Los accionistas de Uber van a empezar a unirse a las manifestaciones contra la compañía en la que han invertido miles de millones de dólares. De momento, ya consiguieron limitar todas esas rondas de financiación, cuyo único resultado era el de diluir su poder accionarial, pasándose a la deuda como nuevo punto de referencia. Pero se sigue dilapidando el dinero.

Al igual que en España y otras geografías, Uber crece a base de pagar incentivosUna de las referencias en cuanto a dinero perdido está en China. En el país asiático, Uber ha tenido que crear una "nueva empresa" para dar entrada a socios locales, y llevan más de 1.000 millones de dólares gastados en su intento de competir contra el líder local: Didi ChuXing, anteriormente conocido como Didi Kuaidi. Y sin embargo, las diferencias son abismales. Con 14 millones de conductores y 400 ciudades en China, frente a las 100 de Uber, Didi tiene una ventaja enorme. A esto se le añade el hecho de que Uber es una empresa extranjera, por lo que muchos de los réditos generados quedan bloqueados -la tecnológica estima que más de 11.000 millones de dólares en acciones y en dinero en efectivo no son accesibles, de momento, para Uber en China-. Y aunque la entidad nativa no tenga este problema, la sangría de dinero le está costando muy cara.

Pero la ventaja no es suficiente. Para lograr esas cifras, ambas compañías destinan una gran parte de los esfuerzos económicos y de marketing a captar conductores y clientes a base de incentivos: viajes gratis, regalos, descuentos, promociones... Todo vale para ganar la guerra del transporte; porque en China no es contra los taxis, es contra ellos mismos.

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Los accionistas rebeldes

Ante este panorama las opciones son escasas. Uber podría rendirse y salir definitivamente de China; idea que a todas luces descartan por el esfuerzo acumulado que les ha supuesto entrar. O también podrían unirse al enemigo. Y eso es precisamente es lo que algunos accionistas de la empresa están empezando a barruntar, según algunas declaraciones hechas a Bloomberg. Pese a que ambas compañías hayan desmentido tales ideas, la verdad es que no es nada descabellado.

De cumplirse, la compra de Uber por parte de Didi Chuxing sentaría un precedente para el resto de los países donde opera la californianaSegún dichas declaraciones, ya se habrían realizado casi diez reuniones en las que Uber y Didi se han sentado en la misma mesa con el objetivo de llegar a un entente cordiale. Después de todo, Didi ya ha demostrado que sabe ceder con los ejemplos de Lyft, Ola y Grab.

Alguna idea que podría haberse puesto en juego sería la de operar de forma conjunta. Los gastos para competir entre ellos quedarían anulados y, liberados de tener que hacer promociones, sólo tendrían que centrarse en crecer. El problema que se presenta, de darse por buena esta opción, es el de cómo repartir los beneficios. Didi tiene un poder mayoritario en el país, por lo que no estaría dispuesta a renunciar a ganancias que operando de forma única sí podrían granjearse. Esto deja a la idea de la asociación como la mejor para Uber, pero la menos viable de todas. Dos titanes con gran personalidad operando juntos es algo que tiene mucho peligro, para ellos mismos principalmente.

La segunda opción, y la que menos agrada a la compañía californiana, es la de la absorción. Didi ChuXing se haría con el control de todas sus operaciones en China, y Uber tendría un porcentaje minoritario y representativo. Supondría tener menos quebraderos de cabeza, eso desde luego, pero sería perder la batalla.

El futuro de Uber, tanto en China como en el resto del mundo, está por escribirse.

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