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totojang1977 | Shutterstock

No es extraño ver en las noticias de nuestra página favorita un reportaje sobre el último hallazgo científico, en muchas ocasiones con títulos rimbombantes que presentan estos descubrimientos como grandes avances en la construcción del conocimiento y con la promesa de la revolución de la ciencia como la conocemos, sin embargo, la ciencia raramente funciona de esa manera. No todos los títulos son confiables, y no todos lo hallazgos científicos son tan reales. Debes aprender a leer entre líneas y saber que no debes fiarte de todos los reportajes científicos.

Entendiendo el método científico

Hacer ciencia es un proceso lento, aburrido y metódico. Un investigador pasa más tiempo leyendo sobre su tema de estudio, analizando datos en su computadora y redactando un paper científico que lo que pasa en un laboratorio haciendo experimentos. Cuando un investigador da con un hallazgo científico importante esto es en realidad el primer pasó en una larga travesía metodológica que en el círculo científico se conoce como replicabilidad.

La replicabilidad es en pocas palabras, la posibilidad de que un descubrimiento pueda ser reproducido en distintos contextos; de modo que si un estudio revela en Singapur que la enzima de una planta es un tratamiento viable para una enfermedad, este hallazgo no significa nada hasta que pueda ser reproducido en otros laboratorios en el mundo. Contrario a la creencia popular, la ciencia no es perfecta, y los investigadores son seres humanos capaces de cometer errores, por ejemplo, uno de los errores más comunes en la ciencia es el sesgo de publicación. Esto quiere decir, que las revistas científicas suelen preferir publicar artículos en donde se compruebe algo. Cuando los resultados no son concluyentes, un artículo tiene menor probabilidad de ser aceptado, y esto lo saben los científicos, por lo que en muchas ocasiones hacen omisiones inconscientes en su metodología que conducen a la obtención de resultados que no necesariamente son verdaderos o concluyentes.

Fotografía: www.BillionPhotos.com - Shutterstock
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En el caso del ejemplo de la medicina de Singapur, quizás la población de ratones que utilizaron provienen de una misma línea genética que es susceptible a dicha droga, pero que no necesariamente tienen el mismo efecto en otras familias de ratones, o quizás el efecto es imposible de replicar en primates (monos), sin embargo, el investigador omite esto por la emoción de saber que su trabajo va a ser reconocido internacionalmente (consciente o inconscientemente), y publica un trabajo lleno de aseveraciones a medias. La solución a esto es que en la medida que otros científicos encuentran el mismo resultado una y otra vez a lo largo y ancho del mundo, el hallazgo se corrobora y la teoría comienza a ganar fuerza.

Un ejemplo triste de esta falta de ética a la hora de publicar resultados de una investigación está relacionada con las vacunas como causa del autismo en niños. Andrew Wakefield publicó en The Lancet, una prestigiosa publicación científica, un estudio en el que aseveraba haber demostrado que la vacuna triple causaba autismo. Esto llevó a que miles de personas dejaran de vacunar a sus hijos y que enfermedades que habían sido erradicadas, volviesen a aparecer, en numerosos casos con fatídicas consecuencias. Años después, se demostraría que Wakefield habría maquillado los resultados de su investigación.

Una de las características de la ciencia es la exactitud, (los mayores pueden recordar la sonda a marte que se estrelló en el planeta por no hacer una conversión de kilómetros a millas), así que repetir una y otra vez los experimentos permiten a los científicos detectar las omisiones hechas por otros o encontrar los casos en los que una hipótesis no se cumple, de modo que, en la medida en que más científicos intentan desmentir un hallazgo este irónicamente se corrobora y es aceptado por la comunidad científica (esta es una versión algo simplista de la filosofía falsacionista de Karl Popper).

Solamente después de que una teoría ha podido ser comprobada una y otra vez en laboratorios es que podemos comenzar a decir que estamos frente a un hallazgo científico de gran envergadura, el problema es que es poco emocionante leer en un periódico: “se ha comprobado por millonésima vez que la gravedad funciona”; en la prensa se busca dar noticias frescas, del momento, revolucionarias, que nos dejen boquiabiertos, pero la ciencia es un proceso que lleva su debido tiempo. Por supuesto que podemos emocionarnos por una cura milagrosa, pero siempre teniendo presentes que ese es solo un paso en un largo camino que eventualmente llevara a cambios en nuestra sociedad.

El problema de la causalidad y la correlación

El segundo problema es que en muchos casos, las personas que reportan hallazgos científicos son entusiastas de la ciencia mas no científicos, en este sentido, muchas veces no están familiarizados con el lenguaje de la ciencia y hacen aseveraciones que no necesariamente coinciden con el hallazgo hecho por investigadores, esto se refleja típicamente en la confusión entre causalidad y correlacion, algo extremadamente común en los estudios de ciencias sociales.

Imagen: isak55 - Shutterstock
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La causalidad es la determinación de que un evento X antecede y produce un evento Y, por ejemplo, si tengo hambre, me como una hamburguesa y siento satisfacción, puedo decir entonces que la relación entre comer hamburguesas y la satisfacción del apetito es causal (Si como hamburguesas entonces me siento satisfecho). Por otro lado la correlacion es la determinación de que dos eventos ocurren a la vez, o en periodos de tiempo relativamente cortos entre el uno y el otro, pero que no necesariamente existe causalidad entre ellos, por ejemplo, si una investigación encuentra correlacion directa y positiva entre el nivel de felicidad de una pareja y la cantidad de infidelidad de la relación, esto quiere decir que las parejas más infieles suelen ser más felices, pero eso no quiere decir necesariamente que la infidelidad haga más feliz a las parejas, otra explicación podría ser que las parejas más felices suelen tener ciertas características que también las hace más infieles.

Ahora, ¿se acuerdan que dije que la ciencia es exacta?, bueno, lo que eso quiere decir es que para que un científico pueda concluir que la hamburguesa es lo que produce satisfacción debe meticulosamente controlar el ambiente en donde la persona come hamburguesas, para asegurarse que no sea absolutamente nada más (la iluminación del cuarto, la presentación del plato, la cantidad de comida) lo que produce el sentimiento de estar satisfecho, esto es lo que se conoce como control experimental, y es la razón por la que tenemos laboratorios (no, no es sólo para aislar a los científicos locos). Obviamente, existen estudios de campo y no experimentales, pero eso llevaría demasiado tiempo explicar, por ahora lo importante es entender que los científicos tratan de controlar tantas condiciones como sean posible.

Cuando los reportajes científicos confunden un estudio causal (esto produce aquello) con un estudio correlacional (esto y aquello pasan a la vez) el resultado puede llegar a ser risible. Los pastafarians se burlan precisamente de esto publicando un artículo que demuestra que el incremento del calentamiento global se debe a la disminución de piratas en el mundo. Y si agarramos los datos (la temperatura promedio anual de los últimos dos siglos y el promedio anual de ataques de piratas en esa misma epoca) y hacemos una correlacion estadística, efectivamente, encontramos que el aumento del calentamiento global esta correlacionado inversamente (cuando uno sube el otro baja históricamente) con la cantidad de ataques de piratas, pero nadie en su sano juicio diría que uno causa el otro.

Ese tipo de error lógico es lo que vemos día a día en las noticias cuando el reportero de turno nos dice “las personas de color son más propensas a infartos” o “el tamaño del pene determina el nivel de inteligencia”. Mi querido reportero, para que eso pueda aseverarse, el investigador debe hacer lo siguiente: 1) Agarrar una muestra aleatoria de hombres, 2) separarlos en dos grupos al azar, 3) medirles la inteligencia, 4) a uno de los grupos se le hace una operación para agrandarles el pene, 5) y luego se les pasa otra prueba de inteligencia a ambos grupos para comparar (esto es un ejemplo del control experimental).

Es un periodismo poco ético que se enfoca en la cantidad de clics que puede generar un artículo y no en la veracidad de lo que dice. Por supuesto, el lector astuto dirá, “pero claro que eso no va a funcionar, quizás lo que pasa es que hay un factor genético que predispone a una cierta longitud de pene y a un cierto nivel de inteligencia”, a lo que le respondería que ese es exactamente el punto, no es el tamaño del pene lo que determina la inteligencia, es un gen que determina ambas cosas, y no necesariamente todas las personas tienen el pene grande o la inteligencia alta gracias a ese gen, (si ese fuese el caso, las mujeres estarían en problemas ¿no?), o incluso si el hombre llegase a tener ese gen, quizás no se exprese por alguna razón, pero por supuesto que es más atractivo hablar de penes e inteligencia que explicar como un mismo gen podría estar influyendo en ambos factores, es un periodismo poco ético que se enfoca en la cantidad de clics que puede generar un artículo y no en la veracidad de lo que dice.

Ahora, es cierto que en la última década la comunidad científica ha comenzado a aceptar que los estudios correlaciones si pueden apuntar a un cierto grado de causalidad, pero aun así, estos estudios aun no son considerados como determinantes, y siempre será preferible un estudio causal (lo que en algunos casos es imposible debido al grado de control y las circunstancias que estos requieren). En último caso, la moraleja de este artículo es que es necesario ser cauteloso con los reportajes científicos, porque aunque una persona se haya curado de cáncer mientras tomaba jugo de limón, eso no significa que el limón se acaba de convertir en un alimento milagroso.

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