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Si hay alguna emoción estigmatizada como negativa, sin duda, es la tristeza. Llorar, por su parte, también es una acción con muy mala reputación. Sea porque están ligadas a la depresión, a la pérdida y, sobre todo, porque en la cultura occidental *la felicidad es la bandera para vendernos todo y la emoción que sí está permitida***.

No por nada la película de 'Inside Out' nos puso de cabeza con sus impresionantes reflexiones sobre las emociones básicas y, específicamente, sobre la importancia de la tristeza en nuestra vida.

Con esto en mente, (y por que soy de esos que lloran por todo) estos son algunos puntos sobre por qué dar rienda a la lágrima no es algo negativo.

Llorar es, en todo caso, un misterio

Si bien se pueden identificar muchas razones para llorar, ya sea la tristeza, el enojo, la ira o la impotencia; la función en sí es un misterio para la ciencia. Y mientras que otros mamíferos, sobre todo cuando son cachorros, lloran y emiten sonidos agudos cuando la madre está ausente, a los humanos se le identifica como únicos por la forma en que lloran (cuidado, no se dice que sean los únicos sensibles).

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Lágrimas para toda ocasión

No es poca cosa señalar que las lágrimas no son las mismas para cada ocasión. A saber, existen al menos tres tipos de lágrimas, cada una con sus propios beneficios:

  • Lágrimas basales: son las lágrimas de constante flujo para mantener el ojo humectado. Proporciona a la córnea ácidos y proteínas ricas en nutrientes; además de ser germicidas que protegen el delicado órgano, así como la proteína lisozima que ataca las bacterias.

  • Lágrimas reflejas: son las lágrimas que se secretan cuando se irrita el ojo ante agentes como polvo o gases como el propanotial sulfóxido (el de las cebollas), y que sirven para proteger y humectar. La producción de lágrimas reflejas supone un aumento del 100% ante un estímulo.

  • Lágrimas emocionales: varios son los estudios que ubican el impulso de producción de las lágrimas emocionales en el sistema nervioso. Además, se ha dicho que las lágrimas emocionales tienen una composición distinta a las otras pues contienen mayor concentración de proteínas; además que contienen mayor cantidad de tres hormonas del estrés, la prolactina, la adrenocorticotropina y la leu-encefalina.

Llorar alivia

Muchos autores aún discuten sobre esto, sin embargo, se ha encontrado que personas sanas emocionalmente, luego de llorar, expresan alivio o descanso. A esto se anteponen otros estudios que sugieren que llorar debilita el sistema inmunológico, sin embargo, no es de extrañar que en las psicoterapias se nos pida llorar; es decir sacar lo que sentimos mediante el llanto, sobre todo porque en el proceso se elabora la razón para llorar y se le da un fin útil, por así llamarlo, y, por tanto, catártico.

Hay muchos autores y corrientes que contradicen esto, sin embargo, es donde aplica lo que es mejor para cada persona. Otras opiniones, sugieren que efectivamente sí se eliminan hormonas del estrés, se oxigena y se limpia la mirada (literal y metafóricamente) para seguir adelante y dejar atrás la situación en cuestión.

Sí, las mujeres lloramos más (también los del norte)

Los estudios señalan que las mujeres lloran más en comparación que los hombres, y también por motivos distintos. Mientras que las mujeres lloran más por ira e impotencia; los hombres por orgullo y alegría. Además, la mayor razón por la que ambos sexos lloran en general es el sentimiento de pérdida. Sin duda uno de los sentimientos más difíciles de superar.

Por otro lado, se ha encontrado que los habitantes de países al norte reportan llorar más que los ubicados al sur. El clima, los inviernos más crudos y los hábitos sociales son los indicados como la razón para esta diferencia.

Wilson Araujo / Shutterstock.com
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Llorar es comunicar

A fin de cuentas, llorar es hacer saber nuestro estado de ánimo. Los estudios también sugieren que se llora para comunicar esto, pero sobre todo, para recibir consuelo. En estudios realizados con personas que lloran, demostraron que lo hacen con plenitud si hay alguien de confianza frente a ellos; pero solo una persona porque cuando este factor aumentó numéricamente, la persona que lloraba no reportaba la misma confianza y las personas presentes se sentían incómodas.

Por otra parte, no es de extrañar que las mujeres sean mucho más empáticas ante los llantos de otros. Las mujeres tienden a preguntar y atender a los que lloran, mientras que los hombres se sienten abrumados y confundidos.

Llorar no es depresión

Antes al contrario, llorar con una película, noticia o imagen en Internet, o por una charla, y estar conforme con ello, puede ser una actitud de aceptación a nuestros sentimientos y no de depresión como pude llegar a pensarse. Pensar que nos deprimiremos por llorar tal vez esté fundamentado en algo erróneo. Cabe señalar que muchas veces las personas que están deprimidas reportan no poder llorar o expresarse; así que, llorar, como síntoma aislado, no es precisamente un síntoma de depresión; recordemos que un diagnóstico de esta naturaleza es algo mucho más complejo.

Por último, creo que es importante comprender nuestros momentos y nuestros días. No necesariamente tenemos que estar felices todo el tiempo para decir que estamos "sanos"; y de nueva cuenta aquí se lleva las palmas 'Inside Out' para explicarnos esto a las personas de a pie. Además, llorar es expresarnos y aceptar, como decía, nuestros sentimientos y momentos.

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