Gearbox fue durante muchos años un estudio de perfil bajo en lo que a los first person shooter, su principal campo de cultivo, se refiere. Después de distintos ports y adaptaciones de la franquicia Half-Life y Counter Strike, entre otras, dieron sus primeros pasos en la bélica marca Brothers in Arms. Pero no fue hasta 2009 cuando nació su primera y exitosa nueva IP, Borderlands.

Es fácil describir Battleborn: League of Legends meets Borderlands

Tres años después llegó un Borderlands 2 que dio una clase maestra de cómo se debe trabajar una secuela y se convirtió en uno de los mejores y más únicos FPS lanzados durante la pasada generación. Es por ello, por la clara trayectoria ascendente, por lo que el anuncio de Battleborn pudo suponer una decepción relativa para muchos. Éramos muchos millones de jugadores los que queríamos seguir investigando por Pandora en un juego más grande y mejor.

Pero ya en 2014, en el momento del anuncio de su próximo juego, la fiebre de los MOBA y los FPS con toques de dicho género era muy alta. Ahora, claro, todavía más: Paragon, Overwatch o Paladins son solo tres de los juegos de concepto realmente similar contra los que va a tener que competir Battleborn. Una de sus ventajas es el llegar antes a las tiendas y a falta de poco menos de un mes, Gearbox ha publicado una beta abierta en PlayStation 4 y hará lo propio en PC y Xbox One en unos días.

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Lo primero que me llamó la atención en una fase de prueba tan cercana al lanzamiento (cabe recordar que muchos videojuegos alcanzan su estado ‘gold’ alrededor de un mes antes del lanzamiento) fue el pésimo funcionamiento de la misma durante las primeras horas. Pasaron alrededor de tres horas hasta que puede ingresar siquiera en el menú de la misma, saltándome el aviso de estar en cola para entrar (pese a haber elegido jugar el modo historia por mi cuenta, sin ningún tipo de cooperativo) y necesitando de otra hora más para poder jugar mi primera partida. Veremos qué tal funcionan las betas abiertas de Xbox One y PC el próximo miércoles pero las primeras sensaciones no fueron nada buenas.

Y sí, si habéis estado atentos habréis caído en lo del modo historia, principal diferencia del proyecto de Gearbox con respecto a sus coetáneos; lejos de ofrecer una única faceta competitiva multijugador, el juego integrará un modo historia con la posibilidad de ser jugado en compañía de amigos. Por ahí, tradicional que es uno, decidí empezar mi tiempo con la beta de Battleborn.

En su oferta de contenido, con un modo historia cooperativo, está el valor diferencial de Battleborn

El amplio plantel de personajes, veinticinco exactamente, limitado al principio pero con la posibilidad de desbloquear otros según nuestro desempeño. Una vez seleccionado nuestro personaje (podremos consultar sus distintas habilidades previamente) da inicio la primera misión de la historia, precedida de una simple y poco descriptiva escena de vídeo de no más de medio minuto. Queda claro que no estaremos ante una experiencia equiparable a aventuras como los propios Borderlands del estudio, si no que la idea es ofrecer algo más light para satisfacer a todo tipo de público.

Es por ello por lo que quizá no se sienta del todo cómodo manejar a un personaje propio de un sistema multijugador (cabe recordar que cada uno tiene que lidiar con los tiempos de refresco de las habilidades y las limitaciones derivadas, lógicas para equilibrar una partida contra otros jugadores pero algo incómodas contra la CPU). Lo mismo ocurre con la mecánica de tener que subir de nivel durante cada partida, sin ningún tipo de progresión permanente. Todo ello y el desarrollo de las dos misiones de la beta, muy parecidas a lo que podría ser un asalto de Destiny, no invitan a ser demasiado optimistas sobre una historia que parece un tanto plana tanto a nivel argumental como de desarrollo.

Battleborn beta

Las sensaciones, evidentemente, mejoran en su parcela multijugador. En Incursión, el que apunta a ser su modo estrella, se toma prestada la estructura de cualquier MOBA actual y encontramos un mapa simétrico de tres calles o líneas, la presencia de minions y enemigos controlados por la CPU y la necesidad de derribar las defensas y la base enemiga. Aquí, el subir de nivel y elegir distintas habilidades y mejoras según el desarrollo de la partida tiene todo el sentido del mundo, ocurriendo lo mismo con las limitaciones y cooldown de las habilidades.

No deja de ser curioso que Randy Pitchford, CEO de Gearbox Software, menospreciara su propio proyecto hace unos meses cuando, tras anunciar la búsqueda de empleados para comenzar el desarrollo de Borderlands 3, afirmó que ese era ‘el juego grande’. Se nota que Battleborn intenta tener un estilo artístico diferenciador y un humor peculiar, emulando el gran éxito de la compañía hasta ahora, pero a la hora de la verdad uno no puede quitarse esa sensación de estar ante un juego algo falto de alma, que picotea ideas y mecánicas aquí y allá pero que se olvida de construir un universo y una identidad con el peso suficiente como para ser recordado a largo plazo.

Lo visto en la beta nos hace pensar en un juego divertido, sobre todo al disfrutarlo con amigos, pero que en una época plagada de opciones semejantes tiene muy difícil el encontrar un valor diferenciador y que lleve a priorizar su elección por encima de otras alternativas. Quizá, lo más diferencial, sea lo completo y variado del conjunto: Battleborn será el único de la nueva hornada de shooters con tintes de MOBA que ofrecerá contenido singleplayer y cooperativo contra la CPU con una suerte de modo historia. Ahora solo queda esperar poco menos de un mes para comprobar el resultado final y dictar sentencia sobre la nueva propiedad intelectual de Gearbox.

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