Tweets por segundo

El pasado 3 de agosto se batió —de nuevo— el récord de tweets por segundo en Twitter con una cifra sorprendente: 143.199 mensajes en el momento más álgido. Por comparar, en un día normal se envían 500 millones de tweets; es decir, una media de 5.700 por segundo. Pero lo sorprendente no es sólo el número (25 veces mayor que la media), sino la ingeniería que hace que sea posible alcanzar estos picos sin problemas.

Esto es especialmente importante si tenemos en cuenta que hace apenas 3 años Twitter tenía problemas para aguantar en los momentos más destacados del Mundial de fútbol de Sudáfrica. Y eso que entonces era posible prever cuáles serían los partidos de riesgo. En este caso, el nuevo récord de tweets por segundo se alcanzó durante la emisión en Japón de Castle in the Sky. Esta película de Hayao Miyazaki ya fue responsable de la que entonces era la cifra más alta de tps hasta el momento, 25.088, en diciembre de 2011, pero era difícil predecir el éxito que tendría en esta nueva emisión.

Pero volvamos al Mundial por un momento. Este acontecimiento fue un momento clave en la historia de la red social, si bien en ese momento tal vez no lo pareció. Sin embargo, sirvió para que el mundo viese lo útil que era Twitter para seguir todo tipo de eventos con una nueva pantalla, tanto si se estaban viendo en directo como si no. Por ello, los ingenieros trabajaron por las noches para encontrar una forma de soportar el uso y el crecimiento de la herramienta.

Todo esto hizo que la compañía decidiese cambiar la arquitectura del sitio. "Desde entonces hemos trabajado duro para asegurarnos de que el servicio es resistente a los impulsos del mundo", explica Raffi Krikorian, vicepresidente de ingeniería de la firma en una entrada en su blog. La respuesta, por lo tanto, no pasaba por 'meter más máquinas', sino por encontrar soluciones. Y las encontraron, aunque no fue un proceso sencillo.

El resultado es el Twitter que conocemos hoy, mucho más estable y capaz de aguantar aparentemente cualquier pico. Todavía hay fallos —siempre los hay—, pero la compañía también se ha esforzado por controlarlos; por hacer que ocurran donde ellos quieren. Es más, este fue uno de los tres objetivos que se marcaron cuando idearon el cambio de arquitectura: ganar en rendimiento, eficiencia y fiabilidad de la infraestructura.

Así, por ejemplo, descubrieron que sus máquinas basadas en Ruby funcionaban a pleno rendimiento en lo que CPU y RAM respecta, pero el uso de la red no estaba optimizado al mismo nivel. Esto cambió con la nueva arquitectura. A este fin se unieron unos límites más claros y la posibilidad de lanzar nuevas funciones de forma más rápida. Y, en resumen, la posibilidad de acercarse a los 150.000 tweets por segundo sin que el sitio se resienta.

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