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El sector de la publicidad no deja de sorprender. Mientras medio mundo se encuentra luchado contra los anuncios invasivos en esta u otra web, la otra parte está intentando hacer de este negocio una experiencia de usuario diferente. Y otros, por su lado, hacen publicidad gratis.

Que a todos nos gusta salir bien en las fotos no es un misterio, que a algunos les encanta posar y ser fotografiados tampoco. Otros incluso intentan emular los formatos de las revistas y portadas con unos cuantos filtros por aquí y unos retoques por allá. Y de esto se está aprovechando una nueva aplicación para Instagram, Facebook o cualquier red social que se precie. Adictik ha encontrado la fórmula para satisfacer los egos de muchos adictos, puede que de aquí el nombre, a estas plataformas.

El funcionamiento es sencillo. Solo tenemos que coger una foto que nos guste especialmente, por las razones que sean esta nos puede recordar a una u otra marca, y a través de la app podemos incluir el logo publicitario de la marca en cuestión. En solo cinco minutos podemos emular esos coloristas anuncios de Benetton, las elegantes estampas en blanco y negro de Armani o los sencillos, pero efectivos, anuncios de Apple. El límite está en la imaginación del que hace y edita la foto; y hay que reconocerlo, hay gente con muchas capacidades.

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¿La democratización de la publicidad?

Independientemente de las consecuencias sociales que una aplicación de este tipo pueda tener en los usuarios, una de las más directas a nivel de negocio es la de una posible democratización de la publicidad. Como antes ocurriese con otros sectores, los nuevos perfiles profesionales o amateurs irrumpieron para cambiarlos de una forma drástica. Adictik quiere hace lo mismo, pero con la publicidad. Los debates en este sentido, se plantean interesantes. ¿Cómo reaccionarán las marcas?¿los medios?¿los usuarios?

El negocio estaría en la venta de datos y métricas, no en la publicidad en síHasta llegar a ese punto aún queda un trecho, no vayamos a perder los estribos de forma prematura. De momento nos quedamos con el hecho de que apps como la de Adictik ya cuentan con más de 1.700 marcas, de las cuales el 65% son de uso frecuente y, de esas, 70 son muy populares. Y entre esas, cómo no, están Zara, Nike, H&M o Apple.

En cualquier caso, hasta generar la suficiente presencia entre los usuarios el tema de la venta a clientes queda a un lado; y esta venta no iría por la rama de posicionar mejor alguna u otra marca, estaría directamente ligada al tema del big data. Las métricas y mediciones proporcionarían estadísticas con datos completamente diferentes a los de campañas de publicidad al uso. Con este sistema, además de ahorrarse millones en agencias, pueden valorar de una forma más precisa a sus defensores creando una relación simbiótica con ellos. Los consumidores se convierten entonces en proveedores, siendo estos los que generan "la publicidad" y los que definen el espíritu de la marca, creando un nuevo tipo de relación con la misma y una nueva conciencia del producto.

Es, en palabras de Alejandra Vilches, de Adictik, "una forma en la que hasta los bloggers pueden monetizar más por su contenido". Aunque de momento es una forma de llamar la atención.

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Pero, ¿gratis?

Sí, gratis. ¿Por qué? La respuesta es muy sencilla: se están creando vínculos con las marcas. En palabras de Jesús Perán, Investigador Principal del Grupo de Investigación SCOEM, dependiente del Vicerrectorado de Investigación y Tecnología, no es un fenómeno nuevo, aunque sí el formato:

"También fuera de las redes sociales, los consumidores compran “souvenirs” con sus marcas favoritas. Desde Facebook en la primer década de este milenio vemos también a los usuarios dando “Me gusta” a las páginas de las empresas que les gustan y a las marcas con las que se identifican. Y con Instagram y Twitter llegaron las etiquetas o los hashtags para expresar amor o odio por una marca."

Al final, se repite la cuestión de la simbiosis y la cultura de marca. Hemos pasado de la discusión en el bar, en la que se defiende cierta insignia enumerando sus puntos positivos y compartiendo sus experiencias, a las redes sociales. En las que, como dice Jesús, "la repercusión es infinitamente más grande y todos pueden escuchar la conversación o se lo encuentran al buscar opiniones del producto". Las marcas solo tienen que mimar a sus embajadores y conocerlos. El hecho de que se haga "gratis" es irrelevante desde todo punto, puesto que al final lo que se busca es parecerse a esa marca, sin importar el encuadre que exista por detrás.

A fin de cuentas, todos quisieran ser influencers.

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