Hace menos de un mes, Microsoft dio un movimiento bastante esperado para su consola: comenzó a vender la Xbox One sin Kinect por 400 dólares. Esto le permitió rebajar su precio base, pero también ponerse a la altura de PlayStarion 4. La recepción de la noticia entre el público se debatió entre la positividad y el "ya era hora", ya que esta llegada era más que esperada desde el mismo día de su lanzamiento. Ahora se ha descubierto un motivo adicional para alegrarse por esta llegada: la Xbox One sin Kinect conectado permite obtener un rendimiento gráfico superior en hasta un 10 % en la GPU personalizada de AMD que utiliza como apunta EuroGamer.

En el SDK que ha liberado Microsoft en este mes de junio se aprecia esta mejora, y es precisamente por la llegada de Xbox One sin Kinect. Este 10 % de rendimiento gráfico adicional se debe a que es el porcentaje que estaba reservado exclusivamente al sensor Kinect. Ahora que ya existe la posibilidad para el usuario de adquirir una Xbox One sin él, deja de ser necesaria esta reserva. Justo a este ancho de banda de la GPU se refería Phil Spencer en Twitter:

Con una PlayStation 4 por encima de Xbox One tanto en ventas como en pruebas de rendimiento, el próximo E3 es la gran baza que le queda a Microsoft para añadir valor a su consola y arañar las máximas ventas posibles. El primer paso lógico es el lanzamiento de exclusividades, aunque la verdadera prueba de fuego va a ser esperar a que Sony, actualmente por encima en todos los aspectos respecto a la Xbox One, no lance novedades relevantes que acaben acentuando aún más la brecha.

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