Es fácil deshumanizar a los asesinos seriales. Tratarlos como objetos es más agradable que entender la verdad de sus acciones y lo parecidos que pueden ser a nosotros. Lo que muchas veces puede parecer inexplicable es en realidad una relación de causalidad, eso sí, tremendamente difícil de detectar.

John Hinckley Jr. disparó seis veces su revólver hacia el presidente Ronald Reagan en 1981, logró herirlo de gravedad al igual que a otros agentes del servicio secreto y a un secretario de prensa que luego moriría por las heridas infringidas ese día. Sin embargo, Reagan sobrevivió.

Hinckley no ha dejado dudas acerca de sus motivos. Desde que vio la película Taxi Driver se obsesionó con la actriz Jodie Foster. Luego de varios intentos de seducirla a través de varias llamadas telefónicas y acoso continuado, John decidió que debía hacer algo grande para ponerse en su nivel y, emulando lo que intenta hacer el personaje principal de la famosa película de Scorsese, quiso asesinar a Reagan para inmortalizarse en la historia.

Como le escribió a Foster momentos antes del intento de asesinato:

Durante los últimos siete meses te he mandado docenas de poemas con la esperanza de que desarrollaras un interés en mí. A pesar de que hemos hablado por teléfono un par de veces, nunca he tenido el valor para acercarme a ti en persona y presentarme... La razón por la que realizaré este asesinato es porque no puedo esperar para impresionarte.

Luego llegó el caos.
Luego llegó el caos.

Fue diagnosticado con una serie de enfermedades mentales, a pesar de haber vivido muchos años como una persona "normal". Pasó décadas en un hospital psiquiátrico y fue liberado el 5 de agosto de 2016.

El caso de Ted Bundy es mucho más complicado. Desde niño mostraba tendencias psicópatas además de sufrir una infancia de pesadilla, siendo criado por sus abuelos (un maníaco abusivo y una señora deprimida), creyó por mucho tiempo que estos eran sus padres biológicos cuando, en realidad, la persona que creía que era su hermana mayor era, de hecho, su madre.

A los tres años comenzó su obsesión por los cuchillos. Su tía Julia recuerda haberse despertado de una siesta para encontrar a Ted sonriendo luego de haberla rodeado con cuchillos que encontró en la cocina.

Para cualquier otra familia sería momento de llamar a un sacerdote, para los Bundy, era rutina.
Para cualquier otra familia sería momento de llamar a un sacerdote, para los Bundy, era rutina.

Ted luego se convertiría en el autor de una masacre silenciosa, imposible de siquiera resumir. Más tarde lo condenarían a muerte. Fue ejecutado en la silla eléctrica en 1989.

Correspondencia entre Ted Bundy y John Hinckley Jr.

Tres años antes de la ejecución de Bundy, Hinkley sintió compasión por el destino injusto que Ted pronto sufriría y le escribió una carta tratando de entablar una relación amistosa con él de criminal a criminal.

El resultado fue una serie de curiosas cartas que parecen provenir de un cómic de Batman en que Jóker y Doble Cara se vuelven amigos por correspondencia.

El día que murió, Bundy le confió las cartas al guardia de prisión Arvith Foat, y luego de que este muriera en 1996, los documentos salieron a la luz, permitiéndonos conocer esta curiosa historia de malograda reciprocidad entre dos famosos asesinos.

Carta #1. De John Hinckley Jr. a Theodore Bundy

24 de febrero de 1986 Querido Ted,

Permíteme presentarme-John Hinckley Jr. el solitario ligeramente gordo que buscó impresionar a la actriz Jodie Foster, disparándole al presidente Ronald Reagan en 1981. ¿Recuerdas? Hola.

Espero no estar siendo grosero, pero acabo de ver un artículo sobre ti en el Post, y pensé que te harían bien algunas palabras amigables de alguien que en verdad conoce de primera mano lo duro que puede ser levantarte y decirle al mundo: "Miren, lo lamento mucho, pero estaba totalmente enloquecido."

El periódico habla acerca de cómo no quisiste declararte clínicamente loco en tu juicio. (Hey, ¿quién querría?) ¿Como si eso significara que no estás loco? (Si me preguntas a mí, ¡lo prueba!) Y como solo lo estabas haciendo en la apelación para escapar a la pena de muerte. (Duh.) Ted, escuché esas mismas patrañas y me deprimí tanto que intenté suicidarme tres veces. Entonces, lo que en realidad quería decirte es que no dejes que esos bastardos te depriman. Tienes el mismo derecho a una apelación como cualquier otra persona, incluso si asesinaste y fornicaste a cien chicas muertas. (¿Pero, por qué te digo todo esto? ¡Fuiste a la escuela de derecho!)

Buena suerte, John

P.D. ¿Alguna vez viste Taxi Driver?


John, en su evidente locura, es capaz de empatizar con alguien tan despiadado como Ted Bundy. Sus situaciones son ligeramente similares; pero se ve que Hinchley (que luego intentaría contactar a Charles Manson) está obsesionado por ser inmortalizado y también algo aburrido.

Carta #2. Respuesta de Theodore Bundy a John Hinckley Jr.

15 de Marzo de 1986 Querido John,

¡Que deliciosa sorpresa! Claro que te recuerdo y a tu intento de asesinato fallido. Claro, como un republicano de toda la vida, cuestiono el objetivo que escogiste, pero entiendo completamente el impulso que te motivó. Pocas emociones son tan perturbadoras y potentes como el amor no correspondido. La furia demoníaca quizás, pero no más.

Mi única disputa es tu gusto. La innegablemente talentosa señorita Foster es, de acuerdo con mis admitidos estándares raros, algo huesuda. (Plana como un crepe, como se suele decir) En cuanto a Taxi Driver, pensé que era regular. A pesar del excelente trabajo del elenco y la evocadora banda sonora de Bernard Herrmann, falló al ejecutar el intenso clímax que esperaba.

Dudo que estés familiarizado con el trabajo de Dostoyevsky, pero si tu hospital tiene al menos, una biblioteca decente, deberías explorarlo. Comienza con Crimen y Castigo. Todo está ahí: los impulsos de culpa y obsesión, el intelecto sin base decayendo a la locura y el asesinato. Haz vivido la película--ahora lee el libro! Ha-ha.

En un tono más sombrío, debo pedirte que restrinjas el uso de groserías en futuras cartas. Cuando acepté a Cristo hace dos años como mi Señor y Salvador personal, saqué la basura de mi vida. No puedo cambiar el pasado -- Lo siento. En verdad me fui non compos mentis -- pero hoy, soy Su cordero. Búscalo John. No hay solitarios en su rebaño.

Te deseo lo mejor, Ted


Ambos individuos tienen un sentido del humor admirable. Se encuentran encerrados y en camino a una cercana muerte, sin embargo, siguen teniendo ánimos para compartir sus gustos y disgustos, sus pasiones, religiones, etc. Es difícil seguir viendo a Bundy como un monstruo luego de saber que leía a Dostoyevsky, era apasionado de las bandas sonoras fílmicas y se graduó de abogado (luego de recibir excelentes calificaciones estudiando psicología). Su creencia en Dios es risible y algo paradójica, considerando su expediente. ¿Un asesino serial incómodo con usar groserías?

Carta #3. John le responde a Ted.

21 de marzo de 1986 Ted,

Imagino que si supieras algo de mujeres y como hacerlas felices, no estarías exigiendo estúpidas apelaciones seis años tarde para salvar tu trasero (lo siento-recto) de la silla eléctrica. HA-HA-HA. Incluyo una foto de Jodie para que puedas ver lo loco que estás. Solo me quedan cincuenta y seis, pero lo vale. Esta es de Carny. ¿La viste? ¿O estabas muy ocupado violando y mutilando chicas tontas? Te crees tan inteligente, ¿pero quién es la que estudia en Yale? Jodie Foster.

Sabes, cuando los periódicos decían que eras arrogante, traté de mantener mi mente abierta. Pero por fin estoy empezando a ver que tenían razón.

JODIE ES UNA BELLEZA!!!!!!!

John P.D. Ya NO soy un solitario. El nombre de mi prometida es Leslie DeVeau y la conocí aquí.


Parece que John no tomó muy bien las descalificaciones físicas en contra de su amada, pero por lo menos le envía a Ted una de las fotos de su colección. Solo le quedan CINCUENTA Y SEIS. Pareciera que su amistad no está destinada a durar mucho.

Carta #4. De Ted a John.

2 de abril de 1986 Mi querido y demente Hinckley,

No sé lo que te estarán poniendo en tu vaso de pastillas, viejo amigo, pero por un chiste sarcástico --por el cual me apresuro a pedir tu perdón -- no tiene caso desenfundar tu 22. automático y castigar a una multitud de "trajes". Tómalo de un amigo que en más de una ocasión tuvo más pezones de los que podía masticar: olvidémonos de la ira.

Gracias por la foto. Si vi Carny --Soy fan de Gary Busey-- pero la recuerdo muy poco, excepto por la excepcional banda sonora de Alex North. No puedo sacarlo de mi cabeza.

¿Tu prometida no es la misma mujer que mató a su propia hija de un escopetazo para luego apuntarse el arma a sí misma? ¿Apenas se voló una parte de su brazo izquierdo, verdad? Hablando de una tapa para cada olla: que milagro que ambos tiradores se encontraron el uno al otro. Yo mismo estuve comprometido con una dulce chica en el 81 y no me he arrepentido ni por un momento. Mi único consejo es que te asegures que la chica te ama a ti por ser tu mismo. La mayoría de ellas solo ven una cara guapa y nunca echan un vistazo más allá de la superficie hasta que es muy tarde.

Te deseo lo mejor, Ted


Esta última frase de parte de Ted es particularmente perturbadora. Nos hace imaginarnos cuantas mujeres pensaron que estaban saliendo con un tipo normal y corriente, hasta que Ted demostró sus verdaderos motivos, asesinándolas y luego profanando sus cuerpos.

Las demás cartas de esta serie no son tan interesantes. La mayoría parecen sesiones terapéuticas entre ambos presos, pero van perdiendo la intensidad a medida que cada uno pierde el interés en continuar con la conversación.

Da mucho que pensar el hecho de que los seres crueles también tengan almas, pasiones y emociones. O como decía un gran sabio: "La locura—como sabes— es como la gravedad, solo se necesita un pequeño empujón."

Dulces sueños.
Dulces sueños.

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