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Libro electrónico y ebook - Shutterstock

Nos encanta clasificar los conceptos, y por extensión cualquier cosa, en grupos fácilmente identificables que compartan ciertas características que los haga similares. Si además, podemos usar esas semejanzas para hacer una buena estrategia de marketing, eso que nos ahorramos. El problema es que a veces se queda grande.

La música, al contrario que los libros, es un producto muy fácil de consumirCasi todo el mundo conoce Spotify; ese servicio que, gratis si no nos importan los anuncios o por un módico precio para la cuenta premium, nos permite escuchar música de forma ilimitada y de casi todos los artistas y géneros. La conocida empresa de música ha pasado por su propio calvario con cuestiones referentes a derechos de autor, discográficas y acuerdos; ejércitos enteros de abogados para asegurar la legalidad de una compañía que, aunque sigue ocupando el puesto de la más popular para escuchar música en streaming, sigue teniendo unas pérdidas millonarias. 57,8 millones de euros en 2014 concretamente. ¿Es rentable? Probablemente ahora mismo no, pero cuenta con una fuerte congregación de inversores que apuestan a la larga por ellos. Porque a fin de cuentas, la música es un producto muy fácil de consumir y con el que se puede llegar a grandes segmentos del mercado.

A todo esto, con el paso del tiempo, a muchos emprendedores se les ocurrió la idea de que si funciona con la música, por qué no iba a funcionar con los libros. Surge así una larga saga de startups que se han autodenominado como "el nuevo Spotify de los libros".

spotify

Dos mercados que nada tienen que ver

Las comparaciones son odiosas dicen por ahí. Ni que decir tiene que escuchar música y leer no requiere la misma atención ni capacidad; podemos escuchar una canción en el coche, en la calle o mientras trabajamos, pero para leer necesitamos estar sentados y con toda nuestra atención puesta en el texto. Esto, que puede parecer básico, es esencial, puesto que afecta directamente al volumen de producto que consumimos.

Las editoriales intentan sacar el máximo provecho a través de la venta directaY no escuchamos las mismas canciones que libros leemos. Y, al menos las estadísticas, no dan buenos resultados. Según el Centro de Investigación Sociológica (CIS) en datos globales para 2014, el 35% de los españoles no lee nunca y el 65% alguna vez cada tres meses, y casi el 80% de los que se asoma al planeta de las letras prefiere el formato papel. Pero el dato que más nos atrae es el de la cantidad de libros que se leen de media: 8,6 en España. Pocos, si los comparamos con los 47 de Finlandia.

Hay que tener en cuenta también el complejo mundo de las pares de las discográficas: las editoriales. Se ponen en la palestra cuestiones tan complejas como las traducciones, cosa que en la música no ocurre. Y sobre todo, los ingresos del escritor. Un cantante podría emplear las plataformas de streaming como medio para darse a conocer, y lograr sus ingresos en las giras y conciertos. ¿De dónde sacaría beneficios una editorial o un escritor si no es vendiendo libros? Y de esos pocos libros que se leen, la mayor parte de ellos forman parte de las colecciones conocidas como best seller, es decir, las que están de moda. De las cuales, los editores intentan sacar el máximo provecho en las librerías, tanto físicas como electrónicas, con los precios tradicionales.

En resumen. ¿Con está siatuación es lícito llamar Spotify a estas bibliotecas virtuales? Y quién dice Spotify también dice Netflix. Negocio con el que tampoco se puede comparar.

Oyster - Plataforma de vídeos en streaming
Oyster - Plataforma de vídeos en streaming

Intentos: muchos. Éxitos: pocos

La última noticia para las startups dedicadas a gestionar el Spotify de los libros ha venido de la mano de Oyster. La compañía, que llevaba en activo dos años y con 17 millones recaudados de varios inversores, acaba de anunciar que retiran su servicio. Coincidiendo además con el traspaso de la mayor parte de sus empleados a las filas de Google Play Books, y con un momento en el que los editores han comenzado a fijar precios de manera uniforme en todo el mercado de libros electrónicos.

En España tenemos 24symbols, con títulos en varios idiomasOyster se une entonces a la lista de cesados en el sector e-books: Readmill, Librify, Anobii, txtr, Bookish, eRatha, Bilbari, Bardowl, Paperight o Libreka.

Los supervivientes: el ya mencionado Google Play Books, y el gigante Amazon con su Kindle, el cual controla la mayor parte de los libros electrónicos de más de la mitad del mercado de libros electrónicos de Estados Unidos y del extranjero. Dos gigantes difícilmente superables.

En España, tenemos a 24symbols, fundada por Justo Hidalgo, David Sánchez, Angel Luengo y Aitor Grandes, que inicialmente se autodefinió como Spotify pero finalmente ha terminado quitándose el apelativo por saberse totalmente diferente. La startup ha pasado por momentos complicados, principalmente por la falta de fondos en algún momento y por los problemas con las editoriales, pero se mantiene a flote gracias al cambio a red social para compartir gustos y bibliotecas.

La cuestión en este sector no es la cantidad, sino la calidad de los títulos que se ofrecen. Y de momento, las editoriales solo se han rendido a los más grandes.

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