Una de las grandes incógnitas del mundo del emprendimiento es la que tiene que ver con el futuro de esos extraños elementos, pero cada vez más numerosos, llamados unicornios. Algunos son los que opinan que después de un auge masivo, y rápida reproducción, llega la época en la que tendrían que entrar en peligro de extinción o al menos parar de multiplicarse.

Pero antes de hablar de su desaparición miremos a cuánto asciende su población. Según los datos de CBInsights, el número de ejemplares estaría en este momento en 153 unicornios a nivel mundial, que empezaron a surgir en 2009 con Bloom Energy y, en datos actualizados, se extienden hasta febrero de 2016 con la última incorporación de Africa Internet Group o Anaplan.

CBInsights
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Con un acelerado ritmo en la creación de unicornios, ha sido 2014, seguido muy de cerca por 2015, cuando más valoraciones por encima de los 1.000 millones se han alcanzado. Siendo la mayor de ellas la de Uber, como no podía ser de otra manera, seguida por Xiaomi, Airbnb y la opaca Palantir y sin ninguna española en toda la lista. En total, las valoraciones virtuales de este grupo de 153 empresas ronda la friolera de 535.000 millones de dólares, y subiendo.

Según Bill Gates, los inversores han creído que las tecnológicas son sinónimo de éxitoEl objetivo de todos estos unicornios es llegar a cotizar en los mercados bursátiles, y dejar de depender en la medida de lo posible de las millonarias rondas de inversión. Pero estas encuentran su propio techo precisamente en esas valoraciones y en esos mercados, porque una de las razones por la que los ánimos respecto a los unicornios se están relajando es por las perspectivas poco halagüeñas que están dibujando los que sí han llegado a cotizar en bolsa, y Twitter podría ser un buen ejemplo. Así al menos lo piensa Bill Gates que, tras una entrevista al Financial Times, ha apuntado a una senda de calma y coherencia con las cifras reales de las empresas.

En palabras de Bill Gates, se está cometiendo una gran equivocación en el concepto de empresas de tecnología; los inversores se han confundido al pensar que una tecnológica es sinónimo de éxito, y tras algunos años de prueba y error se están dando cuenta de la situación. Los ánimos en Silicon Valley se han enfriado durante los últimos meses, y están empezando a contagiarse al resto de geografías.

Por otro lado, también se añade otra cuestión. Las tecnológicas que más fondos han recibido no están en contacto con las necesidades de la economía real, o al menos es lo que opina el inversor de Microsoft. Pero quizá esa opinión tenga algo más que ver con su intención de iniciar unas multimillonarias rondas de inversión en el marco de las empresas dedicadas a luchar contra el cambio climático que con una perspectiva real de la orientación de los unicornios más potentes.

De momento, ahora solo nos queda esperar a los acontecimientos de estas extrañas criaturas que, recordemos, forman parte del mundo imaginario.

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