgo demasiado grande para sus accionistas, o los de cualquier otra empresa, que de momento no ve el feedback de las comunidades mexicanas que se ofrecen. En otras palabras: faltan las condiciones para una gestación apropiada y, de momento, las políticas sociales y de control no están trabajando para ir por el buen camino.

Pese a esto, hay algunos que sacan beneficio donde otros sólo ven problemas y se lanzan a la inversión. El caso de Uber es uno de ellos. Uno de los focos más grandes de inseguridad en México, y más concretamente en sus capitales, está en sus medios de transporte por ciudad. Cientos de ciudadanos se quejan constantemente de lo inseguro que es subir a un taxi. Uber vio el negocio en esto y entró sin miedo a conquistar el terreno. Así que lo que es malo para algunos, para otros es la fuente de sus beneficios.

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