Lo vengo pensando desde hace mucho tiempo. En la mayoría de casos ya no podemos pedirle más a Google. Ha construido una plataforma realmente sólida, fruto de un gran ritmo de trabajo desde 2008 hasta 2014. Es cierto que Android arrastra problemas endémicos y que tras todo este tiempo parece que siempre estarán ahí, como el de las actualizaciones (plazos, calidad de las mismas) o las capas de personalización, pero son asuntos que, por la libertad imperante, son incontrolables.

Y si bien pueden hacer daño, comparativamente frente a otros sistemas que no tienen esos problemas o los tienen en menor medida como Windows Phone o iOS, realmente un usuario en el día a día no tiene por qué ser consciente de ellos. Al menos, repito, respecto a lo que Google ofrece. Y digo esto pensando en un Moto X 2014. He utilizado las tres principales plataformas móviles (iOS, Android, Windows Phone) en los mejores teléfonos del año, y sin duda puedo afirmar que en ningún caso he tenido una experiencia que me haya enamorado tanto como la que tuve con el Android puro que me ofrecían Motorola y Google en el Moto X. Sabemos que hay teléfonos con mejor hardware, pero ninguno transmite esa simbiosis con el sistema, ninguno se siente tan brillante, y es que hay que recordar el peor error que puedes cometer al comprar un smartphone. El Moto X es la bandera de ese pensamiento.

Los fabricantes deben corregir el desequilibrio que ha caracterizado a sus teléfonos con AndroidMi OnePlus One lo supera en prácticamente todo, pero nunca he sentido ese feeling al usarlo. Pese a utilizar Android sin capa de personalización, no es una experiencia pura, es una experiencia genérica. Se siente como algo muy parcheado, sin cohesión. Elegir al Moto X como ejemplo no es casualidad. Además de brillante en experiencia, pienso que es el ejemplo perfecto del gran mal de casi toda la gama alta de Android, desde 2008 hasta 2014, el desequilibrio. Podemos encontrar smartphones que destaquen mucho, pero siendo exigentes nunca encontraremos un producto redondo y equilibrado al 100%.

Alguna vez he pensado que en realidad era exagerado, pero tras usar los teléfonos de gama alta me reafirmo. El primer ejemplo es HTC. Seguramente vende a nivel de construcción la brillantez del Moto X en software, pero en cuanto a cuerpo resulta demasiado pesado, cuenta con un tamaño grande para la pantalla que alberga, y la cámara tanto en resolución como en rango dinámico es algo pobre. Siguiendo con Sony, nos encontramos un Z3 muy mejorado respecto a modelos anteriores, pero cuenta aún con un procesado de imágenes lejos del nivel que pedimos al mejor fabricante de sensores móviles, o con una pantalla IPS lejos de la de HTC.

LG G3 14

Lo mismo ocurre con LG y el G3, aunque ahí además de pantalla, encontramos una batería bastante menor y un software menos pulido que en el caso de sus compañeros. En Motorola, el desequilibrio lo encontramos en su cámara y en su batería, que siguen en niveles de 2011-2012. Por último, a Samsung, que para mí siempre acaba siendo la más completa, también hay que reprocharle varias cosas. En primer lugar, tiene el software menos optimizado de todas las grandes, y hasta el Galaxy Alpha no comenzó a mostrar preocupación en detalles como el acabo, encontrando en teléfonos de 749€ como el Galaxy S5 materiales algo impropios como el plástico de sus bordes.

Todos son grandes teléfonos, pero todos tienen compromisos y defectos que en este 2015 deseo ver solucionados. Y ese es para mí, el reto de cualquier fabricante de teléfonos de precio elevado que lance terminales este año. Pese a que era algo escéptico al comenzar el año, viendo que es una tendencia repetida en los últimos años, empiezo a tener confianza, al menos en las marcas que parece que van a lanzar en este primer trimestre y de las que ya comenzamos a tener datos.

Superar el reto es difícil, pero a priori hay motivos para creerHTC, por ejemplo, parece que a su exquisito gusto por el diseño sumará por fin una cámara competitiva, tras el experimento con UltraPíxel, además de mejores decisiones físicas. Sony continuando su mejoría y añadiendo un nuevo sensor fotográfico, que espero traiga consigo un nuevo procesado, también estaría en una gran situación. Y por último Samsung, la eterna promesa. Eterna, pero más cercana que nunca en 2015. Con su línea A (A3, A5, A7) ya ha demostrado que su construcción puede ser de las mejores del mercado, si no la mejor (ya lo fue con el Samsung Wave, además de traer un diseño muy bonito. Eso solucionaría su primer problema. El segundo, incluso más criticado, parece que correría el mismo destino, ya que el Galaxy S6 contaría con una fluidez comparable al de los Nexus gracias a un TouchWiz más limpio que nunca, con la opción de descargar manualmente sólo las apps de Samsung que necesitemos.

LG lanzó el Optimus G como "feelphone" en 2012. Para mí, el primero en Android ha sido el Moto X 2014. Pero ya no es cuestión de sólo sentir al agarrar y al usar, sino sentir que tienes una cámara buena y rápida en cualquier situación, una batería preparada para salir de casa hasta el día siguiente, o una pantalla que se vea perfectamente al sol y en la oscuridad, que sea buena para reproducir contenido multimedia y para navegación web. Android ya es un sistema sobresaliente, y en 2015 sólo necesita un teléfono a su altura. Uno que te haga sentir que no necesitas nada más. Un "feelphone" de verdad.

Recibe cada mañana nuestra newsletter. Una guía para entender lo que importa en relación con la tecnología, la ciencia y la cultura digital.

Procesando...
¡Listo! Ya estás suscrito

También en Hipertextual: