Algo menos de dos meses han pasado desde que la patronal de autobuses Confebus demandase a BlaBlaCar, una de las más afamadas startups basadas en la economía colaborativa, por competencia desleal. Una demanda, que paradojas de la vida, o no, se ha hecho ante el mismo juez y juzgado que llevó el polémico caso de Uber.

Hemos podido hablar con **Jaime Rodríguez de Santiago-Concha, Country Manager de `BlaBlaCar España, horas antes de empezar la vista e independientemente de las acusaciones que Confebus ha presentado contra ellos lo que les preocupa es una cuestión de fondo mucho más trascendente:

"Es algo que nos preocupa puesto que es la única demanda que se ha hecho contra una plataforma de transporte colaborativo, no somos los únicos. Por lo tanto, si desaparecemos el resto estará ahí para hacerse con nuestro mercado".

Es decir, no es una demanda contra el sector, sino que está personificada en BlaBlaCar. Los cuales se sienten tan sorprendidos como la misma opinión pública, puesto que, con una presencia más de 19 países y 20 millones de usuarios** en todo el mundo de los cuales 2 millones son españoles, nuestro país es el único que se ha enfrentado a su actividad; lo que nosotros llamamos "La Tontería de BlaBlaCar".

La defensa de BlaBlaCar se fundamenta en tres pilaresHoy, 1 de octubre, BlaBlaCar se ha sentado ante la justicia para defender su posición ante los tres aspectos que Confebus consideró suficientes para construir su demanda, y ante los cuales BlaBlaCar han fundamentado su defensa:

1. Confebus acusa a los conductores de BlaBlaCar que ejercen un servicio de transporte sin licencia. En este caso, se ha recurrido a la misma acusación que se hizo sobre Uber, pero son dos empresas que nada tinen que ver la una con la otra. Desde BlaBlaCar se ejercen ciertos mecanismos preventivos para evitar que un conductor se lucre con sus transportes: limitación a cuatro las plazas que se pueden ocupar en un trayecto, cifras de coste aconsejadas y máximas por trayecto, estudios de casos anómalos a través del software de la aplicación, y sobre todo, con la ayuda de la comunidad de usuarios.

"A pesar de todo esto, existe alguna incidencia, pero es muy baja. A partir de esta demanda, hemos hecho un estudio y solo hemos detectado 12 usuarios, de los que solo dos eran españoles, que han cubierto gastos en sus trayectos. Que no quiere decir que se estén lucrando."

Y es que por definición, las tarifas de la plataforma prácticamente impiden que alguien gane dinero con un trayecto.

2. Nos acusan de ser intermediarios de un servicio de ejerce sin licencia. Si la primera queda descartada, esta va detrás. El modelo de negocio se basa en obtener un porcentaje del coste de los trayectos por la gestión de la reserva. La influencia de BlaBlaCar en el proceso acaba ahí, porque como ellos dicen "somos una evolución tecnológica de los tablones de la universidad".

3. El descenso del 20% de la cifra de negocio de los pasajeros de autobús se debe a BlaBlaCar. En este caso, todo se demuestra por una simple cuenta matemática, y por un rápido vistazo a los titulares de los periódicos. Achacar el descenso del 20 % de la cuota de mercado a una sola variable carece de sentido. Hay que tener en cuenta los años de crisis por los que hemos pasado que han hecho descender los viajes, además de una lucha de precios con Renfe. Añadiendo, además, que el porcentaje que ellos han visto desaparecer es muchísimo mayor que los 2 millones de usuarios de la plataforma. Por lo que las cuentas no salen.

Ahora solo queda esperar al veredicto del juez, que está previsto para las próximas semanas. De ser negativo, BlaBlaCar empezaría un complicado proceso para recurrir la sentencia a instancias superiores.

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