El joven cineasta Robert Eggers, nacido en Estados Unidos, se decidió por la producción independiente para entregarnos una robusta ópera prima que le valió ser galardonado en el Festival de Sundance.A la espera de conocer sus intereses como potencial autor de cine —y posibilidades tiene de serlo a la vista de que, no sólo ha escrito su propio guión para The Witch, sino que hasta su estilo, de afianzarse, le podría confirmar como tal—, Eggers se ha lanzado a la piscina igual que otros antes que él, con **una película de terror de aspiraciones comerciales que llame la atención de la industria pero, en su caso, sin dejar de lado la decencia cinematográfica**.

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Para ello, basándose en múltiples testimonios y declaraciones reales de la época colonial americana, ha construido un sólido cuento sobre una familia sectaria y recalcitrante, pero bienintencionada en cualquier caso, a la que expulsan de una colonia de puritanos en el siglo XVII, por lo que deciden establecerse orgullosamente a la orilla de un bosque más oscuro de lo que pudiera parecer a simple vista.

Lo que vemos en pantalla conforme se desarrolla el drama, es decir, el grupo familiar que abandona la comunidad a la que pertenecía y se instala en medio de ninguna parte de una zona boscosa, los temores conservadores que determinan la situación inicial y el comportamiento ante las peripecias que la perturban y conducen a los protagonistas a otra muy diferente, y las consecuencias de la exacerbación del sentimiento religioso, todo ello *puede recordar fácilmente a otros filmes anteriores, como The Crucible (Nicholas Hytner, 1996) o The Village* (M. Night Shyamalan, 2004).

Pero, aun así, Eggers nos ofrece algo especial, porque ha realizado un buen ejercicio de abarcamiento y, a la vez, de síntesis acerca del asunto que trata; nos brinda la posibilidad de aterrarnos, de sobrecogernos si uno es muy sensible, o al menos de impresionarnos tanto con la psicosis que genera el fanatismo religioso, el vivir en un pretendido mundo hostil de fuerzas supraterrenas según el que sus moradores analizan todo lo que les ocurre, como con el horror de lo sobrenatural que quizá acecha en el bosque. Así, The Witch es conceptualmente todo lo que podría ser**.the witch
Nos impresiona tanto con la psicosis que genera el fanatismo religioso como con el horror de lo sobrenatural que quizá acecha en el bosqueEl novelista Stephen King ha dicho que le dio verdadero miedo, lo cual, tratándose de alguien tan familiarizado con la narrativa de terror, ha de satisfacer mucho a Eggers. “Es una película realista, tensa y que invita a la reflexión, así como visceral”, ha escrito en Twitter. Y ahí está precisamente el punto respecto a lo que de veras aporta de valor: no se limita a contarnos la enésima historia terrorífica sobre entidades diabólicas que atormentan y dañan a un grupo de seres humanos, sino que su propio tormento también puede proceder de la dinámica psíquica y social del extremismo ideológico.

Su narración es precisa. No pierde ni un solo segundo en escenas o imágenes inútiles, que no contribuyan a crear desasosiego, sus encuadres son concienzudos y detallistas, y su montaje, sereno pero implacable, y la rica y compleja banda sonora del canadiense Mark Korven, preñada de cuerda y coros, es de lo que más ayuda a aumentar la inquietud del espectador desde el mismo comienzo de esta pesadilla.

El filme se ve muy beneficiado al hacernos oír el vozarrón del experimentado actor británico Ralph Ineson y contemplar la severidad de la escocesa Kate Dickie, más conocida como Lady Arryn en *Game of Thrones*, la buena labor interpretativa de los primerizos Harvey Scrimshaw, que da un pequeño e inesperado recital, y sobre todo, Anya Taylor-Joy, corazón de esta tragedia, y un poco, poquísimo, el rostro peculiar del recurrente Julian Richings.

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Si algo se puede lanzar en contra de esta película, no cabe duda de que procede del mismo estilo narrativo que Eggers ha escogido, esa serenidad visual con la que espera espeluznar por lo que se ve y se escucha y no por los empujones de un ritmo endiablado ni, y esto se agradece, la sanguinolencia a la que la mediocridad suele recurrir en el cine de terror, asqueando al respetable porque es incapaz de horrorizar de verdad.

Entonces, siendo una mirada fría de los acontecimientos, tal vez acabe enfriando también la del espectador consumado. Además, quizá le falte un hervor explicativo que no deje a la esfera misteriosa en la simple motivación del mal por el mal.

Conclusión

The Witch es un buen primer paso de Robert Eggers en el mundo del largometraje y, pese a que quizá no alcance las cotas de estremecimiento que podría y no salga de la motivación maligna de costumbre, satisfará tanto a aquellos que se acerquen a ella con el propósito de ver una película de terror decente como a los que busquen algo más de profundidad dramática y de las ideas.

Pros

  • Lo completo que es el acercamiento de Eggers al tema que aborda.
  • La narración precisa, a la que no le sobra nada.
  • La rica y compleja banda sonora de Mark Korven.
  • El buen trabajo del reparto, sobre todo, de los primerizos Harvey Scrimshaw y Anya Taylor
  • Joy.

Contras

  • La frialdad del estilo que quizá se contagia a la mirada del espectador.
  • Que no alcanza el nivel de horror que podría.
  • La falta de desarrollo explicativo en las motivaciones del mal.