La asistencia a cines en España sigue en declive. En 2012, por ejemplo, la reducción fue del 4,8%. Es un problema que la industria achaca a la "piratería" y el internet. Pero sabemos que no es tan simple y la soberbia de culpar siempre a otros por errores propios es parte de lo que está llevando a las salas de cine español a la completa ruina.

1. Reducir precios y adoptar un modelo de precio variable, como las aerolíneas, basado en asistencia a la sala y posición del asiento

¿Qué sentido tiene cobrar 9€ por entrada si no se logran meter más de cinco personas en una sala? Los cines deberían adoptar un modelo de precio variable basado en la asistencia a una determinada película, como las aerolíneas. ¿Reservas con 5 o 6 días de antelación, consigues el ticket más barato. A medida que se acerca el día de proyección, y hay mucha asistencia, el precio de la entrada aumenta. Es mejor tener una sala con 50 personas que pagaron 3€, que diez personas que pagaron 9€.

Por otro lado, ¿Por qué hay que pagar lo mismo por sentarte en el centro de la sala con la mejor posición para ver la película que en primera o segunda fila? En España los asientos son numerados, debería ser posible bajar el precio en asientos donde no se ve del todo bien. Y aumentar un poco en aquellos que se ve perfecto.

2. Los clientes no son tontos, ni estúpidos

¿Por qué dices que la película empieza a las 10:00 PM si realmente empieza a las 10:20 PM y pones 20 minutos de comerciales? Casi un insulto y una total falta de respeto considerando que acaban de pagar casi 10€.

3. Simplificar el proceso de compra

Todos los sistemas de pago online de cines españoles (aquellos que lo tienen) son deplorables, funcionan mal y generalmente implica acercarse a la taquilla a pedir la entrada manualmente porque el sistema de recogida está averiado. Todos son mercerizados por lo que parte de la culpa a la hora de reclamar no recae en el cine, agregando una capa de complicación más.

¿Colas de 15 minutos o más para comprar una entrada en taquilla? No debería suceder jamás en estas épocas. Se deberían implantar políticas de reacción inmediata para que el personal responda a la demanda y el cliente se sienta bien atendido.

Comprar una entrada al cine debería ser el proceso más simple y rápido posible.

4. Versión original subtitulada

¿De dónde sale esta falsa creencia que un cine con películas en versión original subtitulada es un cine vacío? Ya no estamos en 1985, hay una gran base de clientes dispuestos a volver al cine si tan solo empezaran a ofrecer funciones de películas sin doblaje, práctica que masacra una obra sin piedad.

5. La experiencia de ir al cine debe ser vista como un producto. Y el producto debe ser bueno o pocos lo usarán

A nadie le gusta usar un producto malo o servicio deficiente. Aunque es parte de la cultura contemporánea de la sociedad española, si la oferta es mala, la gente con el tiempo se alejará. Ya no son épocas en que los clientes van al cine sí o sí, la oferta (tanto oficial como no oficial) se ha diversificado tanto que si el producto que me ofreces es malo puedo prescindir de él.

Si la experiencia de ir al cine no es buena veré la película en casa. Las salas de cine nunca tuvieron competencia que los afectara y ahora que sucede, lejos de llorarle al gobierno, deberían hacer lo que cualquier otro negocio suele hacer en estos casos: mejorar su oferta, ofrecer un producto de calidad que atraiga al cliente.

Hay que innovar, buscar nuevas soluciones que atraigan a las personas al cine. Ofrecer entradas a precios reducidos durante ciertos periodos de tiempo ha probado ser exitoso, pero no es suficiente. También hay que mirar afuera y aprender de las acciones hechas, por ejemplo, Cinemex con sus salas platino.

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