El Mobile World Congress ha sido siempre el epicentro de la industria telefónica. Hace cuatro años, en el mismo lugar en el que me encuentro escribiendo estas líneas, las compañías de primera línea (HTC, LG, Samsung, Sony, Huawei, etc.) presentaban sus principales teléfonos móviles a golpe de bombo y platillo. Y todo el mundo las observaba, como si de una disputada carrera de caballos se tratase.

En los pasillos de la feria, las conversaciones eran casi monotemáticas: ¡Es el primer móvil con cuatro núcleos!, ¡La nueva AMOLED de Samsung es increíble! y ¡El diseño de HTC es soberbio! eran algunas de las frases más frecuentes. Todo giraba en torno a las estrategias y la forma en la que todos los fabricantes continuaban empujando la industria móvil hacia delante año tras año.

El auge del smartphone ha llegado a una meseta. Y la feria se ha adaptado a ello para conservar protagonismo.

En esta última edición, la situación está siendo diferente. El race to the bottom, la universalización del smartphone y la ausencia de beneficios —salvo excepciones— han estancado de forma progresiva el crecimiento del smartphone —mercados emergentes aparte—, provocando, por consiguiente, un viraje de la industria hacia un paradigma diferente, mucho más amplio y repleto de nuevos retos.

Mobile World Congress
Sony Projector en el MWC 2016. Un producto alejado de la categoría móvil y presentado en la feria de Barcelona.

Esta tendencia ha quedado muy patente durante el Mobile World Congress 2016. Mientras que en 2010 solo observábamos teléfonos móviles y redes, en 2016 el espectro de productos e innovaciones es más amplio. El smartphone ha dejado de ser la estrella absoluta, cediendo parte del protagonismo de la feria a otras categorías de productos emergentes, como los wearables, el Internet de las Cosas (IoT), la conectividad 5G, las smart cities, los pagos móviles o la salud.

El slogan de la feria es "Mobile is Everything", abriendo las puertas a nuevas categorías de producto más allá del smartphone

El ejemplo perfecto de esto son LG, Sony y HTC. En 2010, su portfolio de cara al Mobile World Congress estaba repleto de smartphones de diferentes gamas y características. En 2016, las tres compañías han ido más allá del smartphone. LG, por ejemplo, ha presentado gafas de realidad virtual y múltiples accesorios. Sony, además de tres nuevos smartphones, ha presentado nuevos conceptos de tecnología para el hogar. Y HTC, por su parte, ha detallado la llegada del HTC Vive, ha hecho énfasis en sus productos junto a Under Armour y ha presentado dos dispositivos móviles de gama media.

Mobile World Congress
La realidad virtual es una de las grandes tendencias del MWC, y demuestra la evolución de la feria más allá del smartphone.

Este cambio de tendencia no es solo palpable en las grandes del sector. Pasear por los halls del Mobile World Congress es un constante reflejo de este cambio de paradigma. Las pequeñas startups que rodean a las grandes corporaciones del sector también van más allá de la telefonía, explorando nichos más exóticos como la salud, el ejercicio físico, el Internet of Things, la robótica, pagos móviles, etc.

Concluir afirmando que la telefonía móvil está muerta sería un completo error. La telefonía móvil está más viva que nunca, siendo una pieza fundamental para el futuro que las compañías pretenden construir. Pero la madurez de su industria y algunas dificultades externas hacen que, poco a poco, los focos se centren en otras categorías emergentes mucho más interesantes y con nuevos retos que afrontar. Por eso esta edición del Mobile World Congress ha sido, con toda seguridad, la menos mobile de los últimos años.

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