Los e-Sports son un fenómeno imparable dentro de la industria de los videojuegos. Lo que hace unos años era impensable parece convertirse en realidad paso a paso: centenares de jugadores y equipos profesionales, millones de espectadores, grandes bolsas de premios, etc. Y como aficionado a los videojuegos me apasiona seguir de cerca el crecimiento de todo lo que engloba a los distintos deportes electrónicos, desde FPS como Counter Strike: Global Offensive hasta, obviamente, el todopoderoso League of Legends.

Podrá disfrutarlo cualquier aficionado a los videojuegos, incluso los ajenos a League of Legends

Y si el juego de Riot Games es el baluarte inconfundible e insustituible que es hoy en día lo debe, en gran medida, al trabajo de apoyo y fomento de la cultura competitiva del estudio. Desde la normativa establecida hasta las competiciones oficiales en cada región y el Mundial pasando por documentales y piezas informativas de gran valor como el Legends Rising que hoy nos ocupa. Hablamos de una serie documental de seis capítulos disponible de forma gratuita en Youtube, que nos deja ser espectadores de las vidas de grandes jugadores profesionales de seis regiones distintas: Faker (Corea), Bjergsen (Norteamérica), brTT (Brasil), Uzi (China), xPeke (Europa) y SwordArt (Taiwan) conforman un variado y acertado plantel protagonista.

League of Legends eSports

Si en su momento pudisteis echar un ojo a Free to Play, el documental producido por Valve sobre Dota 2 y su The International, encontraréis algo muy parecido en Legends Rising; más allá de particularidades del juego o de una operación de marketing encubierta, el documental es una pieza de gran valor introspectivo sobre la cotidianidad de algunos de los mejores jugadores profesionales del mundo: qué sienten, qué comen, cómo trabajan, qué piensa su entorno o cómo gestionan la presión son algunos de los puntos que toca un documental impecable a todos los niveles. Grandes momentos son ver a Uzi comprando regalos con su familia, ver discutir a brTT con su madre y abuela por su forma física o ver desde dentro la gestión de la presión por parte de estrellas como Faker o Bjergsen.

En mi caso, sin ser un gran fan de los MOBA, disfruto enormemente este tipo de contenido y su forma transparente de mostrar todo lo que hay en la vida de un jugador de deportes electrónicos: desde la alegría al saberse campeón del mundo hasta el roce de la depresión tras una derrota contundente. En definitiva, un documental imprescindible para todo aficionado a los deportes electrónicos.

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