En la era pre-smartphone se daba el caso de que un terminal móvil se estampaba contra el suelo cientos de ocasiones, y en un alto porcentaje de veces no le ocurría nada. Un rasguño, dos si acaso. Afortunadamente, la tecnología ha avanzado, y hemos entrado en otra era; la era post-pc, que ha traído cientos de ventajas y nos ha facilitado enormemente la vida. Pero como todo, trae inconvenientes. El tamaño de pantalla de los teléfonos los ha hecho frágiles, y esa fragilidad impide que la resistencia sea la misma que la narrada al principio de la entrada.

Hoy en día, si un móvil cae de mala manera, lo normal es que la pantalla se pique en el mejor escenario, y se raje completamente en el peor. Como hablamos de pantallas cuyo coste de recambio puede ascender fácilmente a 200€ en terminales de gama alta, las compañías comenzaron a investigar cómo hacer terminales más duros a la vez que las dimensiones y el peso se mantenían contenidas e incluso se reducían, como hemos visto.

Ante la dificultad de desarrollar una tecnología por cada marca, una vieja empresa, Corning, se ocupó de desarrollar la tecnología que hoy llevan infinidad de smartphones, Gorilla Glass. De hecho, Corning es uno de los grandes triunfadores de esta era. Aunque oficialmente se lanzó en 2008, Steve Jobs afirmó en su biografía que el primer iPhone en 2007 ya llevaba dicha tecnología.

Gorilla Glass propone no sólo mayor dureza del cristal, sino resistencia a arañazos, y en los dos apartados sigue lejos de lo que proclama, lejos de la resistencia. Se suelen ver por todo internet vídeos tras salir cada versión, en los que algún individuo se dedica a machacar el cristal con cuchillas, taladros y martillos. Mágicamente, ni se rompe ni se araña.

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Tras ver esas comprobaciones, uno podría pensar que su móvil se encuentra seguro en su bolsillo, donde ni siquiera hay llaves. Pues no amigos, en nuestros bolsillos debemos tener algún tipo de genio con diamantes que se encarga de rayar las pantallas a gusto. Unas simples motas de polvo consiguen lo que diez taladros no, increíble.

A menudo se argumenta que como un terminal sin funda y protector de pantalla no hay nada, que esa es la experiencia que el fabricante quiere proporcionar. Sin embargo la realidad es que los últimos terminales que he tenido llevaban Gorilla Glass 2 o 3 y los cristales daban pena tras una semana en el bolsillo. Además, con la moda del cristal trasero que introdujo el iPhone 4, ya no nos preocupamos de un cristal, sino de dos.

Entiendo que avanzar en ese sentido es complicado, como todo en la tecnología. Lo que no puedo entender es que nos vendan las mejoras terminal tras terminal, asegurando que va a ser prácticamente como de acero. La realidad es que las pantallas se siguen rompiendo muy fácilmente, sin mucha mejora. Para quien cambia a menudo de teléfono, mantener la pantalla impoluta es casi una obligación. Los que lo vemos, continuaremos utilizando protector, por experiencia de uso que se pierda.

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