Era, o es, un argumento esgrimido por muchos para elegir un terminal frente a otros. La capacidad para cambiar batería rápido por otra permitía sustituirla uno mismo cuando nos quedamos sin potencia en mitad de un largo día de trabajo, o comprar una nueva cuando se degradara de forma excesiva sin pasar por el servicio técnico.
Pero los fabricantes están decidiendo, e indirectamente la mayoría de los clientes al votar con su dinero, que las baterías fijas son el futuro. Tradicionalmente, los iPhone siempre incluyeron batería fija, y lo seguirán haciendo en el futuro, aunque no era el único. Poco a poco otros fabricantes se fueron sumando al carro, mientras que otros "líderes" de las baterías intercambiables han ido cambiándose progresivamente de bando, creando alarma entre algunos de sus clientes.
Por primera vez en la historia, hay más modelos de smartphones puestos a la venta con batería fija que intercambiable. Para que la medición fuera exacta, en Hipertextual, hemos hecho una media ponderada en el tiempo, y que el dato no fuera anecdótico. Para este análisis hemos comprobado el tipo y capacidad de batería de más de 2.800 modelos y variantes distintas de smartphones.
En este gráfico podemos ver la evolución anual de los mismos, viendo como la tendencia empezó a coger aire en 2013, y ha sido entre finales de 2015 y los dos primeros meses de este año que por fin ha superado el 50%.
El aumento de la presencia de batería fija tiene una explicación, a medida que los smartphones se han hecho más finos y más grandes —curiosamente manteniendo un volumen estable desde hace años— los smartphones requieren de mayor ajuste interno, y hacer una "cama" donde se asienta una batería ocupa preciado espacio interno que puede ser mejor aprovechado para otros elementos. Así mismo, el ascenso de las certificaciones contra el polvo y el agua hacen inevitable que muchos fabricantes tengan que crear cuerpos cerrados completamente.
Otros dos puntos claves son el aumento de la densidad de energía en las propias baterías de iones de litio, así como que la disminución de la circuitería, que permite más espacio para la batería, haciéndolas más grandes con respecto al tamaño del teléfono. Evitando así uno de los principales problemas de los smartphones hace años: la falta continua de potencia, llevando a los clientes a rebajar la importancia otorgada a baterías intercambiables a la hora de decidir su siguiente smartphone.
A nivel de fabricantes, podemos ir viendo específicamente como los principales fabricantes mundiales han tenido diferentes progresiones, pero ha sido algo al alza en todos ellos.
Vemos cómo Motorola tradicionalmente ha apostado por las baterías fijas, y como LG es la que mantiene una línea casi totalmente pro-baterías intercambiables. Los coreanos son el último bastión de este tipo de batería, algo que debería ser de agradecer pues dispone de una gama amplia de terminales. Es posible que en el futuro LG también dé el salto a las baterías fijas, o al menos lo haga con mayor parte de su catálogo, pero es difícil hablar a futuro.
Mientras, la evolución reciente de Samsung ha sido explosiva, en apenas un año y gracias a la renovación de las gamas hacia la homogeneización con la nueva gama Galaxy A y los nuevos S6, pero mantiene las baterías intercambiables en la muy popular gama Galaxy J.