El Gear S2 se ha consolidado como uno de los mejores relojes inteligentes del año, y no hay muchos que puedan decir eso. Su pantalla circular, su interfaz resuelta con ingenio gracias al uso de un bisel rotatorio y su espectacular rendimiento, sin rastro de ningún tipo de lag, le han valido ser la primera opción para todo usuario de Android.
Más allá de su componente en torno a la moda, que hace que pueda escogerse como un simple reloj por su diseño, que además ofrece posibilidades en torno a la conexión con el smartphone, hay otro factor interesante para todo propietario: el deporte, la actividad física.
La vida con un Gear S2 y el movimiento
Una de las cosas que más llaman la atención es cómo el hecho de tener un cuantificador permanente en la muñeca empuja a modificar pequeños hábitos del día a día. Por ejemplo, evitar ascensores o escaleras mecánicas, evitar coger el coche para un destino perfectamente asumible a pie o hacer algo más de deporte en lugar de posponerlo eternamente.
En cualquier caso, el epicentro de la actividad física en el Gear S2 tiene un nombre propio: S Health. Es la aplicación que se integra a todos los niveles con el sistema, el smartphone y el reloj de Samsung. Es capaz de ir registrando en segundo plano, de forma discreta, nuestro nivel de actividad diario. Número de pasos, horas de pie, tiempo de actividad intensa, etc.
Además, también podemos introducir manualmente algunos datos que dan aún más contexto al sistema de nuestra salud y nuestro día. Por ejemplo, el número de vasos de agua que bebemos, las tazas de café (para calcular la cafeína), medir nuestro pulso directamente desde nuestro reloj (aunque se va midiendo en segundo plano de forma regular) o registrar una actividad concreta: running, bicicleta, remo, spinning, elíptica, senderismo...
El ciclo de sueño, y el truco de la carga alternativa
La batería del Gear S2 dura todo un día y llega sobrada a la hora de dormir en el peor de los casos, el de un uso muy muy intensivo. Normalmente aguanta un par de días sin ningún problema, y en el caso de un uso muy moderado, aguanta hasta el tercer día.
Aunque lo normal es cargar el reloj durante la noche, cambiando el patrón se pueden lograr resultados interesantes que permitan usar el S2 para monitorizar el sueño, por ejemplo
Esto implica algo: lo normal, por pragmatismo, es ponerlo a cargar en la mesa de noche al ir a dormir, pero... no es obligatorio, saltarse esta "regla" puede conllevar una agradable sorpresa, si se quiere.
En unos 30 minutos, el reloj puede cargarse en torno a un 30%. Es justo el tiempo que puede dar para aguantar un día de uso, sobre todo si parte de ese día es en la noche, donde el número de notificaciones y veces que lo consultamos es prácticamente nulo.
Esto hace que sea una idea muy interesante cargarlo mientras nos duchamos y vestimos. ¿Qué conlleva eso? La posibilidad de llevarlo puesto durante la noche... y que monitorice el sueño. Hay multitud de aplicaciones ya mismo capaces de hacer que el Gear S2 mida la calidad de nuestro sueño.
Por supuesto, es posible saltarse el "patrón" de carga nocturna y ponerlo a cargar durante la comida en la oficina, o en un rato de estudio, o... cualquier momento en el que no lo vayamos a usar directamente. Y con ese rato, aguantará 24 horas más. Perfecto para poder monitorizar nuestro sueño.
Re-sis-ten-cia
No es un reloj tradicional, básico, sino que está lleno de inteligencia y conectividad. Pero... eso no le impide ser muy resistente. Por ejemplo, tiene resistencia al agua y al polvo IP68: podemos salir a correr con él puesto sin preocuparnos por el sudor, o por si comienza a llover, o incluso por si nos apetece meter cabeza y brazos bajo una fuente para refrescarnos.
Por otro lado, también podemos escuchar música a través de él. No mediante un altavoz minúsculo o un grotesco cable que sale de nuestra muñeca, sino a través de auriculares Bluetooth, que se le pueden emparejar. Perfecto para poder salir a correr sin tener que llevar el móvil ni ningún otro dispositivo encima que no sea el que está en nuestra muñeca.