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El término Déjà Vu hace referencia a esas situaciones o momentos extraños vividos en el presente que nos transmiten la sensación de haberlos experimentado antes en el pasado. Es una experiencia muy difícil de explicar e interpretar. Hay algunos que buscan entre los recuerdos de sus sueños, otros incluso piensan que se trata de algo sucedido en vidas pasadas y que vuelve a ocurrir. Evidentemente, estas opciones son imposibles de probar y refutar, así que dejaré a un lado cuestiones de fe y teorías de la reencarnación.

Los recuerdos son específicos del estado en el que se encuentre nuestra mente. Por ejemplo, podemos tener experiencias en el estado de conciencia propio de la embriaguez, que no podremos recordar cuando estemos sobrios. Por otra parte, tanto los sueños como el Déjá Vu ocurren en estados anormales de conciencia, es decir, alterados. Esto significa que en el momento en que alguien está experimentando un Déjà Vu, somos capaces de acceder de una forma inusualmente directa a nuestra memoria a largo plazo, por lo que los procesos cerebrales son capaces de recuperar determinados recuerdos. Es cierto que algunas personas experimentan sueños premonitorios, pero la mayoría de episodios de Déjà Vu no guardan ninguna relación con ellos: experimentar en el presente una repetición de algo pasado es muy diferente a vivir una situación bajo una precognición anterior.

Lo cierto es que la comunidad científica relaciona esta experiencia con los procesos encargados de la memoria. Para que nos entendamos: hay partes del cerebro “especializadas” en el pasado, el presente y el futuro. En concreto, los lóbulos frontales se centran en el futuro, los lóbulos temporales en el pasado y el sistema límbico en el presente.Algunas percepciones del presente son procesadas por los lóbulos temporales Pues bien, si en este momento estamos realizando una actividad (vosotros leyendo mi artículo), tenéis activada vuestra conciencia del momento presente (o del futuro, si tenéis alguna preocupación o estáis haciendo planes), mientras que solamente se estimula vuestro sentido del pasado si vuestros recuerdos se activan de alguna manera. De hecho, la amígdala es la estructura encargada de controlar nuestro sentido del presente, capaz de asignar un tono emocional a cada una de las situaciones que vivimos: el reconocimiento de las expresiones faciales, el estado de alerta y respuesta ante un peligro o el mantenimiento del sentimiento de nosotros mismos (yo soy yo, tengo un cuerpo y existo) que se activa hasta 40 veces por segundo.

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Por regla general, hay una integración bastante fluida entre nuestros pensamientos del pasado, presente y futuro. Experimentamos algo en el presente y en ocasiones lo relacionamos de algún modo con algún suceso pasado. Hasta ahí todo normal. Pero a veces, la comunicación entre esos pensamientos no es tan rápida y el presente puede sentirse como el pasado. Esto ocurre porque dichas percepciones del presente se desvían hacia las partes del cerebro que procesan los recuerdos del pasado y de esta forma, se perciben como recuerdos. Por ello, sentimos que volvemos a vivir un momento que, a priori, debería de estar almacenado en la memoria a largo plazo.

Cómo reaccionar a un Déjà Vu

Algunos responden eufóricos, otros aterrorizados. Hay personas que ni siquiera reaccionan. Dependerá de vuestro caso, pero es posible que lo experimentéis con mucha frecuencia y hayáis reaccionado con miedo. Si es el caso, quizás es momento de consultarlo con un epileptólogo. Sí, no es broma. La experiencia del Déjà Vus constantes puede ser síntoma de epilepsia en el lóbulo temporal e incluso a veces es diagnosticado erróneamente como esquizofrenia o trastorno bipolar. El motivo es que la epilepsia del lóbulo temporal no está incluida en el denominado Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV), la guía que se utiliza comúnmente para diagnosticar enfermedades psiquiátricas.

Pero en el caso de que os sintáis bien, no hay ninguna necesidad de hacer un diagnóstico, ya que no se trataría de un trastorno. Hay gente que lo considera simplemente una experiencia asociada a la espiritualidad.

Tres variables para una experiencia muy similar

Déjà Vécu: Según los últimos estudios, es el Déjà Vu más común. Es el que transmite la sensación de “ya experimentado”. Se percibe una sensación en la que intervienen una gran cantidad de detalles, advirtiendo esa situación exactamente como fue “la otra vez”.

Déjà Senti: Carece de aspectos precognitivos. Asociado a algo ya sentido. Es raro que permanezca en la memoria.

Déjà Visité: Relacionado con la geografía y las ubicaciones espaciales. Consiste en sentir como ya conocido un lugar que visitamos por primera vez. Parece que, en ocasiones, somos capaces de describirlo sin haberlo visto antes o encontrar el camino correcto en alguna población hasta ese momento desconocida para nosotros.

Entre el 60% y el 70% de la población ha experimentado alguna vez un Déjà Vu (en cualquiera de sus formas), principalmente entre los 15 y 25 años. Aunque también existe el efecto contrario, es decir, una paramnesia que consiste en reconocer como extraños lugares y momentos que en realidad deberían de resultar familiares. Es el denominado Jamais Vu, que puede ser inducido. Suele producirse cuando la mente sufre agotamiento, por ejemplo al fijarla durante mucho tiempo en algún pensamiento, lo que provoca que lleguemos a perder el sentido de lo que estábamos pensando.