aeropuerto de la ciudad de méxico

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"Salida del vuelo de Iberia con destino Londres, embarque urgentemente por la puerta K46", la locución suena tranquila, pero lo cierto es que supone el preludio de una gran epopeya a lo largo de la terminal, que cada vez parece que son más largas. En algunos aeropuertos que han estrenado terminal en la última década, las distancias hasta las puertas de embarque son tan largas que hasta se indica en los carteles el tiempo en minutos, como sucede en la T4 del Adolfo Suárez-Madrid Barajas.

Un claro despropósito que parece que va a tener los días contados, o al menos eso es lo que van a descubrir los que aterricen en el futuro aeropuerto del DF mexicano, que sería inaugurado, si nada se tuerce, en 2020. Serán muchas las novedades que encontraremos en este futurista edificio, pero quédate con dos elementos: será un aeropuerto mucho más sostenible, y también mucho más humano.

La terminal tendrá forma de X, lo que facilita que todas sus puertas estén a una distancia similar Como bien sabes, la aviación comercial está creciendo de forma exponencial y se calcula que para el año 2030, el número de pasajeros que circularán por los aeropuertos se duplicará, con lo que es necesario redefinir el concepto de los aeropuertos y huir, como se ha venido haciendo hasta ahora, de la idea de crear mega estructuras que hacen cada vez más cuesta arriba su utilización por parte de los viajeros. Y eso lo conocen bien los viajeros que utilicen la T4, que con sus 760.000 metros cuadrados de extensión, es una de las más grandes del mundo, pero esta misma dimensión plantea ya los problemas de distancias que hemos comentado.

Esto no sucederá con la nueva terminal que será edificada en el Distrito Federal, y que además de disfrutar de una terminal con unas dimensiones más reducidas (560.000 metros cuadrados), se ha diseñado en un edificio con forma de X (en alusión al nombre del país), lo que facilita que las puertas estén todas a una distancia similar.

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Sostenible: techo solar y agua reciclada

El nuevo aeropuerto estará ubicado en la zona federal del lago de Texcoco y lo primero que llamará la atención, además de su forma en aspa, es el techo solar que cubre toda la terminal, y que contará con una doble función: aprovechar la energía del astro rey, pero también permitir una iluminación natural del edificio. Como puedes suponer, además de facilitar un uso más racional, otra de las máximas que se ha perseguido con este nuevo aeropuerto es la sostenibilidad, y que el edificio aproveche al máximo los recursos naturales disponibles.

En esta misma línea, contará con una serie de fuentes a lo largo de toda la terminal para permitir que los pasajeros se hidraten sin generar excesivos residuos. Puedes pensar que esto último es una tontería, pero de hecho la experiencia se puso en práctica en el aeropuerto de Denver y se estima que se ahorraron en un año el equivalente a 600.000 botellines de agua de plástico.

Esta búsqueda por ser más eficientes en el consumo de recursos ha llegado al extremo de sacrificar terminales satélite, que obligan al uso de lanzaderas para conectarse entre ellas. Esto no sucederá en el nuevo aeropuerto que estará construido en un solo edificio y así se ahorra la utilización de trenes internos.

El edificio contará también con una planta potabilizadora que aprovechará el agua de la lluvia para el consumo interno de los cerca de 50 millones de viajeros que se espera que utilicen la terminal anualmente. Para permitir toda esta afluencia de viajeros, el aeropuerto contará inicialmente con tres pistas de utilización simultánea, aunque el proyecto contempla la construcción de hasta seis pistas en el futuro.

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Los arquitectos encargados del proyecto, Norman Foster y Fernando Romero, han perseguido otro de los objetivos planteados por las autoridades del país: crear un edificio singular y que fuera único en el mundo. En este sentido, su inconfundible forma de aspa esconde bajo la terminal todos los servicios de forma que el perfil desde el exterior del edificio permanece intacto, quedando las áreas menos estéticas ocultas.

Como te hemos apuntado, el aeropuerto se construirá en tres fases, la primera de ellas concluyendo en 2018, fecha en la que se espera que tenga lugar el vuelo inaugural, aunque en un proyecto de estas dimensiones es fácil que los plazos se alarguen. La fase uno arrancará en 2015 y se estimó un costo inicial de la misma de 120.000 millones de pesos (9.000 millones de dólares), aunque en septiembre esta cifra fue revisada y aumentada a los 13.000 millones de dólares.

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