2013 fue un año revolucionario en lo que a gama media de smartphones se refiere. En el MWC de ese año Nokia presentó el Nokia Lumia 520. Aquel smartphone cambió el juego en el sentido de demostrar que una gran experiencia de usuario podía ser aproximadamente igual de buena que en un gama alta. Es decir, que por gastar 150$ en un terminal no debíamos ir predispuestos a encontrar algo mediocre. Pero aún había mucha capacidad de mejora. El Moto G 2013 supuso un antes y un después incluso mayor. Pantalla de gran resolución, excelente autonomía, buenos materiales, experiencia casi limpia de Android, actualizaciones rápidas. Todo en ese terminal fue inspirador para los que vinieron después, y por tan solo 179 euros / dólares.

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Había llegado la famosa democratización del smartphone.

Pero claro, una vez llegan aspectos sobresalientes a algo que es relativamente barato, como consumidores queremos más y más. El Moto G 2014 llegó también muy aclamado, pero en mi opinión supuso un gran estancamiento. Perdimos la gran batería que caracterizó al modelo anterior, no se aumentó la potencia, y la RAM también quedó intacta, lo que hizo que siguiera siendo un smartphone muy válido para muchos, pero menos válido para los muy exigentes.

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Particularmente, lo que sostuvo la valoración de ese terminal, comparativamente hablando, fue la mejoría que experimentó su cámara. Al recibir Lollipop, una gran cantidad de usuarios comenzó a experimentar ralentizaciones, peor batería, una bajada importante del rendimiento en apps, etc. Que Lollipop no estaba tan optimizado como Kit Kat quedó claro, pero que un hardware superior habría ayudado a contrarrestar, también.

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Desde el punto de vista de Windows Phone, hemos vivido en 2014 un estancamiento que, incluso llegando acompañado de terminales como el Lumia 735, nos hizo olvidar un poco al 520, ya que a pesar de mejorar, lo hizo a gran precio y sin mejorar mucho en especificaciones, más allá de pantallas HD y 1 GB de RAM. Lo que en 2013 obteníamos en 2013 por más de 100 dólares bajaba ahora de la cifra psicológica, pero en cierto modo dejó de tener ese halo especial, y cayó en la carrera hacia el abismo. El Lumia 640 sí parece ese buen sucesor que el 520 merecía, pero respecto a lo mejor de 2013 y 2014 también supone estancamiento.

Si proporcionalmente quieres las mejoras que trajo el Moto G en 2015, deberás pagar mucho más por ello

Llegando a lanzamientos recientes, veo dos sucesores de lo que el Moto G 2013 trajo: el Alcatel Idol 3 y el bq Aquaris M5. Ambos tienes grandes pantallas, cámaras que cumplen sin problemas, potencia, RAM suficiente para buena multitarea... Pero lo hacen a un precio muy superior respecto al 520 en su día y a Motorola los dos años anteriores. También parece que el Moto G 2015 seguirá con una filosofía similar a la del año pasado: mejorar en cámara y muy ligeramente en lo demás.

Respondiendo a la pregunta, sí creo que la gama media está estancada. Pero lo está si tenemos en cuenta la variable precio. Por encima de 200€ podemos encontrar productos muy válidos para cualquier tipo de consumidor, pero la democratización y los productos de grandes fabricantes para mercados emergentes están sufriendo cierto letargo. Los cambios importantes siempre han llegado más rápido a la gama alta, pero dos años después, echamos que cambios que aportan a seguir trayendo una gran experiencia, sólo lleguen por un precio superior. El claro ejemplo es el Samsung Galaxy A5. Para mí es un Moto G mejorado, pero con un matiz importante: su PVP es más del doble. También hay que tener claro algo: la gama media de smartphones está estancada porque se alcanzó una zona de confort.

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