Han pasado unos 4 años desde que Windows Phone fue lanzado inicialmente. Concretamente, se presentó en octubre de 2010, una época en la que el iPhone 4 era el smartphone al que todos admiraban y en la que Android comenzaba a crecer a pasos agigantados gracias a terminales como el Nexus One, HTC Desire y Samsung Galaxy S. En aquella época, BlackBerry y Nokia (con Symbian) seguían teniendo una importante presencia en el mercado, aunque su reinado ya peligraba. Y Windows Phone llegaba como la gran alternativa, gracias, en parte, a su preciosa interfaz Metro, que meses más tarde pasaría a llamarse Modern UI. Eran otros tiempos.

Hoy, cuatro años más tarde, Microsoft se encuentra en un punto muy similar al de hace cuatro años. Sí, Windows Phone ha conseguido hacerse con una pequeña cuota de mercado mundial en estos años, pero el panorama es muy parecido: Apple y Google dominan el mercado y Windows Phone sigue siendo la gran alternativa a los dos líderes del sector. De hecho, ese es el papel que ha tenido durante los últimos años: la gran alternativa a los grandes que nunca logra despegar y, realmente, conquistar el mercado.

Con cada versión que presentaba, Microsoft lograba cerrar un poco el gap existente entre Windows Phone y las dos plataformas líderes (Android y iOS). Pero, poco después, estos volvían a aumentarlo. Y es que, en estos cuatro años, Microsoft ha estado, en cierto modo, a remolque de Android y iOS. Sí, su producto es sólido –de hecho, personalmente, me encanta la plataforma y la forma en la que Microsoft está haciendo últimamente las cosas–, pero la estrategia en general no está resultando efectiva. Versión tras versión y dispositivo tras dispositivo, encontramos los mismos errores estratégicos. Por no hablar de las oportunidades que están desaprovechando.

windows phone

Uno de esos errores es el escaso número de partners que trabajan con la plataforma. En la web de Microsoft podemos encontrar a HTC, Samsung, Huawei, LG y otros fabricantes de primer nivel. Pero la realidad es bien diferente: solo Nokia ha apostado realmente por Windows Phone en los últimos meses. De hecho, no es que sea la única que ha apostado fuerte por Windows Phone, es que ha sido la única compañía que ha lanzado smartphones con este sistema operativo en el último año y medio. Eso es algo que Microsoft no se puede permitir, sobre todo si pretende competir con Android, quien cuenta con cientos de partners que dotan de variedad y versatilidad a la plataforma. Cuantos más soldados posean, más presión podrán ejercer en el mercado actual. Solo Nokia apostó realmente por Windows Phone en los últimos meses Es cierto que en este año 2014 se espera que eso cambie gracias a la llegada de Windows Phone 8.1 y a nuevos acuerdos de Microsoft (entre los que destacaría uno con Sony para la fabricación de smartphones con Windows Phone), pero ese año y medio en solitario con Nokia ha hecho bastante daño. Eso sí, mejor tarde que nunca.

Otro error apreciable en la estrategia de Microsoft es la negativa a trabajar con Mediatek. El fabricante asiático de chipsets puede ser clave para llevar la plataforma a los mercados emergentes, un nicho de mercado que nadie ha conquistado aún y en el que Windows Phone podría conseguir bastantes usuarios gracias a la excelente experiencia de usuario que es capaz de proporcionar incluso en hardware de gama baja (véase el Lumia 520 como claro ejemplo). Es cierto que la reputación de estos SoCs no es tan alta como la de los de Qualcomm (líder en la fabricación de chipsets para móviles), pero sus bajos costes permitirían reducir el precio de los dispositivos considerablemente, una medida muy necesaria para poder entrar en los mercados emergentes, cuyo poder adquisitivo medio es bastante bajo.

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El tercer error apreciable en la estrategia de Microsoft –aunque menos grave que los anteriores–, es lo poco que están aprovechando la integración PC-móvil-videoconsola. Microsoft está en una posición privilegiada tanto en el mundo de los ordenadores como en el de las videoconsolas, pero no la está aprovechando para promocionar su plataforma móvil. Y es que, más allá de las aplicaciones universales presentadas en el último Build, las similitudes en la UI y alguna que otra función aislada, la integración entre plataformas es mínima. Caso totalmente opuesto es el de Apple, quien, gracias a servicios como iCloud y Continuity, logra una maravillosa integración que le sirve para "promocionar" mutuamente sus plataformas. Microsoft necesita ir más allá. No solo cerrar el gap, sino innovar y aprovechar las oportunidades El cuarto error es la falta de funciones innovadoras. Como dije anteriormente, Windows Phone ha estado a remolque de sus dos principales rivales todos estos años. En algunos momentos más cerca, en otros más lejos, pero nunca ha estado por encima. Eso es debido a la falta de funciones innovadoras. Y es que, salvo su interfaz de usuario, Windows Phone no ofrece nada que no encontremos en otras plataformas. Un ejemplo perfecto es Cortana, un asistente virtual que funciona francamente bien pero que no aporta nada realmente innovador que no hayamos visto en otras plataformas. Microsoft no puede limitarse a alcanzar a sus rivales como ha hecho hasta ahora; debe ir más allá mediante la innovación –para ello pueden aprovechar el software que desarrolló Nokia para sus Lumias (como Nokia Camera), por cierto. Solo así lograrán atraer usuarios.

El quinto error es el ciclo de actualización de la plataforma. Microsoft está llevando un ciclo de 18 meses entre cada actualización importante, 6 meses más que sus rivales –teniendo en cuenta que, tras Android L, Google también adopta ahora el modelo anual como Apple. Si pretenden cerrar el gap definitivamente y situarse por delante de Android y iOS, necesitan reducir esos ciclos de actualización y mejorar el sistema operativo con una mayor frecuencia. Google lo ha hecho con Android durante los últimos años y no le ha funcionado nada mal, por lo que quizá Microsoft debería plantearse ese modelo. Además, teniendo en cuenta que el sistema de actualizaciones de Windows Phone es mucho mejor que el de Android, podrían permitirse unos ciclos de actualización más cortos sin que el ecosistema se fragmentase.

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El sexto error es, a la vez, una de las virtudes de Windows Phone: las limitaciones de hardware. Los procesadores quad-core y las pantallas Full HD llegaron con bastante retraso a Windows Phone, algo que hizo que sus dispositivos partieran en desventaja respecto a otros dispositivos del mercado. Lo mismo ocurrió con las pantallas HD y las CPUs dual-core. Y, aunque está bien que Microsoft limite el hardware para asegurar una buena experiencia de usuario en todos los dispositivos, también debe moverse y actualizar el sistema con velocidad para soportar nuevo hardware si no quiere que esto le perjudique. Lo idóneo es encontrar el equilibrio entre control y libertad, y eso es algo que Microsoft hasta ahora parece que no ha encontrado en este aspecto. Aunque ha mejorado, la oferta de aplicaciones sigue siendo un problema en Windows Phone Y por último, el eterno problema de todas las plataformas que pretenden adentrarse en el mercado: las aplicaciones. Es cierto que Windows Phone ha mejorado considerablemente su oferta de aplicaciones en los últimos meses –gracias, en parte, a Nokia y la presión ejercida por el fabricante sobre diversos desarrolladores–, pero sigue habiendo un gap importante respecto a Android y iOS. Aplicaciones populares como Dropbox siguen sin estar en la Windows Phone Store, y otras como Spotify no cuentan con las mismas funcionalidades que en otras plataformas. Esto es algo que Microsoft debería solventar urgentemente, al menos en el caso de las aplicaciones y servicios más populares, como el ya citado Dropbox.

De momento 2014 parece que ser el comienzo de una nueva etapa. Con Nokia integrada en Microsoft –y la gran cantidad de talento que se incorpora a la compañía con ese movimiento–, los de Redmond probablemente den grandes pasos en los próximos meses. Además, si finalmente se cumplen los rumores que venimos escuchando sobre la llegada de nuevos partners a la plataforma, la situación podría mejorar considerablemente. Ojalá Microsoft reaccione, consiga presionar con más intensidad a sus principales rivales (Android y iOS) y, por lo tanto, el mercado gane en diversidad, algo que beneficiará enormemente a los consumidores.

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