Si hablamos de smartphones que ofrecen una gran relación calidad/precio, no puede faltar el OnePlus One. Aunque desde mi punto de vista fue lanzado con unas expectativas un tanto elevadas, pues desde la propia empresa lo llamaban "flagship killer", una consideración que, más allá de la RAM y del SoC, no era cierta. Cuando Google presentó el entonces conocido como Android L, desde OnePlus prometieron actualización en menos de 90 días desde que Google liberase el código fuente, y finalmente no cumplieron. Más tarde han tenido problemas con Cyanogen, los encargados del software, por lo que decidieron desarrollar una ROM propia, Oxygen OS, que se lanza en paralelo (y como alternativa) a la versión de Cyanogen. La he probado durante un día y os dejo mis impresiones.

oxygen os

Lo primero que diría de Oxygen OS es que no sorprende para nada. Es decir, parece un sistema desarrollado más para sustituir una ROM de Cyanogen en una posible ruptura que una alternativa con auténtico valor añadido. Más allá de estar basado en Lollipop (5.0.2) y de contar con algunas de las funciones de CyanogenMod 11S (versión específica de CM11 para el OnePlus) podemos decir que incluso resta personalización a lo visto en Kit Kat hasta el día de hoy. Por ejemplo, en Oxygen OS no es posible modificar elementos de la barra de estado, como la ubicación del reloj.

Oxygen OS Ui

Las modificaciones realizadas en Oxygen OS respecto al Lollipop que podemos encontrar en un Nexus son similares a algunas de las que encontrábamos en Kit Kat. Existe botón para cerrar todas las apps presentes en el menú de multitarea, y modificar el orden de los ajustes rápidos, así como desactivarlos, pero de momento no podemos añadir más, como si se ha podido hacer tradicionalmente en CyanogenMod. También encontramos los clásicos gestos con la pantalla apagada: doble toque para encender, dibujar figura en forma de V para activar la linterna, así como una O para abrir la cámara. El sistema permite asimismo activar los botones en pantalla vía software, o mantener los capacitivos, a los cuales podemos asignarles (de forma limitada) algunas funciones.

Oxygen OS personalización

Por último, sorprende la pérdida de funcionalidad en aplicaciones como la cámara, donde en las últimas versiones de Kit Kat se obtuvo soporte a RAW y bastantes modos alternativos, mientras que en Oxygen OS volvemos a la sobriedad de la app de cámara de Google presente en en el Play Store, sin demasiado hueco para profundizar. De momento, también decimos adiós al doble toque para apagar, a la personalización con temas, o a mejoras de audio vía software (AudioFX) o de imagen (calibración manual del panel).

Cámara OnePlus One

Pasando al rendimiento, tampoco ha habido sorpresas, pero en el buen sentido. Con su Snapdragon 801 y sus 3GB de RAM, mueve Lollipop tan bien como los terminales de 2015, es decir, con total fluidez. Eso sí, Oxygen OS comenzó su desarrollo hace poco, y aún cuenta con múltiples fallos, como dos reinicios en media hora. Sin embargo, los plazos ya no son una excusa, ya que Lollipop se liberó en noviembre y estamos ya en abril y aún no existe un sistema estable y accesible por el usuario medio basado en Lollipop, ya que pese a ser lanzado por la propia empresa y haber sido cetificado por Google, el sistema cuenta con consumos elevados de batería, provocados en su mayoría por los Google Play Services.

Oxygen OS es una propuesta acertada, pero no es lo que merecían los usuarios después de varias promesas rotas

Por todo esto, mi conclusión es que Oxygen OS es un gran avance sobre lo que proporcionará el OnePlus One en el futuro: un hardware muy potente incluso a día de hoy sobre el que edificar una plataforma basada en un Android bastante cercano a la experiencia de Google, pero con mucho que pulir y con fallos imperdonables tras tantos meses. Personalmente, recomiendo a los lectores que posean un OnePlus One con CM11S esperar a CM12S, que debería llegar en cuestión de días y parece que mejorará en todos los aspectos criticados.

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