Uber es una empresa que ha estado en el ojo del huracán desde su lanzamiento por meterse en aguas tan turbias como las del sector del transporte público. Su propuesta es atractiva e innovadora al ofrecer un servicio de transporte más barato que los taxis tradicionales, además permitiendo pagar viajes entre varios pasajeros con varios destinos, basado en una plataforma moderna, con su propia aplicación que nos permite ver por dónde va el vehículo que nos viene a recoger, ver el tiempo de llegada a nuestro destino, seleccionar nuestra propia música, e incluso pagar.

Uber es sinónimo de modernismo y marca las bases de cómo debería ser el transporte público, al menos en teoría. Eso es lo que vio Google Ventures en su propuesta, antes de pasar a ser su primer impulsor, y eso es lo que ven muchos clientes en todo el mundo.

Sin embargo, es muy diferente la forma en la que se presenta Uber y la forma en la que funciona, o mejor dicho, la forma en la que se maneja la compañía o startup. El principal problema de Uber es que sus directivos son, como dicen, unos bocazas. Prepotentes que se sienten omnipotentes, y las recientes declaraciones de algunos han puesto a Uber en entredicho, lo que ha generado una verdadera «semana de mierda» para la compañía.

La prepotencia como el gran problema de _muchas_ startups

Antes que nada tenemos que entender que Uber, más allá del transporte, su negocio también es la información, y esta es otra de las razones (en conjunto con su "ilegalidad" como medio de transporte público en muchísimos países) es lo que ha mantenido al servicio en entredicho para que los gobiernos como el de España o muchos territorios europeos lo consideren una violación a las leyes de transporte... y a nuestra privacidad como usuarios.

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En la «semana de mierda» de Uber han ocurrido dos acontecimientos que han empeorado la situación para Uber ante el público, generando incluso un "UberGate", y todo gracias a los bocazas de dos de sus ejecutivos:

  • Las declaraciones reveladas por Buzzfeed de Emil Michael sobre cómo estaría considerando gastar hasta un millón de dólares en investigar los "trapos sucios" de la periodista Sarah Lacy de PandoDaily para ver si así logran que deje de criticar severamente a la compañía.
  • El caso de Josh Mohrer, máximo responsable de Uber en New York, que usó Uber para seguir en tiempo real el trayecto del vehículo en el que iba una periodista de Buzzfeed en camino a sus cuarteles en la ciudad, lo que reveló que cualquier ejecutivo puede acceder al sistema de seguimiento de Uber, y usarlo a su gusto.

Esto generó un verdadero shitstorm de relaciones públicas para Uber, y no sin razón. En primer lugar, la prepotencia de uno de los máximos ejecutivos de Uber que para dársela de gracioso comentó en una reunión informal con periodistas que si seguían criticando su empresa les iba a salir muy caro porque "sabemos dónde has estado, chica, y qué has hecho que no quieres que nadie se entere", de ser el caso.

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Photo by Evelyn Hockstein/For The Washington Post via Getty Images

La información es el negocio del siglo XXI, y amenazar con usarla en contra de tus usuarios es absurdo y estúpidoUna amenaza de este nivel es inconcebible, y supone un verdadero escándalo. Es insólito que Google, la Google del famoso Don't be Evil, permita que una de las compañías en las que invirtió sea tan desastrosa al hablar de cómo manejan su información. Sí, es cierto que Uber sabe a donde vas, pero esa información es 100% confidencial, y nadie, a excepción de una jurídica, tiene derecho a revelarla o sacarle provecho.

Por otro lado, tenemos la tecnología de God View, el sistema de seguimiento de vehículos que Uber usa, y que pareciera está a la orden del día hasta para el bedel de la empresa. De nuevo, si solicito un traslado con Uber, el sistema sabe que soy yo, lo registra, y registra mi traslado de Punto A a Punto B, en tiempo real.

La información es el negocio más grande del siglo XXI. Lo vemos en Google y su negocio, lo vemos en Facebook y su negocio, en Amazon, y pare de contar. Uber no es excepción, pero al tratarse de una empresa sinónimo de polémica y debates infinitos en todo el mundo, me parece ridículo y absurdo que sean tan prepotentes. ¿Acaso el hecho de ser una startup exitosa te hace un rockstar en el mundo de la tecnología y los negocios, inmune a toda crítica y omnipotente?

No. Uber, no metas más la pata en el barro, asume tu problema, asume tu responsabilidad con tus usuarios, y cambia tu actitud, ya que esta puede destruir cualquier compañía, por más innovadora que sea, especialmente cuando tiene a gobiernos y, ahora, tantos medios de prensa y opinión, en su contra, por bocazas como los que te dirigen.

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