En 2011 fue la primera vez que tuve un teléfono con 1GB de RAM. Era el Samsung Galaxy S2. Siempre lo vi como algo útil, muy lejos de ser una pura estrategia de marketing o un detalle demasiado técnico para no ser apreciado por el usuario medio. Al usar ese terminal con Gingerbread, por primera vez sentí que la multitarea de mi móvil era infinita. Podía abrir el navegador con varias pestañas, Twicca (mi amado cliente de Twitter en la época), Facebook, Pocket, y alguna conversación de WhatsApp. Al cambiar entre aplicaciones, todo seguía ahí, y eso era más que suficiente según mis exigencias. Cualquier usuario que diera un uso más o menos exigente podría llegar a la misma conclusión, la RAM importaba y doblar su cantidad tenía beneficios perceptibles en el usuario.

fossdroid

Más tarde, pasé al Nexus 4, y lo que era muy bueno pasó a ser sobresaliente. No sólo podía almacenar más procesos en memoria, sino que la transición entre ellos era mucho más rápida. Empezaba a entender que el móvil podría ser pronto mi herramienta principal de trabajo, aunque todavía hicieran falta algunos pasos adicionales por parte de los fabricantes. En 2014 se lanzaron el iPhone 6 y el iPad Air 2. Al primero lo critiqué por no aumentar la RAM que inauguró el iPad con pantalla Retina en 2012 (1 GB). Uno de los teléfonos de gama más alta no podía mover un navegador sin recargar pestañas. El iPad Air 2, sin embargo, podía con todo gracias a sus 2 GB, y en ningún momento he necesitado que tenga más cantidad para igualar o superar en rendimiento de multitarea a la competencia, que ya cuenta con 3 GB.

iPad Air mini  008

Tampoco he necesitado que tenga más de 3 GB mi OnePlus One, en el que puedo llegar a tener abiertas 8 ó 9 aplicaciones incluyendo el navegador con varias pestañas. Por ello, esperaba que el Galaxy S6 y el Galaxy S6 Edge trajeran consigo el mismo rendimiento, pero no ha sido así. En la reseña del Galaxy S6 ya comenté los problemas que tenía con él en ese sentido, por lo que este fin de semana, viendo que había una nueva actualización disponible, me he lanzado a instalarla, a restaurar el sistema y a instalarlo todo desde cero, para comprobar si tenía algún efecto en el rendimiento. Decir que esta actualización se anunciaba como la salvadora en el sentido de hacer que el sistema fuera menos agresivo con la RAM, pero tras varias pruebas, todo sigue igual. Y es de esperar que la actualización a Android 5.1 no llegue hasta verano, por lo que hablaríamos de 3-4 meses sin arreglar el principal problema de software del terminal estrella.

En la era de la no optimización y de los bugs, lanzar un producto sin fallos de software marca la verdadera diferencia

A esto se suma que, desde su llegada, Lollipop ha contado con problemas en la gestión de RAM, que parece que se han arreglado en la versión 5.1.1. No es algo exclusivo de Android, ya que en iOS 8 los bugs también han sido muy frecuentes, en otros ámbitos. Por ello pienso que en la era de la no optimización, la optimización efectiva es lo que marca la diferencia, y mientras que 10 GB de RAM o baterías de 6000 mAh siempre serán bienvenidas como fuerza bruta, de nada servirán sin una buena gestión. Es curioso cómo el iPhone con 1 GB de RAM u otros móviles con Android con 2 GB gestionan mucho mejor que el Galaxy S6. En la era de Windows Phone 7, por ejemplo, teléfonos con 256 MB como el Nokia Lumia 610 iban a la perfección.

Los problemas de RAM son importantes para uso de trabajo, pero también para ocioEl Galaxy S6 es tan rápido abriendo aplicaciones que muchos usuarios no verán que mate las apps en segundo plano como un problema, pero hay muchas situaciones donde tener todo cargado en memoria es un hecho que se agradece. Por ejemplo, soy usuario habitual de tren y de la autovía que va de Huelva a Sevilla. En ambas situaciones se da la circunstancia de que hay tramos sin cobertura. Por ello, cuando tengo 4 ó 5 pestañas en el navegador y quiero abrirlas, no puedo hacer nada si se recargan. El sistema se queda sin conexión y dejo de poder consultar datos que ya deberían estar almacenados, y si puedo, será a costa de consumir datos de nuevo. Lo mismo ocurre con mapas, o con la aplicación de Slack, herramienta de comunicación de Hipertextual.

De cara al ocio, también es relevante. Por ejemplo, si vemos un timeline de fotos en Instagram, y nos hablan en WhatsApp y a la primera el sistema la ha cerrado, tendremos que empezar de cero. Imaginad lo mismo en vuestro ordenador, sería un desastre. Por ello, repito, la RAM es muy importante, pero hoy en día mucho más lo es que esté bien tratada.

Un tema similar trató mi compañero Javier Lacort en "El mayor error que puedes cometer al comprar un smartphone". Lectura obligada.

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