Imagen: Yo te cuento cómo fue

La historia de la competencia desleal vuelve a presentarse en el sector del transporte en coche por las ciudades. Si hace unas semanas el tema era entre Confebus y BlaBlaCar, ahora la cuestión se centra entre el sector de los taxistas contra Cabify. La Federación Profesional del Taxi de Madrid, este mismo miércoles, ha llevado ante los tribunales el caso de la plataforma de coches negros con chófer; siguiendo el ejemplo de la Asociación Madrileña del Taxi contra Uber.

Cabify alega que ellos simplemente operan como intermediarios comercialesSin embargo, los motivos que ha presentado la plataforma de taxis tradicionales han sido un poco diferentes que los que se usaron en el caso del unicornio estadounidense. La política de la startup madrileña Cabify, con presencia en varios países, es cumplir la normativa vigente del lugar donde comience a operar con el objetivo precisamente de evitar el drama de Uber, y su peculiar forma de entrar a operar en nuevos mercados. Es decir, los conductores que trabajan para Cabify sí que cuentan con su licencia de transporte VTC en regla, por lo que el ataque por ese flanco ha quedado invalidado. En este caso, se han centrado en algo mucho más sencillo a la par que enrevesado. La Federación parte de la base de que esta empresa ejerce exactamente el mismo servicio que ellos, y como punto central de la acusación se han centrado en un agujero de la propia ley. Es decir, las licencias de este tipo de profesionales "obligan" a que una vez terminado el servicio estos tengan que volver a su lugar habitual de estacionamiento en vez de seguir circulando mientras esperan al próximo cliente.

Cabify, con sus 400 conductores y 200.000 clientes, ha iniciado su defensa en que de hecho, el único cliente de los conductores es el propio Cabify, que se encarga de gestionar los servicios como "intermediario comercial". Al igual que BlaBlaCar y Uber, estamos a la espera de ver los resultados de las vistas en los juzgados, Cabify tendrá que esperar para saber que se decide en los Tribunales. Lo que sí está claro es que ninguna hará un cierre preventivo hasta saber la resolución.

El cuento de nunca acabar

Parece ser que aquí en España somos unos amantes de los litigios, y es algo que muchos dirán que ya empieza a cansar. Lo que ya definíamos una vez como "La tontería de BlaBlaCar" está a punto de convertirse en "La tontería de Cabify", sobre todo teniendo en cuenta que desde el principio se consideraba a estos como un "competidor bueno" por parte del sistema de taxis tradicional, según comentaba hace unos meses Juan Ignacio García Braschi, director general de Cabify España, cuando presentaba los buenos resultados de la compañía en Madrid. Porque pese a los detractores que tengan estas nuevas startups, hay que reconocer que están moviendo un sector que se encontraba, cuanto menos, encallado.

La búsqueda de la coexistencia de lo tecnológico vs. lo tradicional es algo que parece que no se nos da excesivamente bien. Muchos de los conductores que forman parte del segundo grupo tienen miedo de que el otro les coma el terreno, y puede ser cierto, pero esto no implica que desaparezcan. A fin de cuentas hay público para todos los gustos y momentos para cada uno de los servicios. Ya son muchas las voces que han llamado a las Federaciones a tomarse las cosas con calma por una cuestión muy simple: el progreso no puede frenarse. Así que una de dos, o lo tradicional toma las riendas y se suma a las nuevas tendencias o seguirán agotando con su discurso incesante, y como consecuencia, firmarán su propia sentencia.

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