Los prototipos que presentan los fabricantes de automóviles tienen como objetivo adelantar los lenguajes de diseño que usarán en los próximos años pero también nos avanzan qué tecnologías dejarán atrás y cuales abrazarán. Y la más importante es la instrumentación analógica, que si bien seguirá durante algunos años, no hay modelo (en fase de prototipo) que la use, y eso invita a pensar que tiene los días contados.
Demos la bienvenida a la instrumentación digital algo que no llegará como una tecnología heredada de los modelos de alta gama, de los coches deportivos... sino de los vehículos de acceso, de fabricantes como Citroën o el grupo VAG, que ya tienen modelos dotados exclusivamente de pantallas y no de relojes como hasta ahora.
Las aplicaciones son inimaginables. Por ejemplo, el nuevo Audi TT, que recordemos hace más de un año se presentó como uno de los primeros automóviles de producción en eliminar la instrumentación analógica, o el Volkswagen Passat que probó Eduardo hace pocas semanas, directamente usan esta nueva pantalla como sustituta de la clásica colocada en el centro del salpicadero, si bien como elemento opcional en función del acabado. El objetivo es muy claro y pasa por dotar al conductor de toda la información posible sin que éste desvíe la atención de la carretera. El nuevo Volkswagen Passat aplica la misma tecnología, Citroën tres cuartos de lo mismo, y el resto de constructores nos irán presentando sus modelos en los próximos meses o como mucho en dos años.
El objetivo está puesto en la seguridad pero con un punto clave: el diseño. Si hace una década los salpicaderos se caracterizaban por estar repletos de botones, por agobiar al conductor, al pasajero y hasta al que va en las plazas traseras, ahora prima el minimalismo. Ya le hemos dicho adiós a muchos botones, y los fabricantes quieren despedirse cuanto antes de la instrumentación analógica para introducir pantallas a lo largo y ancho de nuestro coche, ¿cómo lo afrontaremos los usuarios? Es una pregunta cuya respuesta la dirá el tiempo.