refugiados

Alexandre Rotenberg / Shutterstock.com

Nos lo avisaron. La fotografía de Aylan Kurdi sacudiría nuestras conciencias, haría flaquear nuestras piernas, nos revolvería el estómago. Titulares, piezas periodísticas, conversaciones de café. "¿Has visto la imagen del niño sirio de la playa?" Sí, claro que la vimos. Pero su impacto se fue diluyendo en la corriente informativa, como las aguas de un río que baja embarrado, lleno de lodo y de piedras. La crisis de los refugiados sigue ahí. Esperando una decisión europea que no llega, mientras ellos siguen caminando en busca de un futuro mejor.

A pesar de la terrible fotografía de Aylan, la Unión Europea ha sido incapaz de resolver la crisis humanitaria de los refugiadosQué razón tenía Jorge Luis Borges cuando decía que "nuestra mente es porosa para el olvido". Tan porosa que ha dejado pasar la muerte de un niño -que en realidad es la muerte de toda una sociedad en esa trampa mortal en la que se ha convertido el Mediterráneo-. De nada sirve el bofetón de realidad con el que nos sacudió Nilufer Demir, la periodista que captó la imagen de Aylan, si esa fotografía, tan poderosa como viral, no remueve los hilos de los gobiernos del continente.

El olvido -que ha ido cayendo sobre la fotografía de Aylan como una losa, igual que sucede con los otros miles de refugiados- no sólo ha demostrado la incapacidad de la Unión Europea para hacer frente a esta situación. Una situación desbordante, pero no a nivel político, sino para los millones de personas que huyen de guerras o de violaciones de derechos humanos sistemáticas. El olvido -el mismo olvido que borró la guerra civil en Siria de nuestras retinas durante cuatro años- ha ido transformándose en un poso amargo e inexplicable en relación a esta crisis humanitaria.

Sobre ese poso se van depositando los mitos sobre los refugiados, que encuentran en el boca a boca y en las redes sociales el perfecto altavoz para amplificarse. Corren como si fuera pólvora, alentados por la incapacidad política -que no social- de dar respuesta a la mayor crisis humanitaria tras la II Guerra Mundial. Su gravedad requiere de respuestas políticas, porque la pólvora puede convertir una situación terrible (como cuenta aquí Juanlu Sánchez) en algo -todavía más- explosivo.

Cuando una palabra lo cambia todo

Ya sean declaraciones grandilocuentes u opiniones de salón, la crisis humanitaria -que ha azotado especialmente a Siria, pero también a otros países como Afganistán o Eritrea- ha sacado lo mejor y lo peor de la sociedad. Lo mejor reflejado en iniciativas como #refugeeswelcome, y lo peor en el inmovilismo político y la frivolización de una situación dramática.El derecho de asilo, como derecho humano, es obligado y no un acto de voluntad altruista

Tan dramática que la propia **Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados los describe como "las personas que tienen fundados temores de ser perseguidas por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentran fuera del país de su nacionalidad y no pueden o no quieren acogerse a la protección de ese país o regresar a él a causa de dichos temores". Estas son las razones por las que un refugiado pide el derecho de asilo, que por otra parte está considerado como un derecho humano.

A pesar de los diferentes convenios y tratados suscritos por España y el resto de Estados miembro de la UE, ningún país parece recordar que el derecho de asilo es obligado, no un acto de voluntad altruista**. Así lo afirman desde la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, organización que ha pedido de manera reiterada la atención y la acogida de todas estas personas que siguen siendo valoradas como "simples números" por los responsables europeos:

YouTube video

Pero las cuotas son sólo la punta del iceberg. Jorge Fernández, ministro del Interior, declaraba hace unos días que "el ISIS planeaba infiltrarse entre los refugiados para realizar ataques terroristas", una consideración rechazada por los expertos. A pesar de que estos grupos yihadistas podrían empezar a usar vías terrestres para llegar a Europa, lo cierto es que "cuentan con suficientes medios económicos para evitar las peligrosas rutas de los refugiados", apuntaban fuentes de los servicios de inteligencia de Francia.

Primeros mitos caídos, como si fueran pólvora mojada: los refugiados no son "ilegales" al estar amparados por el Derecho internacional. Y tampoco son peligrosos, recuerdan los analistas. Son personas que huyen de la guerra, de las amenazas del ISIS y de otros grupos violentos. Su situación extrema es comparada por el Consejo de Refugiados de Australia con la actuación de una ambulancia en caso de emergencia:

Permitir a los solicitantes de asilo la entrada en un país sin los documentos de viaje es similar a lo que ocurre con los conductores de ambulancias para exceder el límite de velocidad en caso de emergencia - la acción puede normalmente ser ilegal, pero con el fin de proteger la vida en riesgo, se hace una excepción

¿Refugiados con un iPhone?

La definición de "refugiado" de los convenios y tratados internacionales muestra que las personas que solicitan derecho de asilo no tienen por qué estar sumidas en la pobreza. Sólo huyen, como en el caso sirio, de la guerra o de las amenazas de los grupos islamistas. Por eso resultan tan sorprendentes algunas opiniones que pueden leerse en redes sociales, en las que se llega a "acusar a los refugiados de tener un iPhone":

Según el Banco Mundial, la República Árabe Siria contaba en 2007 con un producto interior bruto (PIB) de 40.400 millones de dólares para una población de 22 millones de habitantes. Estas cifras convertían a Siria en un país de ingresos medios-bajos, similares a los de Líbano (con un PIB de 45.730 millones de dólares en 2014) o Jordania (PIB de 35.830 millones de dólares en 2014).

En 2007, cuatro años antes de que comenzara la guerra civil, el ingreso nacional bruto per cápita en Siria era de 1.860 dólares, superando a Egipto por aquel entonces. Los ingresos económicos no son los únicos que contradicen este mito. La propia CIA estimó en 2014 que Siria era el país número 66 del mundo en cuanto a número de teléfonos disponibles, por detrás de Ecuador o los Emiratos Árabes Unidos. Mezclar la situación de los refugiados con los dispositivos que tienen sólo puede deberse a dos razones: el atrevimiento que da la ignorancia o la necesidad interesada de confundir a la opinión pública.

Los refugiados, España y el paro

Hacer una simple búsqueda en Twitter sobre "refugiados y paro en España" nos da otra razón más para sospechar que sobre la pólvora y los mitos existen extraños intereses de confundir y mezclar temas. Porque buena parte de la financiación de los Estados miembro viene en realidad de la Unión Europea.

La Unión Europea multiplica por cinco los fondos comunitarios destinos a los refugiados entre 2014 y 2020De 2008 a 2013, el Fondo Europeo para los Refugiados (ERF, por sus siglas en inglés) destinó 630 millones de euros para las políticas de asilo y acogida. Otras partidas, como las del Fondo de Retorno, de Integración o de Fronteras sumaron en total casi 4.700 millones de euros, que en muchos casos se emplearon para apoyar a los refugiados.

¿Pero qué ocurrirá a partir de ahora? Según el Consejo Europeo para los Refugiados y Exiliados (ECRE), los fondos comunitarios de 2014 a 2020 se incrementarán hasta alcanzar los 10.700 millones de euros. En estas partidas, los presupuestos específicos para refugiados y derecho de asilo rondarán los 3.200 millones de euros, casi cinco veces más que en el período anterior.

Si bien es cierto que muchos ayuntamientos y comunidades autónomas han decidido ayudar en esta crisis humanitaria, también muchas entidades privadas están aportando fondos para ayudar a los refugiados. Mezclar la situación económica de España (cuando los fondos proceden mayoritariamente de la UE) con la obligatoriedad de apoyar a los que piden asilo parece tener como objetivo prender la mecha de la pólvora que, en forma de mitos, va esparciéndose en esta terrible crisis de refugiados.

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