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Los drones son sin duda una de las tecnologías de moda. Se han hecho lo suficientemente potentes como para tener cierta ambición con ellos, lo suficientemente versátiles como para poder llevarlos a cada vez más escenarios y usos potenciales, y además se han abaratado para que cada vez más personas o empresas puedan acceder a ellos. Para colmo, muchos se conectan al smartphone, punta de lanza actual de la tecnología de consumo, lo cual les vale para ganar enteros en cuanto a atractivo potencial.

Ahora, el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, más conocido popularmente como el Tec de Monterrey, ha creado la Arena de Drones, una espacio en el que investigar y experimentar con drones para impulsar este sector desde el propio centro.

tec de monterrey

Por supuesto, el mayor interés de un espacio así es poder probar todo tipo de drones de forma segura y legal, ya que en México la normativa de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes pone algunos límites a su uso. Por ejemplo, sólo los drones ultraligeros (y por tanto, pequeños) pueden ser manejados sin autorización específica.

Los que superen los dos kilogramos de peso sólo pueden ser utilizados para uso recreativo dentro de clubes de aeromodelismo. Ahí están algunas de las líneas maestras de la normativa aprobada hace casi un año:

La circular distingue tres tipos de drones: de hasta 2 kilogramos de peso, de más de dos a 25 kilogramos, y de más de 25 kg. En los tres casos, los operadores, sean personas físicas o morales, están obligados a respetar todas las leyes, los reglamentos y las normas federales y locales aplicables. Sólo los RPAS que pesen menos de 2 kg pueden ser operados sin necesidad de requerir autorización de la DGAC, pero si se usan para actividades comerciales deben contar con un seguro de daños a terceros, entre otras condicionantes. En cuanto a los que pesan más de 2 kg, cuando su uso es recreativo, sólo pueden ser usados dentro de clubes de aeromodelismo. Los de uso comercial requieren autorización de la DGAC. Las limitaciones son aún más específicas para operar aparatos de más de 25 kilogramos de peso, que sólo pueden volar en los términos y condiciones autorizados por la DGAC, además de que su operador debe contar con una licencia de piloto.

Así pues, el Tec de Monterrey toma ventaja para la experimentación y el desarrollo de drones, así como de sus usos controlados de forma remota, las aplicaciones a la cámara que muchos incorporan, etc. En el campus de Querétaro se ha habilitado un espacio en forma de cubo de 8x8x8 metros y 16 cámaras que estudian su funcionamiento mediante la emisión de luz infrarroja a través de un anillo de LEDs.

La intención con esto es estudiar a nivel milimétrico los movimientos del drone para evitar, ya en un uso real, los tintineos involuntarios que, en determinada medida, puede acarrear daños al drone o a los objetos o personas de su alrededor.

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