El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, ha confirmado las intenciones de su gobierno de restablecer totalmente las relaciones diplomáticas entre la isla del Caribe abriendo su primera embajada en las capitales de la isla a partir del 20 de julio. Esta decisión llega unas pocas semanas después para cumplir con la promesa de ambos estados de aligerar las tensiones que estaban presente desde la Guerra Fría y que parecía no iban a tener en fin, reanudando sus conversaciones.

La llegada de embajadas y presencia estadounidense en Cuba es un sin duda un gran paso para la política exterior norteamericana, muy maltrecha con las guerras y algunos de sus tropiezos en Medio Oriente, y sobre todo reforzaría su presencia mucho más aperturista de cara a establecer acuerdos comerciales tanto con la propia Cuba como con sus socios políticos y estratégicos, amén de quitarse algunos problemas con los que hasta ahora eran socios de Cuba.

Será el secretario de Estado, John Kerry, el que acuda a Cuba a la primera ceremonia de izamiento de la bandera en la embajada de Estados Unidos en La Habana, igual que en la actual misión de Cuba en Washington. Esta vez podemos decir que la Guerra Fría ha terminado.

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